“(…) No es mi intención,
No quiero hacerlo,
No sé por qué lo hago
Y continúo cayendo (…)”
(Lo siento al dolor)
Luego de cumplir mi cometido y derrotar a los demonios, pensé que lo más indicado sería volver al campo de batalla. Probablemente me encuentre alguna criatura en el camino, una a la que sin dudarlo un segundo acabe con su existencia.
Aunque tal vez no haya nadie en el campo de guerra. Pudieron haber hecho lo mismo que yo. Desviarse del camino hacia el centro del bosque, donde hay muchos más árboles que en aquella zona despejada.
En este momento en vez de estar nerviosa y repleta de miedo, me siento totalmente ansiosa, aunque no puedo evitar que mis manos saduran.
No sé cuál de los dos seres que me he encontrado son más terroríficos: los demonios o espíritus; aunque también estoy consciente de que existen más criaturas del Averno rondando en la tierra.
No me detuve en mi objetivo ni un momento, hasta que finalmente llegué al sitio indicado. Volví a ver sangre en el suelo, a mis compañeros con sus cadáveres, al silencio espeluznante y alarmador, como si advirtiera que hay peligro en cualquier parte que fueras, y por supuesto, ellos acabarían contigo.
Sin embargo... ya no temo al igual que antes. Ahora sé que puedo defenderme y esta vez yo aniquilarlos a ellos. Permití que una sonrisa traviesa (repleta de sentimientos inconclusos) apareciera. Y luego, una risa despreocupada de todo el mundo.
Dejé de disfrutar de mi momento cuando oí a alguien pronunciar mi nombre. Me voltee rápidamente al percatarme de que aquella voz provenía detrás de mí. Y con extraña agiles coloqué el cuchillo en su cuello, sin presionar demasiado.
Luego, antes de cometer el siguiente acto de exterminar, miré el rostro de la supuesta víctima y me detuve al observar quién era.
—D-Daisy... ¿Qué está haciendo?
Aquella persona, castaña, esbelta y de ojos café profundos, me miraba con ojos aterrorizados y asustados. Y en sus ojos observaba mi maníaco reflejo.
—Anelis... lo... lo siento —Solté el cuchillo ante la desesperación. No me di cuenta hasta qué punto había disfrutado el acabar con esos monstruos, y ella lo veía a la perfección a través de mis ojos. Esos de un color verde que gritaban ansiando por más.
Anelis…
No se me ocurre qué le pudo haber sucedido a Daisy como para terminar en aquel estado atroz. Quería abrazarla y reconfortarla, llorar junto a ella, pero en el fondo logró atemorizarme. La vi destruida, sin una razón clara de vida. No comprendo cómo es que una persona puede cambiar tanto en un lapso de segundos, gritando por sobrevivir.
Miré a mi alrededor, al paisaje cubierto de sangre y órganos por doquier, como si hubiesen jugado con ellos y luego tirado. Intentando encontrar a alguien con la mirada, cualquier rastro de movimiento para estar alerta.
Daisy continuaba con la cabeza gacha, observando a su cuchillo cubierto con un extraño líquido y polvo que no sabría describir.
—Y... ¿Dónde está tu grupo?
Esta vez habló con un tono normal, aunque todavía aguantaba las lágrimas.
—Quiero decir... ¿Qué les sucedió? Porque... no los veo por ninguna parte.
Tragué saliva.
—Bueno... habíamos exorcizando demonios y espíritus. Pero... luego en nuestro camino se cruzó... simplemente se cruzó otro extraño ser —Resalté la palabra "simplemente".
<<Me refiero a que... ¡Que si nosotros no hubiéramos caminado hacia aquella dirección ellos estarían vivos! Aquella criatura los mató sólo por diversión. No le importaba sus vidas, los mató porque casualmente nos atravesamos en su camino.
Comencé a llorar.
—Nunca había visto a algo como eso. Fue como… si asesinar sería su juego favorito, y no le molesta en absoluto tener que hacerlo.
En mi mente se reprodujo las palabras de aquel ser antes de aniquilar a mis compañeros. Mirándonos con sus ojos bordo.
“Qué divertido.”
—Él se acercó hacia mí… y me paralicé... no tenía la menor idea de qué hacer. Tenía miedo y sentía que las piernas me fallaban... así que sólo me quedé allí, inmóvil.
<<Cuando estuvo lo suficientemente cerca, me mordió la oreja y dijo "Y ahora, corre" Sin pensarlo dos veces, lo hice. Corrí hasta no dar más. Entonces luego te vi y seguí corriendo.
Daisy tenía los ojos llorosos. Al igual que yo, estaba a punto de llorar. Me abrazó y me mantuvo en sus brazos. Y una vez más, solté las lágrimas.
—Qué curioso —Dejé que mis pensamientos hablen esta vez por mí —Antes, yo era la que te mantenía y consolaba.
—Es verdad... bueno, creo que a veces hay que dejar de seguir la misma rutina de siempre y cambiar un poco.
Asentí, y enseguida nos separamos al escuchar pasos ligeros aproximarse a nosotras. Daisy tomó nuevamente su cuchillo y yo a mis pociones. Estaríamos preparadas para cualquier circunstancia.
Peter…
Estábamos escapando de un demonio, necesitábamos encontrar cualquier zona descubierta para acabarlo, pero en un bosque no creo que resulte tan fácil hallar un lugar así. Hasta que luego recordé al campo de batalla. Tendríamos que seguir corriendo y dirigirnos lo más pronto posible. Y de no ser así estaríamos muertos por aquel demonio.
— ¿Cuál es tu plan? —Me gritó Nick ya agitado.
— ¡Tenemos que seguir corriendo hacia el norte!
— ¿Qué? ¿Estás bromeando? ¡Yo decidí ser un rastreador para no tener que moverme tanto! ¡No hago ejercicio! ¿Entiendes? ¡No podré sobrevivir más! ¡Me muero, me voy a rendir!
Lo vi parar por un breve instante, hasta que lo agarré de la manga para arrastrarlo conmigo y seguir corriendo.