Ciudad Desconocida

Capítulo#5 ¡Explotó!

 

La hija de mi tía y sus tres hijos vinieron a verme temprano ese día. No los conocía. La distancia entre la familia en ocasiones pude ser abismal. Sus hijos eran dos hembras y un varón. El niño tenía 7 años, la niña menor 10 y la mayor 16. Eran encantadores y muy sociables. Me cayeron bien desde el comienzo. Me invitaron a bañarme en el lago. Yo acepté, no traía traje de baño pero no fue necesario. Mi prima mayor me comentó que ellos tampoco traían. Se bañarían en short y blusa corta las hembras, yo me puse eso mismo. Un short de mezclilla azul oscuro y una blusa negra ajustada y corta. Mu coloqué primero el sostén. No quería que se me notarán los senos o se vieran cuando se mojara la tela.

—Vamos tía—me apuró el varón y más pequeño.

—Soy prima, prima segunda.—lo corregí con una leve sonrisa en mis labios y voz suave.

—Para mí eres tía.

Por lo visto era terco el niño.

—Y para mí también lo eres—se me colgó del brazo la prima menor.

Se quedaron con esa manía, para ellos dos era su tía. Eren unos niños muy cariñosos y respetuosos. Al menos siempre lo fueron conmigo aunque más tarde me di cuenta de que no eran tan tranquilos y obedientes como pensaba. Nos fuimos todos. Incluía madre e hijos. Mi tía se quedó, alegó que tenía cosas que hacer y que nos prepararía el almuerzo.

Ver al largo de día era absolutamente encantador, sus aguas cristalinas atraían. Entramos todos a la vez. Eran sumamente agradables y refrescantes sus aguas. Nadamos y jugamos. Me divertí como nunca. Me sentí una adolescente con ellos, inclusive una niña. Mi vida había sido tan dura y complicada que no había tenido tiempo de serlo. Ambas etapas de la vida se me fueron en blanco. Entre la escuela y el trabajo no me quedó tiempo para divertirme.

Creo que pasé de niña a adulta. No tuve un padre que se ocupara de mí... y mi madre era aún bastante joven y alocada. Me amaba, lo sé, pero no tenía cabeza de adulto y tampoco posibilidades economías para ayudarme. No había estudiado mucho, fue madre adolescente y mi padre la abandonó estando embarazada. Ahora estaba casada con un hombre de campo y vivía muy lejos. Apenas la veía últimamente. Pero lo único que me importaba era que estuviera bien y feliz y creo que lo estaba. Eso me tenía tranquila. Yo me las arregle sola desde los 11 años que me fuí a vivir sola.

A los catorce viví un año con una tia que me ayudó mucho. Luego cambie a una escuela interna para terminar la secundaria y graduarme de bachillerato. En esos años mi madre vivía en la ciudad y los fines de semana que tenía libres, cada 11 días, los pasé con ella. Alquiló una casa en la ciudad para que yo tuviera dónde pasar esos días y me iba a ver los Domingos de visita de los padres. Me llevaba comida y chucherías para tener por algunos días más de la semana, entre otras cosas que necesarias. Me ayudó en ese tiempo todo lo que pudo.

Luego de que me gradué de bachillerato fue que se casó y se fue a vivir a un pueblito lejano. Después empecé la universidad en la gran ciudad, la capital. Me quedé a vivir en la casa de una tía, una de las hermana de mi madre, por un tiempo. Ella se había ido a trabajar a otra ciudad y para que no estuviera sola su vivienda me pidió que la cuidara. Para mí fue un alivio, tenía donde vivir. Pero todavía me quedaban los gastos del pasaje, la alimentación y de la universidad, que me quedaba lejos, estaba en otra ciudad.

Luego vino a vivir mi primo, el hijo mayor de mi tía con su familia, yo no podía seguir ahí, no debía. No quería ser una carga o estorbar. Me las arreglé como pude pero llegó un momento en el que estaba demasiado débil y cansada y justo en ese momento apareció Richard. No solo me ayudó económicamente, que de verdad lo necesitaba, sino también con los estudios. Por eso no podía fallarle. No podía ser una mal agradecida.

Decidí despejar mi mente. La estaba pasando muy bien para ponerme triste. Mis primos eran muy alegres. Mi tía tenía una linda familia y al parecer muy unida. Sin querer miré el camino y recordé la noche anterior. Por allí habíamos pasado de ida y vuelta Lionel y yo. Deseé verlo de nuevo, por la posición del sol debían de ser como las 12:00 del medio día. Para mí sorpresa apareció de pronto en el camino. Quise llamarlo pero me detuve en el acto. Me dio pena frente a mí familia.

El miró hacia donde estaba por casualidad y yo me levanté para que pudiera verme mejor. El agua me llegaba hasta casi la cintura, estaba en la orilla con los niños. El siguió caminando y me sentí decepcionada. Luego me di cuenta de que el camino de entrada estaba más adelante. Lo supe cuando se acercó a la orilla.

—Hola Lionel.

Lo saludo mi prima mayor. Muy alegre y coqueta.

—Qué tal Melissa.

Le correspondió él. Sin querer sentí celos. No quería pero no estaba en mí.

—Hola Adamaris.

—Hola—contesté secamente.

—Venía a verte. ¿Te gusta bañarte aquí?...

Siguió hablando conmigo sin mirar a nadie más y yo me relajé.

—Es agradable.

—Me alegro que te guste. Espero que vengas más seguido.

¿Era una invitación?

De cualquier manera no lo creía posible, preferí quedarme callada. Cuando no tengas algo bueno que decir es mejor guardar silencio.

Se quitó la camisa y luego el pantalón. Yo aparte la vista de la escena. Era bastante sugestiva pero ya lo había visto todo. Su cuerpo era tan atlético y definido como lo imaginé. No tenía ni una gota de grasa de más. Estaba muy bien y ese traje de baño, estilo pantalón corto que traía por debajo, le quedaba muy bien. Al parecer el venía preparado para darse un chapuzón.

Un grito espantoso me sacó de mis recuerdos. Miré instintivamente hacia el lugar del cual provino. El hermano del sujeto que estaba enfermo tenía una mano cubriendo su boca. El vehículo se detuvo de inmediato y todos nos apresuramos a salir de allí. El desconocido estaba a punto de explotar. Su hermano era el único que seguía a su lado mientas todos luchabsmos por salir. Lionel me cubrió con su cuerpo y dejé de ver la escena perturbadora.




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