Clandestino luz y sombra

CAPITULO 21 REFUERZO

“(…) Esas voces

 taladran tu interior,

 reclamándote.

 Pero sólo quieres huir,

 buscar una cura para tu tristeza,

 poner tus recuerdos de cabeza

 o dejarte sin memoria, en blanco (…)”

(Intentando el vacío)

 

No tenía armas en este momento, así que debía elaborar el conjuro con las manos. Pero Daisy y Anelis me verían hacerlo... tenía que arriesgarme y dejarle el trabajo al director de inventar alguna excusa para lo que haría.

Al momento de juntar mis manos apareció un grupo de chicos que treparon la rueda hasta llegar aquí. El espectro dejó de mirarme y concentró su vista hacia los demás personajes. Lo primero en que me percaté fue que traían consigo las herramientas de exorcista, pero nunca los había visto en la academia, a pesar de tener el uniforme.

A continuación un muchacho del grupo se paró al frente. Quizá era el líder.

Uno detrás de ellos, de tez morena, elaboró un sello. Otro atacó con armas y el del frente la exorcizó. Una bella y cálida luz apareció cuando aquel muchacho realizó aquella maniobra... Era muy poderoso.

Luego se relajaron y empezaron a festejar. Increíble, de verdad llegaron a impresionarme. Se notaba que no era la primera vez que hacían esto. Se percataron de mi presencia.

—Oh... —Dijo el moreno.

—Increíble.

Seguro tenía una expresión boba en este momento.

—Gracias —Dijo el líder, frotándose la cabeza con la mano y apartando la mirada. Se sonrojó.

—Lo siento ¿ibas hacerlo tú?

Agachó la cabeza, dándose cuenta que yo no tenía ninguna arma en las manos. Sonreí irónica, y me echaron una mirada de sospecha.

—Hablaremos en otro momento. Las personas siguen filmando —Sonrió el mayor ¡Es adorable!

—Espéranos abajo. En la cafetería del parque.

Me pregunto quién se haría cargo de los espectadores.

Volví con mis amigas.

— ¿Quiénes son ellos? —Daisy también estaba embobada.

— ¿Estás loca, Grace? ¿Cómo planeabas luchar?

—Cálmense un momento —Intenté sonar serena. Sonreí para calmar la situación.

De inmediato los policías y bomberos nos ayudaron a bajar de allí, manteniendo las apariencias. Nos dirigimos a aquel lugar luego de haberles explicado la conversación con los estudiantes exorcistas.

Llegamos y después de saludarlos pedimos tres batidos y algo para comer.

—Así que tienes amigas —El moreno guiñó el ojo. Daisy se ruborizó.

— ¿Podemos empezar con las preguntas? —Exigí. Después de todo para eso nos habían invitado, supongo...

—Claro —El muchacho del exorcismo asintió.

—Está bien... Son exorcistas ¿Verdad? —Caí en cuenta que la pregunta era bastante tonta.

—Sí —Confirmó el que elaboró los sellos.

—Eh... nunca los vimos en la academia ¿De dónde son? —Preguntó Anelis.

—Así que se dieron cuenta —El jefe se acomodó en la silla —Nosotros venimos de una academia especial al igual que ustedes. También es para exorcistas. Existen varias en todo el mundo. Nosotros ni siquiera somos de aquí, estamos de viaje con la academia… lo sentimos si ocupamos su espacio.

—Son turistas —Confirmó Daisy, y luego bajó la cabeza avergonzada.

—Así es —El moreno sonrió mostrando todos sus dientes blancos y perfectos. Daisy también lo hizo. Parecen tener química.

—Nosotros somos de Puerto Rico, allí las cosas son mucho más estrictas. Y a pesar de estar de vacaciones tenemos que seguir con el uniforme, es algo fastidioso. Pero es la menor de las preocupaciones.

—A decir verdad vinimos aquí por una misión; localizaron a un espíritu y lo rastrearon. Ni siquiera tenemos descanso.

 Vaya... son mucho más avanzados que nosotros.

—Asombroso.

—Cierto —El muchacho del sello le sonrió. Hacía una buena pareja con Anelis.

— ¡Cielos! —El jefe del grupo se levantó apresurado —Tenemos que volver, lo siento.

—No, lo sentimos nosotras por retrasarlos —Me disculpé.

—Para nada, nosotros fuimos quienes decidieron invitarlas —Sonrió —Ya pagamos la cuenta, así que disfruten —Se volteó haciendo que su cabello rubio se agitara.

— ¡Esperen! —Daisy los detuvo levantándose sin cuidado de la mesa — ¿Pu-Pueden decirnos sus nombres? —Se ve realmente interesada. Nunca la había visto así.

—Claro —Dijo el moreno y le sonrojó —Mi nombre es Zack.

Parecían tener alrededor de nuestras edades.

— ¡Adiós! —Dijo Anelis una vez que ellos se dirigieron a la puerta. Con Daisy nos despedimos con un movimiento de la mano. Tal vez nunca más los volveríamos a ver. Al menos, con esto conocimos la existencia de demás academias de exorcistas en el mundo.

 



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En el texto hay: secretos, amor, exorcistas

Editado: 24.09.2020

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