Clandestino luz y sombra

CAPITULO 5 DEMONIO

“(…) En puntas de pie

Es muy fácil caer

Sólo una pulgada falta,

Todo fue por una buena causa.

El esfuerzo valió

Hubieras prestado atención,

Sin distraer y fantasear

Habrías llegado a la cima

en primer lugar (…)

(En el borde del vacío)

 

Sin previo aviso otro profesor entró al aula, lucía aún más intimidante que el anterior, además de tener una mayor mirada seria y negativa sobre nosotros.

— ¿Qué está ocurriendo aquí?

Nadie contestó, entonces golpeó su escritorio, apoyando las manos bruscamente sobre la madera, provocando a su vez un sonido que retumbó en el aula.

En la academia (debido a ser en cubierto un centro educativo para personas adineradas) usaron el dinero recaudado para decorar la estafa: el comedor y la sala principal. En cambio, las aulas (por estar cortos de gastos), son sitios malgastados con varios muebles rotos.

Mantuvo su mirada de desprecio hacia los cinco revoltosos, con tres personas incluidas que no tenían nada que ver en el asunto.

— ¡Ustedes! ¡A la dirección!

Qué… ¿A la dirección? Nunca había estado allí dentro, y este momento es el menos adecuado, ya que fue el mismísimo director quien me invitó a la academia.

Peter bajó la cabeza, se mantuvo en silencio y logró soltarme. De inmediato el profesor extendió su brazo para indicar que saliéramos afuera, en camino a la dirección.

Las piernas me temblaban y mi pulso estaba acelerado, aún más comparado a cuando estaba siendo ahorcada. Sentía que me desmayaría en cualquier momento. Algo más a mi lista de cosas que nunca hice hasta llegar a este lugar. Con cierto alivio, mi mareo fue interrumpido por una voz cercana, que de igual manera me sacó de mis pensamientos.

— ¡Todo esto es tu culpa! —Anelis se dirigió a Peter una vez que habíamos salido y caminado un par de pasos.

— ¿Mi culpa? ¡Es la de ella! —Me señaló, avergonzado.

— ¿Qué tiene que ver Grace con esto? Ella estuvo con nosotras todo el tiempo —Detrás de Anelis también Daisy me defendió. No pude evitar sentirme incrédula con el asunto.

—Cálmense un poco. Peter, dinos… —Intervino el pelirrojo con pequeñas ondulaciones revoltosas en su cabeza, quien de la misma manera que ellas se había integrado a la pelea. Parece que se conoce con el nombrado — ¿Cuál fue el problema por el que te alteraste tanto? —Gritó.

…Y que parecía ser el más tranquilo de los cinco.

—Yo... —Desvió la mirada —Pregúntaselo a ella.

 Los cuatro enfocaron sus miradas en mí, resentidos. En cambio, no pude hacer otra cosa más que sonreir.  Lo único que hice con respecto a él fue mirarlo. Tal vez sí mi mirada perturbaba un poco, pero... no, había algo más en mis ojos...

Recordé cuál fue el sentimiento que tenía cada vez que lo miraba: ira. A veces suelo dejarme llevar por los sentimientos, entonces significa que lo estuve mirando con ira, supongo.

Posiblemente creyó que tenía algo en su contra, algo seguro tras conocernos con el pie izquierdo. Pero eso no justifica el haberse alterado tanto, ¿O aquella es su forma de ser?

—Podría decirse que lo estuve mirando un poco… enfadada.

— ¿Estabas molesta? ¿Y lo miraste? ¿Es sólo eso? —Habló Anelis riéndose a carcajadas por la ironía. Asentí, avergonzada por la situación en que nos metimos.

—Pero eso no explica tu reacción, Peter.

No avanzamos el camino para poder hablar con tranquilidad. Esta vez no fui la única que miró molesta a Peter.

—Así que sucedió otra vez —Habló agarrándose la cabeza con ambas manos.

— ¿Otra vez?

 Vaya, esto da un giro a la historia.

De nuevo emprendimos el paso a medida que conversábamos. No queríamos que nos castigasen, y esta vez por no ir a la dirección.

Peter tosió para acomodar su garganta.

—Como ya notaron, tengo problemas de ira y suelo ser agresivo...

— ¿Problemas de ira? Ya lo notamos.

—Cállate, Nick —Según parece ser el pelirrojo es Nick —En fin —Miró hacia abajo —Comenzó hace dos años atrás… No es como si le contara esto a cualquiera, así que no me gustaría que lo esparcieran. Supongo que tengo que decírselos para aclarar mis acciones —Continuó —Lo que sufro no es algo común en mí, e inició cuando un demonio me poseyó.

— ¿Que un demonio te poseyó? Había escuchado sobre eso, pero nunca imaginé conocer a alguien que lo haya experimentado.

—Como sea.

Puso los ojos en blanco, algo indeciso sobre seguir contando o no, pero para justificar su reciente comportamiento suspiró y seguió relatando.

—Con el incidente del demonio, ciertamente me volví imparable, y con los poderes  de aquel ser, potente. Podía sentirme indestructible, inestable. Entonces uno de los exorcistas más poderosos del Vaticano apareció e hizo un ritual de exorcismo. Desde ese día cada vez que aparece un demonio, espíritu o algún ser con un gran poder místico me vuelvo agresivo. Por eso mismo, cuando cumpliera la edad adecuada tendría que venir a esta academia.

—Wow —Daisy lucía realmente emocionada — ¡Eres un detector de seres!

—No lo llamaría así, no es algo bueno.

— ¡Claro que sí! —Sin darme cuenta cerré los puños —Deberías estar agradecido de haber sobrevivir a tanto… y sólo tener esa marca ¡Muchas personas habrían muerto! Pero tú no.

Miré al suelo.

—Tendrías que estar más complacido.

Estábamos a sólo unos pasos de la dirección, pero aun así no entrábamos.

—Grace tiene razón —El pelirrojo colocó su mano en mi hombro —Además no estás solo en esto, ahora nos tienes a nosotros, somos tus testigos después de todo… menos Grace, ella es la cómplice.



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En el texto hay: secretos, amor, exorcistas

Editado: 24.09.2020

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