“(…) La neblina desvaneció, vamos,
La meta puedes cruzarla hoy,
Sólo de un salto te debes valer
Quizás se trate de fe
O con el que debas perder (…)”
(En el borde del precipicio)
Así es, me metí en un enorme lío. Ni siquiera entiendo de dónde saqué el coraje para decir algo, hablarle al profesor Tadeo.
Él a fin de cuentas me demostró cómo hacer un sello.
Sostuvo en su mano izquierda la tiza de habilidad, y con la otra mano levantó los dedos índice y el mayor, tocándose.
Concentró su energía en aquellos dedos, dijo que un exorcista para elaborar hechizos debe concentrar su energía en alguna parte del cuerpo, sino no funcionaría y no realizaría nada.
Al terminar de transferir una parte de su vigor a otro extremo de su cuerpo, aquella extraña tiza empezó a elevarse de la nada y siendo controlada por Tadeo, escribió unas extrañas palabras dibujando un círculo.
Parecía hablar latín. Y por un breve instante pude entender lo que decía:
"Redit generatio alterius;
terra autem in æternum stat.
Oritur sol, et occidit sol,
et modo cogitet iterum relinquo"
"Una generación va y viene la otra;
pero la tierra permanece siempre.
El sol sale, el sol se pone,
y no piensa más que en salir de nuevo"
(Eclesiastés 1, 4-6)
Aquel aro exorcizador brilló, salió de allí una luz radiante de un lindo color esmeralda. El profesor hizo desaparecer el sello.
—Listo, hazlo tú ahora.
Sin embargo... no estaba lista. Respiré profundo y me dije inhalando y exhalando que todo saldría bien.
Traté de imitarlo exactamente: agarré la misma tiza que tenía él, hice aquella acción con las manos, concentré la energía en mis dedos, provocando que brillaran con una bella luz alrededor de estos, al igual que él, aunque cada exorcista tiene una luz propia y la mía es de color azul.
Luego de unos desesperados minutos empezó a flotar y con mucho esfuerzo y concentración, escribí las mismas palabras que él en el suelo.
Solo faltaba esperar a que aquel aro brillara, para así transformarse en un sello.
Esperamos impacientes. En el aula invadía un incómodo y absoluto silencio, tenía un nudo en la garganta que amenazaba con desatarse y salir, creando gotas que bajarían de mis ojos hacia las mejillas.
Pero no podía rendirme tan fácilmente, no ahora, no cuando ya había enfrentado varios desafíos y llegado a este punto.
Cerré los ojos, si no seguía aguantando me desmayaría en cuestión de minutos, algo que nunca solía hacer hasta que llegué a esta academia.
Me mantuve esforzando, sin bajar la guardia. Tendría que esforzarme el doble, mentalmente, con mi ser. Continué esperando con los ojos abiertos, ya no importaba qué me sucediera. Todavía sigo siendo yo misma, no importa si era la supuesta "elegida", soy yo sin interesar el destino que me fue otorgado.
Había olvidado lo más importante que se debe hacer: aceptarse a uno mismo. Con todas estas dudas que me habían planteado, estaba desconfiando y olvidé el por qué entré a la academia, para salvar al mundo. Vine para prepararme y afrontar los retos que construirían mi camino.
Una maravillosa e increíble luz azul apareció del aro exorcizador, transformándose así en un sello.
—Lo... ¡Lo hice! —Sonreí y dejé salir aquellas lágrimas que ahora eran de pura felicidad.
—Veamos, sí, lograste hacer un sello a la primera vez. Pero a simple vista cualquiera podría decir que gastaste demasiado vigor.
— ¿Y eso es malo?
—Así es, aunque seas la "elegida" estarías muy débil. Los beneficios de serlo son una capacidad de potencial y vigor aumentado. Más que cualquier otra persona. Pero debes llenarlos.
<<Es como una caja, todos tenemos una caja en nuestro interior, en este caso nuestra fuerza vital. Nosotros podemos tenerla grande o pequeña, no cambia de tamaño desde el día en que nacemos. Pero al contrario de los demás, la elegida tiene una caja de enorme tamaño. A estas cajas los exorcistas las llenamos con potencial a medida que entrenamos.
—Es decir que ahora mismo tengo una gran capacidad, pero poco potencial.
Asintió —Sin embargo, al ser la elegida los seres te detectan. Saben, presienten que tienes un gran potencial.
—Espere, ¿Está diciendo que cree que soy la elegida?
—No.
Debí de haberlo esperado.
—No hasta que logres hacer un sello en el aire. Lo que hiciste pudo ser suerte de principiante.
—Entonces ¿Significa que ahora debo hacer uno en el aire para terminar la prueba?
—Lo estoy esperando.
Respiraba profundamente una y otra vez para intentar controlarme, pero aun así no lo lograba. Pensar en hacer algo que nadie más hizo me provocaba cosquilleos.
—Está bien... aquí voy.
Me era imposible calmar los nervios, esta sería la última prueba con él. Me alisté de igual manera como hice con el sello anterior. Con la tiza hice la acción con las manos, y como siguiente concentré la energía en mis dedos, provocando brillar aquella luz azul.
La tiza flotó e intenté escribir la frase anterior, pero algo no me permitía escribir las palabras.
Intenté seguir escribiéndolas, pero algo dentro de mi interior las rechazó y no pude retenerme y terminé por escribir otra cosa.