Ciudad Evanescente

I. Eris

12:00:00 horas antes del impacto


Respiro, aún cuando las finas partículas de sílice continúen  enmarcando el cielo de la "bóveda". Somos los últimos, estoy segura, y lo que antes llamaban humanidad se filtra en los poros de la mascarilla solo para recordar que vamos contra reloj.


—¡Apresúrate, el transbordador está por partir!


Escucho el llamado desesperado de mi madre. A duras penas consigo asirme a su mano mientras Kol dormita en mi espalda. El poco oxígeno de la mascarilla no alcanza para los dos y como si el hambre de la "contracción tiempo-espacio" quisiera probar ese punto, el gran reloj de la Citizen descuenta otro segundo.


—¿A qué esperas niña? ¡Salta ya!


Obedezco aún consciente que la criatura en mis espaldas se debe haber llevado un susto de muerte. El condensador de la mascarilla reduce otra barra y pronto mis pulmones se enfrentarán a la niebla de sílice si no lo logramos ahora.


—¡Último lote, mujeres y niños solamente!


No puedo dejar de recriminarme mientras el rostro manchado de padre se queda del otro lado del "cruce". Antes soñaba con algo llamado "futuro"; ahora añoro cada segundo feliz en las frágiles alas de la esperanza.

 




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