Ciudad Desconocida

Capitulo#8 Secretos.

 

Desperté por el llanto desconsolado de un niño. Al aclarar mi mente me percaté que era la pequeña Kaly. Su madre la tenía Ben brazos y su padre también estaba a su lado.

—Ven, acompáñame—me pidió Lionel y tomó mi mano y me ayudó a incorporar, yo estaba sin fuerzas, me tenía paralizada la atmósfera de tensión y miedo.

—Tú también—habló con mi madre.

Lo seguimos como zombies. Bajamos  las escaleras y justo cuando pisé el último escalón un grito desgarrador me estremeció el alma. Provenía de la madre de la niña sin duda. Me regresé por instinto y la escena que presencié jamás la podré olvidar. La niña ya no estaba, sus padres estaban cubiertos del líquido viscoso y repugnante de lo que era una mezcla de sangre oscura y otros componentes como verduzco, Kyle tenía la mirada perdida, su frente tenía los síntomas y se estaba inflamado. Vi como comenzó a recoger los pedazos que quedaron de su hija y comenzó a comérselo.

—¡¿Qué haces amor?!, ¡no hagas eso por favor!

Rogó su marido con desesperación pero la mujer no obedeció. Estaba como loca, sin dudas había perdido la razón.

—¡Es mi niña, se quedará conmigo! Será pare de mí. Seremos una para siempre.

—Amor por favor no

—Déjame, vive tu vida por los tres.

Ya su cuerpo y su rostro habían perdido la forma por completo. Retrocedí varios pasos por inercia y de pronto irme impacté contra algo y en ese mismo momento explotó la mujer. Lionel me hizo girar junto a el quedando frente a mí y de espaldas a la explosión. Él continuaba protegiéndome. Quedó expuesto por mí.

—¡Porqué subiste! ¿No ves lo peligroso que es?

—No lo pude evitar. ¡Era mi amiga! Quería ayudarlas.

—Lo sé cariño, no llores.

—¡Esto es demasiado, no aguanto más!

—Tienes que ser fuerte, si no es por tí hazlo por tu mamá.

—Esto es una pesadilla.

—Una muy real y tenemos que salir de aquí.

—Creo que no lo lograremos, cualquiera de nosotros podría ser el próximo...

—No pienses en eso. No pasará.

—Acaba de morir una madre y su hija y me dices que no pasará, soy realista. Somos personas adultas, no pretendamos engañarnos con palabras. Esta es la realidad.

—Mírame. Mientras haya vida hay que luchar y seguir adelante. Prométeme que serás fuerte sin importar a quién de nosotros nos pase.

—Tú prométemelo también. Si me pasa algo a mí cuida de mi madre, sácala de aquí.

Se lo pedí desde el fondo de mi corazón. Quería que al menos ellos dos lo lograrán.

—Lo prometo pero también prometo que no permitiré que te pase nada.

—Eso no está en tus manos.

La prueba de que nadie podía hacer nada estaba justo detrás de él. Ese hombre que era de este mundo y por lógica sabía as que nosotros lo que estaba pasando, no había podido salvar a su familia.

—Voy a bañarme, cuando termine nos iremos, vallan a prepararse.

Las personas estaban amontonados tras la puerta. Después de la orden fría no tardaron mucho en despejar el área.

Volvía a ser el inmueble de antes que daba órdenes como un general. Cuánto dolor estaba suprimiendo, sentía pena por él y quería consolarlo pero no tenía confianza.

—Perder a una hija y a la esposa al mismo tiempo debe ser un dolor insoportable, no hay palabras que sirvan para consolar, solo el tiempo calmará el alma. Era una mujer muy valiente y quería que usted viviera por ellas. Encuentre la fortaleza de seguir adelante en sus palabras. Mi más sentido pésame.—expresó Lionel.

—Gracias.

—En muy poco tiempo llegué a apreciar a Kyle. De verdad que era una mujer de noble corazón. Estaba dispuesta a ayudarnos a regresar sin siquiera conocernos.

—¿Regresar? ¿A dónde?

Estaba claramente confundido. Él no sabía, recordé cuando Kyle me dijo que era peligro hablar sobre mi mundo, ella no quería que nadie supiera que había estado allá.

—A la frontera—respondí con aplomo.

—Ah, bien, hacía allá nos dirigimos.

Confirmó y luego se marchó.

—¿Qué haremos?, Kyle era la única que sabía cómo podíamos regresar, su marido no sabe nada y ella no quería que le dijera a nadie que había estado en nuestro mundo.

Hablaba en susurros. Nadie debía escuchar nuestra conversación.

—¿Nuestro mundo...? ¿De qué estás hablando?

¿Él no sabía nada?

—Estamos en otro mundo, está ciudad...—le conté todo lo que sabía.

No hay salida. Nadie sabe cómo salir de aquí. Solo el Comando Superior puede hacerlo y ellos nos persiguen. Llegamos en una especie de nave espacial. No tenemos acceso a nada...

Meditaba en voz alta mientras caminaba de un lado a otro con pasos firmes. De pronto se detuvo y me miró fijo.

—No te preocupes, algo se me ocurrirá. Lo importante ahora es llegar a las fronteras.

En palabras parecía muy fácil pera sabía que era una misión imposible. En el camino podrían atraparnos. Éramos fugitivos en esta Ciudad Desconocida.

Tocamos en cada puerta y le avisamos a todos que pronto partiríamos. Una señora nos dio otra comida extraña, que sería nuestro desayuno.

—Se toman esto después. Nos dio a cada uno una especie de cápsulas.—Esto los mantendrá activos y no les dará hambre durante el camino. Contiene todos los nutrientes que el cuerpo necesita.

Cuando bajó el conductor, lo seguimos en silencio. Estábamos de duelo. Estaba más serio que nunca y era lógico. Pobre hombre que no podía permitirse expresar su dolor abiertamente. Su esposa se lo había pedido. Recordé nítidamente la conversación que sostuvieron la noche anterior. Hoy estamos aquí y mañana nadie sabe. Me quedé retraída pensando. Ni siquiera había cuerpos para enterrar. Qué podría causar que una persona explotara de esa manera.

¿En qué clase de mundo estábamos que pasaban estás cosas horribles? ¿Qué sería de mi madre, Lionel o de mi misma? ¿Terminaríamos explotando también? Era lo más probable. Cómo veía la situación no podríamos salir de aquí. Mi cabeza estaba hecha un lío, el corazón me dolía y tenía un nudo en el estómago.




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