Clandestino luz y sombra

CAPITULO 33 DEJAME ENTRAR

“(…) ¡Oh, Bailarina!

Tus pasos no tienen vida

se extinguen como la vela

de un deseo sin mira (…)”

(Baila, bailarina)

 

Peter…

Me había salteado la clase sólo para poder ver a Grace. Nunca había sentido algo tan fuerte por alguien que me provocara no querer despegarme de ella nunca. Cada segundo que pasara lejos de ella, por alguna razón, me son insoportables. La necesito.

Sigilosamente me escabullí hasta su cuarto de enfermería.

Al entrar, noté que ella no estaba. Eso definitivamente me pareció muy raro, y provocó que mi corazón empezara a acelerarse. Estaba totalmente confundido.

Salí corriendo de su cuarto; ahora estaba buscando al doctor de aquí, él me diría si le habían dado el permiso para poder levantarse y salir. En verdad espero que haya sido eso, y no otra cosa. Aunque dentro de mí siento que está en peligro.

— ¡Oye! —Le grité al verlo a la distancia. Él se volteó al escucharme.

— ¿Qué necesita? Ah, tú eres el que siempre va a visitar a... Grace ¿No deberías estar en clase?

—Sí.

— ¿Acaso necesita saber dónde está ella?

— Así es —Respondí rápido y fuerte, al parecer ya estaba imaginándome cosas.

—Por favor, sígame.

Empezó a caminar y me guió hacia una puerta familiar. Entramos y aquella era la habitación de Grace. Seguía vacía, igual como yo la había encontrado.

— ¿Qué...? —Dijo al confirmar que ella no estaba —Seguro… las enfermeras la llevaron a alguna otra parte... se habrán confundido...

 Me miró.

—Enseguida resuelvo todo este malentendido. Por favor, espera aquí mientras tanto.

 Empezó a sudar mucho. Es una certeza, algo está mal.

Finalmente salió corriendo de la habitación. Pude sentir su pánico.

¿Qué diablos está pasando aquí?

Habían pasado varias horas desde que me había quedado sentado en la sala de espera. Tenía algo de sueño y ya estaba cansado, y alarmado.

De tanto mirar correr de un lado a otro a todos los empleados de aquí, empecé a sentir un extraño vacío dentro de mi interior. Me aterraba aquel sentimiento, pero no le daba mucha importancia; ahora sólo debía mantenerme paciente, no serviría de nada estar gritando por todos lados el nombre de Grace.

Luego de unos minutos, vi entrar al doctor con el director y algunos profesores, junto a ellos mi primo.

Me acerqué y Pedro me notó.

— ¿Qué haces tú aquí?

—Él fue quien preguntó por la señorita. Si no fuera por él, hubiéramos empezado su búsqueda demasiado tarde —Interrumpió el doctor para defenderme.

— ¿Demasiado tarde? ¿A qué se refiere? ¿Ya sabe dónde está Grace?

—Sí... Creo que necesitas saber qué le pasó...

Esto me asusta aún más.

—Nuestros investigadores descubrieron que Satanás la secuestró —Me miró fijamente a los ojos.

—Esto... es una broma ¿verdad?

No podía aceptarlo aunque supiese que es la verdad... Sabía que algo muy malo le había pasado. Si tan sólo no me hubiese ido... si habría insistido más...

Cerré mis puños y apreté fuertemente mis dientes. Sentí cómo aquel vacío me inundaba aún más. Un dolor inmenso me estaba apoderando.

—Hablaremos de esto más tarde.

Salí de la enfermería y me dirigí hacia los pasillos, donde me encontré a nuestro grupo de amigos.

—Peter, te estuvimos buscando por todos lados ¿Dónde estabas? —Preguntó Anelis, tocándome el hombro.

—Yo...

Necesitaba decir lo que pasó, aunque me preocupaba que este lugar estuviese lleno de personas que escuchasen lo sucedido.

—Secuestraron a Grace.

— ¿Qué? ¿C-Cómo? —Daisy estaba paralizada, seguramente yo también me había visto con esa expresión en la enfermería.

— ¿Cuándo pasó eso...? ¿Dónde? —Nick también estaba desesperado. Parecía que en cualquier momento empezaría a correr por todos lados, en círculos y sin parar.

No los culpo, yo también reaccioné así, y el triple de veces podría decirse.

—Satanás... la secuestró. Ella estaba sola.

Mantenía la cabeza agachada. Esto en verdad no puede estar pasando.

—Peter...

Daisy tiene los ojos llorosos. De seguro que está aguantando las lágrimas.

—No es tu culpa —Quiso aliviarme Anelis, rodeándome con sus brazos.

— ¿Entonces de quién es? Después de todo hay que culpar a alguien ¿No? —Apreté aún más mis puños— Acepto toda la responsabilidad... pero, si Grace llega a morir, yo...

—No —Interrumpió Nick —No le pasará nada. Ten confianza.

—Pero si no la mataría... Entonces, ¿Entonces para qué se la llevaría?

Empecé a caminar, dirigiéndome a mi habitación. Simplemente no logro tolerar todo lo que está pasando ¿Por qué ella? ¿Por qué Grace? ¿Por qué la oscuridad vive acechándome? ¿Es muy egoísta pedir por el bienestar de mis seres queridos?

Yo... ya no puedo más... ya no puedo seguir con esta farsa de vida. Si algo me tiene que pasar, que pase ahora.

Me tiré a mi cama, devastado. Sentía odio, furia y enojo. Y una soledad absoluta con una gran sed de venganza. Definitivamente no me quedaré con los brazos cruzados.

Cerré los ojos en contra de mi propia voluntad. Y tuve un sueño... un sueño oscuro con una única voz que me llamaba y hablaba. Era muy tentadora, pero no podía distinguir su género.

— ¿Quién eres? ¿Qué crees que eres? ¿Qué buscas? ¿Qué quieres?

Aquella seguía repitiendo las mismas preguntas una y otra vez.

— ¿Qué es esto...?

— ¿Eliges saber qué es esto? ¿Qué o quién soy?

— ¿Esto es un sueño?

Rió.

—La cuestión no es quién soy, es quién quieres que yo sea.

— ¿Eh?

Vislumbré a una figura acercarse hacia mí. Parecía ser la de una chica, y al estar finalmente al frente de mi distinguí quién era.



#14872 en Fantasía
#33150 en Novela romántica

En el texto hay: secretos, amor, exorcistas

Editado: 24.09.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.