Ciudad OnÍria

CARA O CRUZ

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A la mañana siguiente, Ash me espera por sorpresa en la misma puerta de casa, ofrecién-dose a llevarme para la universidad cuando su casa queda justo al lado contrario de la mía, lo que me hizo pensar de inmediato, que tenía prisa en pedirme aquello que requería mi ayuda. Me acomodo donde el pasajero:

—Anoche hablé con Ethan. Hoy saldremos a tomar algo y a hablar de lo que pasó. Le pediré perdón y todas esas cosas.—cuenta, como si fuera algo habitual para ella.

—¿Niña buena?.

—Obvio, me toca. No puedo perderme a ese bombón. ¿Sabías que se ha vuelto “súper” amigo de Chris y su panda de borregos?. Eso me decepciona un poco.

—Ell también lo es y no se parece en nada a ellos.

—Ell no es tan distinto. Tienen más cosas en común de las que creemos aunque lo amemos.—sonríe de medio lado.

—Su panda de borregos también está formada por Masson.—continúo.

—Steve también lo es, aunque me vuelva loca hasta sus andares.—ríe.—¿Cuándo pasó que no me di cuenta? ¿mi chico, mi hermano y sus amiguitos?.

—Querrás decir: tu chico, tu amante, tu hermano y sus amigos.—sonríe suficiente.—Supongo que el sábado.

—¿Antes de emborracharme y querer montarme el trío del siglo? O ¿después de la paliza que diste a mi hermano?.—golpe bajo por abrir la boca.

—Yo no hice nada a Chris.

—No te estoy reclamando, nena. Tus líos con mi her-mano hace mucho que dejaron de importarme.—la miro ofendida.

No sabía como tomarme aquella respuesta. Quizás al fin de cuentas, Ash no fuera tan amiga mía como creí todo este tiempo. Ella que se percata de mi actitud, frena en seco:

—Me expresé mal. No quiero decir que no me importe lo que te pase, sino que si te defiendes porque él se pase contigo, yo no voy a meterme a defenderlo, todo lo contrario. Gené, somos amigas por encima de Price, de Steve… de Becca y todos los demás.

—Eso no parecía el sábado.

—Soy la primera que reconozco que tengo un herma-no…no sé como llamarlo ¿gilipollas?… espera, ¿Cómo?.—frena en seco.

—Becca me echó y después tu hermanito volvió a repetirme que estaba de más allí.

—Sabes que no estaba en mis cabales el sábado, como también sabes que Becca desde que la hicieron líder de animadoras se la ha subido el “estrellato a la cabeza”.—continua conduciendo.—Entre tú y yo… es nefasta, pero se tira a mi hermano y es lo que importa.

—Si quieres ser del círculo… sé como el círculo.

—O tirate a medio equipo… como hace esa perra.—se ríe y la miro confusa.—Yo al menos procuro que no se conozcan mis ligues entre sí.

—Pero es tu amiga, Ash.

—Sí…pero no.—sonríe.—Más bien “amigas” por con-veniencia. Gené, tú eres mi amiga.

Ash era una mujer tan extraña en ocasiones, que me daba cierta desconfianza. Ciertos comentarios a lo largo de tantos años de amistad, me demostraban que no era sincera, y que igual que era así de falsa con el resto de sus amigas, podría serlo también conmigo. Por eso mismo, Ell era Ell, a pesar de que nuestra amistad fuera más reciente que con Ash. Sin embargo, todo aquello no me impedía sentir amor por ella.

—Bueno, y ¿en qué quieres que te ayude?.

—Ya lo estás haciendo.—la miro extrañada.—No me mires así. Con escucharme es suficiente, ¿qué te pensa-bas?. Nena, no hay nada más que puedas hacer. Además, no soy tan estúpida de ponerte en un aprieto sabiendo que no os soportáis.

—Eso mismo pensaba yo.—sonrío.

Llegamos al aparcamiento y estacionamos. Elliot está cerca, con el balón de fútbol en la mano, el cual me lanza al aproximarnos. Se coloca entre medias y nos agarra por los hombros:

—Ash, sábado después de….

—Por supuesto. Eso ni se pregunta.—dice contoneán-dose.

—Pues déjame que te presento a mi pareja.—Ell me señala como si fuera un truco de magia.

—Aún no te lo confirme. Tengo que pensarlo.

—Pasaré a buscarte a la cafetería.

—Prometo no emborracharme.—asegura Ash, a lo que ambos la miramos enarcando una ceja.—Vale… prometo no tanto.—y sonríe volviendo los ojos.

—¿Entonces?.—pregunta Ell, y Ash continua:

—Y puedes aprovechar y hacer lo mismo con algunos más. Con Becca también, pero a ella más lejos que a mi hermano.

—¿Qué? ¡Nooo…! eso fue algo que no sé ni como pasó… no se repetirá. Nunca pretendí….

— ¡Ash!.—se queja Ell.

—Yo sólo dije que… .

—No, déjalo. No sabes los problemas que está tenien-do a causa de ese contratiempo.—vuelve a protestar Ell.

—¿De verdad no sabes qué o cómo pasó?.

—No… de verdad. Nunca había pasado, y de hecho desde el sábado no ha vuelto a pasar.—mentí.

En ese preciso instante aparece él, “el motorista diabólico” con su cazadora de cuero montado en la bendita Yamaha parando junto a nuestro lado. Ethan se quita el casco, suspiro… pero no se porqué, sólo sé que cuando aparece ya me entra angustia, sacudo la cabeza. Este me observa con suficiencia, como siempre, pues sigue habiendo tensión entre nosotros. Con un gesto de cabeza le pide a Ash que se monte:

—Búscame a la salida.—añade ella, a lo que él solo se limita a asentir. Y se marcha.

—No sé que le ves, Ash… es un patán desagradable. —afirmo.

—No lo conoces.

—Tú tampoco. Y tampoco es que me interese hacerlo. Hay actos que hablan por sí solos.

—¿Sabes qué ocurre cuando tienes adicción a algo?.—niego.



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En el texto hay: amor, magia, ángeles

Editado: 09.01.2022

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