No ha pasado mucho desde la última vez que lo vi, seguí yendo a la empresa de mi padre, para seguir aprendiendo, y puede ser que también para poder verlo. Pero en ninguna de esas ocasiones, Alexander apreció.
Por lo que pensé que hoy sería otro día en el que no lo vería, o eso pensaba, hasta que mi padre me dio una noticia durante el desayuno.
- Hoy habrá reunión de socios- eso logro sacarme de mis pensamientos
- De acuerdo- yo solo podía ver como mi madre sonreía disimuladamente. Ella sabía lo que eso significaba
Hoy lo vería, y pondría en marcha el primer paso. La observación.
Cuando termino de desayunar me voy a mi habitación, ya que hoy no me había quitado mi pijama. Una vez adentro me dirijo a mi armario, y decido ponerme algo un poco más arreglado, pero que no llame la atención. Aún no es momento de que obtenga su atención, ya que necesito analizarlo y para eso el debe tratarme como a cualquier otra persona, no como si fuera su siguiente ligue. Asique me decido por un Jean azul un poco apretado pero no mucho, una botines negros y un suéter negro largo, un poco viejo.
Ya lista bajo las escaleras para saludar a mi madre.
-adiós cielo, que tengas suerte- me da una sonrisa socarrona, lo que me demuestra la segunda intenciones de esas palabras
- gracias ma-
Sonriendo me dirijo a la salida, donde se encuentra esperando mi padre en su auto. Una vez subo, él me sonrió y pone en marcha el auto.
Todo el camino lo pasó con la mirada en la ventanilla, viendo a las personas caminar a sus destinos. A partir de sus movimientos, puedo aprender mucho de las personas, siempre y cuando sepa observar.
Observar es el más importante de todos los pasos. Una buena observación puede decirte las costumbres de las personas, lo que siente y si presta la bebida atención hasta puedes saber lo que piensan, ya que no es solo ver, sino que se trata de analizar, y por eso es importante, porque a partir de un buen análisis una cazadora sabe, si su presa es la adecuada, o si simplemente fue un deslumbramiento.
Al llegar nos dirigimos directo al ascensor.
-no quiero que sepan que soy tu hija
-¿por?-
-quiero ver la entrevista sin que me molesten pidiendo opiniones, o analizándome- en parte eso es verdad, lo otro es que quiero pasar desapercibida . Es necesario para mi propósito del día
-esta bien- no está muy convencida, lo sé, pero como siempre confía en mi y mis decisiones.
Cuando se abren las puertas veo a todas las mujeres del piso, y un que otro hombre, arreglando se desesperados. Creo que ya llegó quien esperaba. Lo cual Amanda confirma, al momento de acercarse.
Una vez listos nos dirigimos a la sala de junta. Adentro se encontraba un grupo de cinco hombres, todos con trajes a medidas, y el cabello bien peinado. A algunos los conocía, ya que hace tiempo que trabajan con mi padre, otros ni se quienes son. Y entre todos ellos se encontraba él, Alexander Bianchi con su pose prepotente, ocupando toda la estancia con su presencia.
Después que mi padre saluda a todos los presentes, sin presentarme a ninguno de ellos como me prometió, indica la reunión, y yo me pongo a mi labor.
Durante toda la reunión, analice cada pequeña cosa.
Primero me fijé en Alexander, su forma de sentarse, con la espalda apoyada en el respaldo, el tobillo de su pierna izquierda apoyada en su rodilla derecha , su codo sobre el reposabrazos, con sus dedos índice y medio tocando suavemente su labio inferior. Lo que quería mostrar con su pose, era que estaba relajado, que se encontraba cómodo en ese ambiente, aparentaba despreocupación, aunque en realidad si le ponías atención a su mirada veías que estaba concentrado, analizando cada cosa de la que se hablaba en esa conversación. Aunque su rostro no cambiaba de expresión, podía ver cuando una idea no le gustaba, cuando era interesante, buscaba los pros y contras de todo. Como el gran empresario que era. Me di cuenta de que se tomaba enserio su trabajo, por lo que sabía que era responsable.
