“(…) Después de todo
tú fuiste el que te hizo daño,
tú permitiste
penetrarte en tu cráneo.
Tú y siempre tú
fuiste el culpable (…)”
—Agh... volvemos a la academia —Anelis luce como si no durmió en varias noches. Me pregunto si su resaca también se sentirá como se ve.
Daisy todavía mantiene el toque de niña tierna. Me pregunto cómo me veré yo, al menos no siento la resaca. Nunca me había emborrachado tanto como anoche.
—Quisiera que todos los días tuviéramos vacaciones —Habló el pelirrojo, rodando sus ojos marrones.
Al recordar lo que dijo Anelis anoche no pude evitar sentir un escalofrío cerca de Nick. Con Daisy compartimos la misma mirada cómplice. Anelis fingía no recordar nada, aunque enredaba su cabello en el dedo índice de manera descontrolada. Me pregunto si tendremos que hacer como ella y guardar aquel recuerdo en un hueco oscuro de nuestra mente.
—Y así seríamos analfabetos —Daisy frunció el ceño, quizá por primera vez.
—Buenos días... —Peter ingresó al aula y se dirigió al banco, el cual no está muy lejos de nosotros — ¿Qué hicieron anoche...? Se ven fatales —Nos miró a la tres.
—Nada... ¿Ver televisión cuenta? Porque acabé la saga completa de Harry Potter —Nick se rió — ¿Entienden? Harry Potter, exorcistas... mejor olvídenlo.
Paró de reírse. La verdad sí tuvo su gracia, pero mi mente estaba ocupada pensando en lo que respondería Anelis o Daisy. O en lo que sentiría a partir de ahora con respecto a Nick.
Anelis empezó con sus carcajadas forzadas. La poca esperanza que tenía que no se acordara de nada se esfumó. Lo extraño es que no sabe cómo regresó a casa, aunque mi memoria también está un poco confusa.
El semejante alboroto en el aula se detuvo con la presencia del nuevo profesor. Me pregunto hace cuánto tiempo estuvo allí parado.
Las horas transcurrieron comúnmente. Esta vez con la mayoría de asignaturas diferentes.
No podía concentrarme con lo ocurrido en la noche anterior, cada vez que Anelis se acercaba a Peter sentía que el corazón se me estrujaba, y cuando estaba al lado de Nick me daban náuseas.
¿Podría ser que Anelis se haya inventado todo en su borrachera? Realmente quería creérmelo.
Primero tuvimos naturales con el profesor Juan, y no es como la materia que tenía antes; en primer lugar, no es sobre el estudio de los animales ni el ser humano: estudiamos sobre los diferentes seres espirituales que existen en el mundo.
Aquí aprendemos sobre espíritus y demonios, qué pueden hacer y los distintos tipos que existen de éstos. La verdad es que me gustaría saber más sobre ellos, pero no tenemos la información entera y tampoco medios necesarios para extraerla. Además, es la materia de exorcismo quien nos enseña cómo derrotarlos.
Como siguiente, estuvimos en la materia de geografía con el profesor Felipe, y una vez más, no se trata de una materia totalmente normal.
No tenemos que ubicar un país, continente u otra cosa con el mapa, sino que esta materia te enseña a localizar seres y humanos para el campo de batalla. Sirve aún más si quieres ser un rastreador, como Nick.
Llegó un punto donde me cansé de tanto estudiar, aprender y resistir el estar despierta. Así que de vez en cuando me quedaba dormida en el aula, pero por fortuna mis amigas me despertaban. Aun así, creo que los profesores igual se daban cuenta...
Llegó la hora de ajedrez con Mateo. Había encontrado mi pasión por el ajedrez. Aquí aprendes cómo jugar ajedrez y sus diferentes "trucos" para poder ser más sabio, prestar atención y ser paciente. Cualidades que Nick necesitaría desesperadamente...
Después de otras pocas horas con materias pasadas (además del profesor Judas) finalmente tendría la última materia del día y la última nueva en aprender.
Esta asignatura me sorprendió bastante, ya que se llama "Unión". Y su profesor es Santiago.
Una de aquellas sorpresas fue la juventud del docente, y la otra es que, como lo indica el nombre de la materia, se trata de reforzar el lazo de confianza entre compañeros.
Debíamos hacer un grupo entre dos personas, y mi compañero asignado fue Peter Rendic.
—Muy bien, ya veo que todos están sentados al lado del compañero con quien tendrán que hacerle preguntas. Entonces pueden empezar.
Preguntas… Peter me tenía que hacer preguntas a mí y yo responderlas, y viceversa. De esta forma nos conoceríamos mejor. Pero... ¿Qué le podría preguntar? ¿Si también está enamorado de Anelis? ¿O si acaso sabe que su mejor amigo, Nick, se aprovechó de Anelis durante el año pasado?
— ¿Quién empieza? —Centró sus ojos celestes en los míos. Nuestras manos estaban demasiado cerca, rozando por poco. La piel se me erizó, y aunque quería apartar la mano, no lo hice, y él tampoco.
— ¿Q-Quieres empezar tú? —Me invadieron los nervios, y se supone que debía disimularlo.
—De acuerdo... ¿Te parece bien si empezamos por el color que nos representa?
—Sí, como prefieras.
Ambos reímos nerviosos, al parecer también le incomoda esto. La verdad no creo que las preguntas deban ser de este tipo, pero no tengo la voluntad necesaria como para negarme.
—El mío es el azul ¿el tuyo?
—Veamos... creo que sería el gris —Sonrió. Esa sonrisa ingenua... me hace feliz —Ahora tú.
—Cierto... ¿Tu comida favorita?
—Chuletas de cerdo con ensalada de zanahorias... —Se removió en la silla y acercó su cuerpo unos centímetros más hacia el mío—Me gusta mucho.
—A mí me gustas tú.
¿Qué dije?
—E-Eh... l-lo siento, quise decir que me gusta la pizza... sí.... la Pizza de Moscú... me gusta la pizza de Moscú... allí las hacen deliciosas.
Empecé hacer unos raros gestos y a jugar con mis manos torpemente.
Se rió ¿Le pareció gracioso?