Ciudad Plástica

Capitulo I

Nuestra vida está llena de muchos retos, pero hay uno especial que es difícil de desempeñar. Dicho reto sería Amarte y respetarte a ti mismo, hay algunos que lo pueden hacer pero hay otros que no porque se le és complicado.

 En la sociedad dónde me encuentro nos manipulan y humillan por ser diferentes al resto. Buscan cualquier medio para así lograr hundirnos con ellos, transformándonos en los que ellos quieran, en plásticos

Con tan solo 17 años mi vida sigue siendo una gran mentira, una farsa, de la que no puedo escapar y que tal vez, nunca podré escapar.

Vivo en una ciudad donde todas las personas con las que convivo y conozco son títeres, se dejan manipular de los líderes o los altos mandos que gobierna la ciudad.

Todos le tenemos un cierto temor a la Autoridad, ellos tienen todo el control y el poder de nuestras vidas, tenemos que cumplir y hacer lo que el gobierno exige, porque si no lo hacemos, nos pueden despojar de nuestros privilegios y derechos como ciudadanos, o como humanos. Tan solo desobedecer una orden o una ley, les da el derecho y poder de que las autoridades traten a las personas que incumplen las leyes, como un animal.

— Lu Anne, alístate —sentí como las manos de mi madre me movían bruscamente para despertarme—, vamos hija, levántate ¡Ya casi es la conferencia de la ciudad!

— ¿Es obligatorio ir a esa ridícula conferencia? ¡La repiten todos los meses! — me frote los ojos con las manos y miro a mi mamá—. ¿Qué haces? Mamá, No revises mis cosas — estaba esculcando mi closet.

— Buscando tu atuendo para la conferencia. Las conferencias no son ridículas hija, gracias a ellas nos enteramos de lo que sucede en la ciudad y en el mundo, por eso son importantes así que, deja de quejarte.

— Vaya… haz dicho todo eso en un tono muy comercial — dije mientras me levantaba de la cama.

— Vas a ir y punto final, no tienes excusa para no ir... ¡Ajá! — soltó emocionada y sacó un vestido extremadamente horrendo —, ¡Este es el indicado! Te quedará muy hermoso.

— No...— en ese momento trataba de que mi cara no expresara disgusto pero fallé en el intento—. Mamá, es horrible y no sé cómo aún lo tengo en el closet — el vestido era de un rosado fluorescente con tonos de amarillo violento, con brillos sumamente irritantes para la vista de cualquiera, muy pomposo y grande, parecía un vestido de quinceañera, ¿Cómo pude guardar un vestido así?

— Claro que no es horrible hija, ¿No te acuerdas cuando lo usaste en esa fiesta? — negué con la cabeza—, no mientas, te quedará hermoso si te lo pones…

— No mamá, no voy a usar esa cosa y me lastima los ojos… por favor aléjalo de mí ¡Quema mis ojos! ¡Mis ojos están sufriendo! — me tape la cara con la cobija.

— Dios eres tan dramática ¡Bien! Vístete cómo quieres pero nada que sea en contra de las normativas porque sabes lo que te puede pasar ¿Bien? 

— Está bien, lo que tú digas.

— Por favor, sé precavida, no queremos que vuelva pasar lo de la otra vez ¿Sí? — asentí y ella me dedicó una sonrisa, seguido salió de mi habitación.

Fui al baño e hice todo lo cotidiano que realiza cualquier persona, me puse un vestido negro con puntos blancos, no tan extravagante pero si sencillo, unos tacones no tan altos pero elegantes de color negro y un moño en mi cabello. 

 Al estar lista me iba a dirigir a la sala para esperar a mis padres, al bajar las escaleras escuché esa voz tan chillona y que todos los días de mi vida, atormenta mi existencia.

— ¿Lu?... ¿Qué estabas pensando? — mi hermana. 

Mi madre y ella son muy parecidas, su cabellos de color casi dorado, altas y blancas, labios pequeños y piel de porcelana. Parecen casi gemelas, lo único que las diferencia es que mamá tiene leves arrugas pero se las quita con tratamientos y botox.

— Hermana... — dije entre dientes mientras contenía mis ganas de responderle algo obsceno. Ella me mira de pies a cabeza con cierto detalle y se burla.

— No vamos a un funeral querida hermana, vamos a una conferencia. Tenemos que lucir hermosas y perfectas ¡Oh! Cierto… — me volvió a la examinar con su minuciosa mirada —, tú no eres hermosa y menos perfecta...

— ¿Ya vas a empezar a deecirme cosas que no me importa en lo absoluto? Ya madura — me di la vuelta y seguí bajando las escaleras pero Daisy me agarra el brazo.

— Ni creas que te vas a ir así de fácil hermana. No dejaré que alguien con ropa horrible se monte al mismo auto en el que me monto yo. Será mejor que te cambies o...

— Primero que nada Daisy…

 Sí, se llama Daisy Clea Murphy Coleman, una combinación espantosa de nombres y apellidos. Daisy es la mayor y con el vestido que estaba usando parecía una muñeca de colección.

— Trágate tus propios comentarios ¿Puedes?... —le miro con detalle lo que lleva puesto—, ¿Te encuentras bien? Parece como si un unicornio hubiera vomitado encima tuyo ¡Oh cierto! Lo que pasa es que tienes un mal gusto para vestir —su vestido era lo más patético que había visto en mi vida, parecía un arco iris pero turbio con lentejuelas plateadas que destellaban con la luz. Parecía un disfraz y no un vestido.

—  ¿Vomito de unicornio? ¡¿Qué no tengo gusto para vestir?! — cuándo gritó mis timpanos casi se revientan, ¡DIOS! Su voz es muy aguda e irritante, por instinto me los tape —, ¡JÁ! No hables de más LU ANNE, tu eres un fenómeno, alguien muy extraña y...

— ¡Podrían dejar de pelear como dos niñas pequeñas! — las dos dirigimos nuestra mirada al final de la escaleras, allí estaba nuestra madre abrochándose una pulsera llamativa—. Vamos a llegar muy tarde ¡Vamos! No se queden ahí paradas ¡Muévanse!

— ¡LU ANNE EMPEZÓ TODO! Yo no y me dijo Vomito de unicornio — al decir todo eso finalizó con un puchero, mi madre me miró con cierto enojo—, así es madre, castígala.

— ¿Es cierto Lu Anne? Si es así tendré que castigarte — dice mamá y se cruza de brazos.



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En el texto hay: mentiras, drama, ficcion juvenil

Editado: 20.02.2020

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