Cuando termine con él, analice a los demás presentes. Sus voces no eran muy diferentes, algunos estaban sentados rectos en sus sillones, otros intentaban parecer, otros estaban más relajados, o lo aparentaban. Todos se mantenían atentos, pude apreciar como cada vez, que Bianchi hablaba, los hombres se callaban, poniendo todo su interés en lo que decía, unos lo apagaban por sus buenas ideas, otros simplemente lo miraban con admiración, lo que mostraba que le tenían un gran respeto por el joven empresario. Y por la forma que los ojos le brillaban, me hacía entender que a Alexander le encantaba, le gustaba que lo vieran como alguien a quien tener en cuenta, a quien seguir.
Mi querido egocéntrico.
Con las mujeres no era diferente el caso. Lo miraban embelesadas, sin parpadear, incluso creo que a la secretaria del señor Jones se le está callando la saliva, y eso que tiene 59 años. Lo que me confirma que Bianchi conquista a todas las mujeres sin importar la edad. En realidad no las culpo, lo más seguro es que yo tenía la misma expresión la primera vez que lo vi. Pero ya me recompuse, mi rostro está serio sin ningún tipo de emoción, al igual que mis ojos, a las estrictas clases que mi madre me dio. Según sus palabras… “ nunca hay que mostrar nuestros sentimientos, al menos de que sean necesarios, ya que estos son nuestros mejores aliados. Por que si nadie los conoce, entonces nadie sabrá cuándo son verdaderos, o falsos.”
En simples palabras los puedo usar como herramientas para hacerle creer a las personas, lo que yo quiera que crean.
Hay algo que llamo mi atención. Y es la secretaria de Bianchi. Es muy guapa, no lo voy a negar, alta, voluptuosa, y rubia, vestida con una pollera demasiado corta para una reunión, una camisa unos cuantos talles menos, lo cual produce que se le marque demasiado el busto. Es en serio, tengo un poco de miedo, miedo a que la costura de uno de esos botones no resista y salga disparado cual misil en mi dirección. Lo que me hace fijarme en ella, no es que sea bonita, o su forma de vestir, no, sino el echo de como se mueve alrededor de él. Mueve, a mi gusto muy exagerado, las caderas, se apoya en él, lo toca “sutilmente" en el brazo, se agacha para mostrar su gran escote. Todo marca que quiere llamar su atención.
Y lo consigue, ya que he visto como Alexander, mira su escote cuando se agacha, o su trasero. Por lo que me doy cuenta de que tienen algo, pero no es una relación, porque si lo fuera ya seria de noción pública, y además su mirada es lujuriosa, no hay nada de amor o cariño en ella. Por lo cual sigo teniendo luz verde para seguir.
En un momento de mi observación, Bianchi giró el rostro y se me quedó viendo, obviamente no le quité la mirada, ni mostré sentimiento alguno, lo cual parece sorprenderlo, y lo lleva a hacer un escaneo completo, parece no gustarle mucho lo que llevo puesto ya que frunce el ceño, me mira mal y gira el rostro para seguir prestando atención a la reunión. Hay querido pronto caerás.
Cuando esta por acaba recibo una llamada de mi amiga Ane, disimuladamente me levanto , e intento irme de la sala sin llamar la atención.
-¿ qué pasó?
-hoy nos reunimos en el shopping,
-de acuerdo. ¿paso algo?
-te lo diremos cuando nos veamos. Jules necesita apoyo- suelto un suspiro
-esta bien las veo más tarde. Un beso-
-igual-
Corto la llamada y mientras guardo el celular me voy girando, para chocar con alguien.
- Al parecer esto se te está volviendo costumbre. Es eso o necesitas lentes.- yo alzo la mirada y le sonrió
- O talvez seas tu el que necesite lentes, digo como que siempre eres tu el que choca con migo.- eso parece divertirme, ya que sonríe de lado
- No lo creo, yo si veo bien, mira que puedo ver que sigues con tu fea ropa. Y como tienes la costumbre de no prestar atención en donde caminas
- Y si tu si pones atención, entonces ¿por qué no me esquivas?- eso lo dejo sin respuesta- o será que te gusta chocar conmigo.
