Clan Dracul: Lazos sangrientos - Libro 2

Capitulo 5

Eleanor

Ya era hora que recuperara la memoria. La noticia de que Katherine había vuelto a ser ella misma, de que la niebla mental se había disipado, era lo mejor que podíamos recibir como clan. Mi hermana merecía saber quién es y quién era, la vampira más temible después del Conde Drácula.

Este momento es perfecto, pero solo hay un pequeño problema, y ese problema tiene nombre y apellido: Henry Socarras.

Mi hermana odia con su vida la traición. Es su código sagrado, más importante que la sangre. El que se la hace, la paga, y caro. Muchos vampiros no existen en este momento por haberla traicionado de muchas maneras posibles, desde la más mínima deslealtad hasta el intento de asesinato.

Ella puede amar a Henry, y lo sé por mi poder cupido, pero si este la traicionó de la manera más cruel, uniéndose al clan enemigo y participando en el ataque que la dejó en coma, es mejor que se esconda en el lugar más oculto del planeta. Katherine es capaz de buscarlo, encontrarlo y matarlo, sin pestañear, incluso si ese hombre es el padre de sus amados hijos. Es la ley de nuestra especie, magnificada por la furia Dracul.

Necesito hablar con mi madre. No puede ser que mi hermana acabe de despertar para recibir una noticia tan explosiva.

Me acerco a mi madre, la cual está abrazando por los hombros a William, mi hijo, mientras observa con orgullo a Katherine y a sus hijos.

—Mamá, ¿Podemos hablar un momento? —Le pregunto, tratando de mantener mi voz neutral a pesar de la urgencia.

Me mira con una leve sonrisa, soltando a mi hijo con un beso en la frente. Sabe, por mi expresión, que no es un tema trivial.

—Claro, hija. Vamos a la sala de espera. —Asiento. Salimos de la habitación con la mayor discreción posible, sin que mi padre o Katherine se den cuenta de nuestra repentina retirada.

El pasillo vuelve a estar frío y silencioso. Apenas cruzamos la puerta, la tomo del brazo.

*

—¿Qué pasa, hija? Tu tono de voz me preocupa —me dice, su mano buscando la mía.

—Katherine me preguntó sobre Henry, pero no supe qué decirle. —Suspiro, sintiendo la carga de la verdad que mi hermana ya conoce. —Temo que quiera vengarse por traicionarla con Aranza y, lo peor de todo, por haberse cambiado al clan Brasov. Mamá, ella recordó la traición justo antes de que entráramos.

Mi madre arruga el ceño, el recuerdo de la traición aún fresca.

—¿Tú crees que sea capaz de vengarse ahora, después de estar al borde de la muerte?

—Porque la conozco te digo que sí, Mamá. Es una Dracul. ¿Recuerdas que te conté lo que le hizo al Barón Dimitri por solo hablar mal de Papá? —Le recuerdo un incidente antiguo que terminó muy mal para el Barón—. El que Henry sea el padre de sus hijos lo complica, pero no lo detiene.

—Es posible que no haga nada por los niños, Eleanor. Ella sabe que es el padre de ambos. Su amor por Edward y Darcy podría ser más fuerte que su sed de venganza.

Niego con la cabeza.

—Ahí donde la ves, está actuando por los niños. Apenas ellos no estén cerca, su cara cambiará. Ella buscará la manera de acabar con Henry, por mucho que lo ame. Ya sabes cómo es. Su honor está por encima de todo.

—¿Estás segura que ella lo sigue amando, a pesar de lo que él hizo? ¿No se habrá secado ese sentimiento? —Pregunta con tono aún más preocupado.

Asiento con firmeza.

—Acuérdate que uno de mis poderes es Cupido. Puedo sentir y saber quiénes se aman. El lazo entre ellos es doloroso, pero sigue ahí. Es un amor trenzado con el odio y la traición. Eso no lo hace débil, lo hace explosivo. Es un conflicto que la está devorando. Por eso, si él aparece, la matanza será instintiva.

Mi madre cierra los ojos por un segundo, asimilando la gravedad de mi advertencia.

—Entonces tenemos que avisar a tu padre de inmediato. Él puede controlarla con el poder de relajación si es necesario, hasta que su mente se estabilice. No podemos permitir otro derramamiento de sangre tan pronto.

—Ni siquiera Papá podrá detener la furia si ella lo ve. Lo que necesitamos es saber dónde está Henry antes de que ella lo adivine con sus poderes. Si él la traicionó, él tiene la obligación de mantenerse alejado de nuestro territorio.

—Tranquila —me toma de las manos, infundiendo un poco de su—. Todo estará bien, mientras estemos con ella, no pasará nada. No la dejaremos sola.

—Esperemos que sea así —suspiro suplicando internamente para que la furia de mi hermana no nos arrastre a todos a una nueva guerra.

*

Regresamos a la alcoba y me siento aliviada de ver a toda la familia reunida. Puedo observar a través de los ojos de Katherine la tristeza y decepción que carga encima. La sonrisa que le ofrece a mi padre y a sus hijos es forzada; es la sonrisa de la guerrera que se pone una armadura. Su alma vibra con un dolor inmenso. El recuerdo de Henry, de su traición, está ahí, hirviendo a fuego lento bajo la superficie de la felicidad familiar.

Ella nos ve a todos como su clan, sí, su ancla. Pero también veo la imagen clara de Henry. Lo ha recordado todo. Y peor aún, ha recuperado la furia, ese deseo instintivo de hacer pagar al traidor.



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En el texto hay: vampiros

Editado: 28.11.2025

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