Clandestino luz y sombra

CAPITULO 28 TROPIEZO

“(…) Esas voces

 que te gritan

 lo que en verdad eres

 por caer en el vacío

 sin darte cuenta

 sobre quién te seguía:.. (…)”

(Intentando el vacío)

 

Me había metido en una posición algo apretada, buscando enloquecida a mis amigas para bailar con alguna de ellas. La pista de baile me parecía más grande que antes. No había ni una sola alma en alguna otra parte. La música todavía seguía sin sonar, para dar tiempo a cada uno de prepararse.

Aún así continuaba sin rastro de ellas. Mi estómago se revolvió, si no encontraba a nadie para bailar, ¿Qué haría entonces?

La mayoría ya tenía a su pareja, algunos agarrados de la mano, listos para empezar a sacudirse en la pista, mientras otros se inmovilizaban completamente nerviosos, y luego, la menor cantidad de gente era como yo: sin pareja.

Como última opción me arriesgaría a bailar con alguien más… no, lo dudo.

De un instante a otro, sin ser capaz de darme cuenta comencé a dar pasos más grandes y ligeros, casi corriendo con el vestido en mis manos, hasta que atravesé una muy estrecha multitud de personas y la música arrancó.

Entre los pasos y volteretas de las parejas, me tropecé, aunque habría logrado mantener el equilibrio si no fuese porque alguien más se dio vuelta, chocando una vez más conmigo.

Deseaba con todas mis fuerzas que nadie me viese, imaginando escapándome y hacer como si nunca hubiese venido a la fiesta.

Abrí los ojos al sentir un suspiro cerca de mi oído. Me provocó cosquillas a la vez que la menta me refrescaba.

Maldición, había caído arriba de la persona que se volteó cuando perdí el equilibrio. Por suerte todos nos estaban tapando y no nos veíamos allí en el suelo, uno sobre el otro.

— ¡Oye, cuidado por dónde vas! —Me gritó ese alguien que en este instante está debajo mío, enfurecido.

— ¡Lo siento! ¿Te lastimé?

Estaba por quitarme de encima, mirando al suelo, sin ser capaz de mirar la cara de la otra persona. Apunto de levantarme, ese alguien me lo impidió agarrándome de la mano. Lo miré fijamente al rostro, confundida.

—Justo como en la primera vez ¿Recuerdas?

¿Peter?

—O-Oye... —No sabía qué decir. Entonces me quedé callada. Sentía cómo la sangre se me subía a la cabeza y mi respiración se ahogaba con su tacto.

—Um, ¿Nos levantamos?

Había olvidado que seguíamos en una posición incómoda.

—De veras lo siento...

Nos levantamos, aún agarrados de la mano. Romántico, esa fue la primera palabra que se me cruzó por la mente.

—Oye... —Parecía nervioso, aunque no despejaba la vista de mis ojos, recorriendo luego todo mi cuerpo.

—Copiaste mi frase.

Me reí, él lucía tan... tan lindo.

—Vaya...

Si no cerraba la boca podría jurar que mi saliva saldría expulsada, Peter luce tan bien con ese esmoquin.

—...Pues, ¿Quieres bailar?

Parpadee unas cuantas veces, sin poder creer lo que estaba oyendo.

—Digo, ya que hay que hacerlo. La verdad es que no tenía ni idea de todo esto, seguro que Pedro está borracho.

—Yo igual. Entonces... será mejor hacerlo, antes de que la música acabe.

Lo había estado buscando, ni siquiera tengo idea en dónde estuvo, pero ya no me importaba.

Peter me tomó de la mano, conduciéndonos a un espacio sin tanta gente. Por fin lo había encontrado y ahora bailaremos juntos.

Nos detuvimos y miré su expresión, ambos estábamos sonriendo.

El momento de cuento de hadas se desvaneció cuando recordé un detalle importante sobre la situación.

— ¿Sucede algo?

No sabía cómo decirlo.

—Es que... no sé bailar.

— ¿Cómo? —Se empezó a reír.

Rayos, no planeaba que esto pasara. Más bien pensaba que él iba a ser comprensible y me ayudaría a hacerlo; como en las películas. Pero al parecer Peter no es así... bueno, eso debí de haberlo visto pasar, Peter es Peter.

Y esa es una de las cosas que me atraen más de él. Al menos eso supongo, sí, no puedo negar el hecho de que estoy completamente atraída.

Nunca me habría imaginado que me atraería el chico malo, aunque Peter tiene ese “algo” que me hace suspirar.

¿Es sólo atracción lo que siento por él?

—Creo que no importa, sólo gira y poco a poco muévete al ritmo de la música.

Me agarró más fuerte la mano y se acercó a mi cuerpo, colocando su palma izquierda en mi espalda. Ya no había ningún espacio que nos separara.

Nuevamente puso su boca cerca de mi oreja, provocando ese cosquilleo con refresco a menta.

—Vamos Grace, déjate llevar.

Cedí el paso, me estaba guiando a través de la sinfonía. Deseaba que Peter me sostenga y alejase de toda realidad.

Evité pensar en los sentimientos de Anelis y en su confuso pasado con Nick, y en todas las responsabilidades que conllevaba ser la elegida.

Cerré los ojos y me hundí en su hombro, sintiendo mariposas en mi estómago con cada paso, embriagándome con su perfume, en su tacto, me estaba enloqueciendo, quería aferrarme a su cuerpo y dejar huellas en cada célula que lo mantenía en pie, y que la noche nunca acabara.



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En el texto hay: secretos, amor, exorcistas

Editado: 24.09.2020

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