Mi contestación, produce que Alexander suelte una risa falsa
-ya quisieras que yo me fijara en ti- me dice apuntándome con el dedo de arriba abajo. Yo solo me encojo de hombro
- como quieras- me corro dejándole espacio para que pase-su majestad.-y hago una reverencia burlona
Él solo me mirara mal y sigue su camino, con su secretaria pisándole los pies. Una vez en el ascensor se me queda mirando mal, a lo que yo le tiro un beso, cosa que le saca una sonrisa a su pesar.
Cuando entro en la sala de junta, me encuentro con solo mi padre sentado en su silla, mirándome con intensidad.
-¿qué?- él solo me sonríe
- -¿con que Bianchi?- demonios, ya se dio cuenta. aunque no esperaba menos de él.
- Si. Es mi elegido. ¿Te molesta?
- Para nada-. Me responde negando con su cabeza.- es más he de admitir que me gusta. ¿Cuándo empiezas?
- Ya lo hice-. Le contesto con suficiencia. A lo que me mira con cara perpleja, produciendo que me ría- por favor papá, en serio te sorprende, pensaba que a esta altura ya estarías acostumbrado a la forma de trabajar de las Woodgate-.los dos reímos
- Carajo, ustedes podrían dominar el mundo si quisieran. Sinceramente no se si les tengo miedo o respeto.
- Ambos- le contesto con una sonrisa.
Después de unas horas volvimos a casa, cuando llegamos mi padre fue directo a donde estaba mi madre. Cuando la encontró, le dio un beso y la abrazó a lo que ella correspondió. Cualquiera que viera a mis padres se daría cuenta del amor que se tienen. Mi madre supo cazarlo bien y a papá parece gustarle la idea.
Si él sabe del clan, al igual que todos los hombres de la familia. Aún recuerdo, cuando le pregunté a mi padre porque no se siente mal al saber la forma en la que mamá logró atraparlo…
Estaba sentada en el patio de mi casa viendo el cielo, mi mamá me acaba de contar de la tradición de la familia y de como yo voy a formar parte en algún momento, esto me tiene un poco pensativa, no se si quiero engañar a mi esposo de esa forma en la que ella me contó.
Estoy en mis pensamientos hasta que siento a alguien a mi lado, cuando me giro veo que es mi papá, que al igual que yo esta viendo el cielo, me lo quedo observando un rato, hasta que el gira el rostro y me sonríe con ternura, lo que me da el valor a preguntar.
-¿no te sentiste mal cuando te enteraste que mamá te manipuló para estar con ella?-. Le pregunté con interés, el me observo atentamente, sin borrar la sonrisa, y me respondió
- no, al principio me desconcertó, pero en cierta forma me sentí halagado, que una mujer hermosa como lo es tu madre se haya interesado tanto en mi como para llevar a cabo tanto trabajo. Eso simplemente me demostró lo afortunado que era, porque una persona que se esfuerza tanto, que nunca se rinde para conseguir lo que quiere vale la pena, porque en cierta forma sabes que será igual en una relación, que serás lo más importante para ella.
Y En ese momento lo entendí no era manipular, sino que era trabajar, luchar, por algo que quieres, por algo que te hará feliz a ti como a la otra persona, y, no es eso en cierta forma lo que hace todos los seres humanos esforzarse por lo que quieren. Además no es como que, si al final él no quisiera estar conmigo lo iba a obligar.
Y fue a los 9 años que entendí lo grande que era formar parte de la tradición familiar y que me tenía que sentir orgullosa del linaje de mujeres fuertes que formaba mi familia.
Pase un tiempo con mis padres en el jardín, hasta que decidí que era hora de dejarlos solos. Y además tengo que empezar con la segunda parte del plan, el rastreo.