Clandestino luz y sombra

CAPITULO 19 ALERTA

“(…) Sientes lo que duele,

el profundo hoyo

 que impide moverte,

aquel hueco que

 provocaron por perderte,

 pero igual ellos vuelven (…)”

(Intentando el vacío)

 

Comencé a morder mis uñas, si Nick no estaba aquí… eso no era algo bueno. No desde que Anelis contó que lo conocían como el “Rey de las bromas”.

¿Qué estará haciendo ahora? ¿Su broma ya habrá iniciado? Tendría que estar buscándolo por todas partes, aunque tampoco quiero ser la acusadora. O, a lo mejor sólo fue al baño... no, no creo que el profesor Thomas dejase ir al baño a alguien. Lo más probable es que dijera: “Por eso existe el recreo”.

Solté la pistola en la barra, nerviosa por lo que pasaría, y me dispuse a mirar hacia todos lados buscando algún rastro de Nick. Nunca había visto alguna de sus bromas, pero el que terminara en suspensión por una semana entera no era buena señal.

—Grace, ¿Qué haces?

—Oh, Peter... ¿Por qué preguntas? —Fingí una sonrisa que duró apenas unos instantes.

—Parece que buscaras algo... quizá.

—Oh…

¿Y ahora qué? Nick es su mejor amigo, debo decirle. Pero... ¿Y si me estoy equivocando y sólo lo prejuicié?

—No estoy muy segura de ello…

— ¿De qué hablas?

—Está bien, te lo diré... pero no afirmo nada —Me acerqué hacia él.

— ¿Q-Qué haces?

Parecía nervioso... ¿Por qué habría de estarlo? Tampoco como si fuera a ser alérgico a las mujeres.

—Quédate quieto.

— ¿P-Por qué? ¿Qué intentas hacer?

¿Qué le pasa? Espera, ¿No pensará que lo quiero besar, verdad? Besar a Peter... no, para nada.

—S-Sólo te contaré algo... —Le agarré el brazo.

Cuando estábamos lo suficientemente cerca como para susurrarle mi sospecha al oído, Daisy y Anelis se nos aproximaron y entonces ambos nos separamos al instante.

—Grace, Peter...

—An-Anelis —En serio ¿Qué le sucede? No parece el Peter normal — ¡No es lo que piensan!

¿Qué demonios aparenta que hacemos?

—Entonces ¿Peter no iba a ahorcar a Grace?

¿Qué imaginaban en sus mentes?

— ¡No! Para nada.

Anelis suspiró, también aliviada —Entonces, ¿Qué estaban haciendo?

¿Cómo podría explicarle si todos lo habían malinterpretado tan fácilmente?

—Le estaba por contar algo…

—Oh, lo siento por interrumpir —Daisy retrocedió un paso, preparada para marcharse y seguir con su deber.

— ¡No es eso! —Corrigió nuevamente Peter.

—Entonces ¿Pueden decirnos de una vez qué es lo que pasa? —Anelis levantó el tono de voz, pero no demasiado fuerte para que el profesor escuchara.

—Oye, Anelis... cálmate —Daisy la agarró del brazo.

—Bien, se los diré —Me sentí aún más avergonzada por el escándalo que se generó —Como verán, de nuestro grupito de amigos falta una persona que es adicta a las bromas y no se encuentra por ninguna parte del salón con armas.

Noté la desesperación en sus rostros, me habían entendido.

—En cuanto encuentre a Nick… ¡Nos la va a pagar muy caro si hace alguna tontería!

—Anelis.

—Sí, sí…

—Parece que, con la falta de Nick, otra persona se descontrola —Le di unos golpecitos en el brazo con lo que ella se enojó. Bueno... tenía que decirlo. Según sé, ella y Nick siempre estuvieron juntos y son muy buenos amigos, aunque vivan peleándose, como Peter y yo.

—Pero... hay que encontrarlo antes que cometa alguna locura.

—Tienes razón. Todos saben cómo es Nick —Dijo Daisy, ese comentario me sorprendió viniendo de ella. En realidad hoy me sorprendió la conducta de todos.

—Creo que no hace mucha falta buscarlo.

— ¿De qué hablas, Peter?

—Sólo oigan.

Se escuchaban pisadas muy fuertes viniendo hacia la sala a toda velocidad. De repente alguien abrió bruscamente la puerta, por lo que todos los que estábamos allí vimos a, quién más sino Nick.

— ¡Cuidado! ¡Los demonios vienen! ¡Están por doquier!

Unos segundos después se escucharon los primeros gritos, y luego a todos corriendo desesperadamente. En cambio, no sabíamos qué hacer ¿Correr? ¿Quedarnos? Tratándose de nuestro Nick no se sabía absolutamente nada.

— ¡El cielo se cae!

Gritó señalando. Aparentemente refiriéndose a sus habitantes, los ángeles, pero… ¿Por obra de los demonios?

Agarró una escopeta de la mesa.

—Señor Filitz ¿Qué cree que está haciendo? —Le preguntó el profesor Thomas luego de notar su acción.

¿Esto es en serio? Agarrar un arma es algo muy arriesgado y mucho más cuando se trata de la clase de Thomas.

— ¡Atrás de usted! —Gritó, y apuntó el arma al profesor, entonces disparó tres balas alrededor de éste. Una a la derecha, otra a la izquierda y la última arriba de su cabeza.

Si su objetivo era parecer un maniático enfrente de toda la clase, sí que lo consiguió.

En el momento en que Nick había disparado, vi al profesor realizar algún tipo de movimiento veloz con sus manos. Al principio sólo era algo borroso, pero luego, todo se me hizo más claro. Como si lo estuviese viendo en cámara lenta… no, en efecto, así era. Mientras más me concentraba en observar los extraños movimientos del profesor Thomas, más lento se hacía mi alrededor.

Todos se quedaron totalmente confundidos al igual que yo, desviando a Nick de nuestro centro de atención, a ser el profesor. Los estudiantes necesitaban respuestas para saber cómo fue que hizo para igualar su velocidad a la luz misma.

El profesor no dejó de mirar a Nick con ojos entrecerrados, imaginándose probablemente decapitándolo, si no estaría prohibido.

—Oh... eh.

No puede ser... ¿Nick está nervioso?

—Profesor, es que... sólo era una broma —Sonrió y levantó ambos brazos en forma de disculpa.

—Una broma, ¿eh? Y dígame qué es lo que trataba de lograr con esa broma, señor Filitz.



#14850 en Fantasía
#33124 en Novela romántica

En el texto hay: secretos, amor, exorcistas

Editado: 24.09.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.