Clandestino luz y sombra

CAPITULO 40 REENCUENTRO

“(…) Muriendo estoy,

Y lo sigo haciendo,

Matándote estoy

Con las palabras que siento

¿O no? (…)”

(Lo siento al dolor)

 

Nick…

Todos nos volteamos para ver aquellos rostros provenientes de las voces. Algunos de nosotros reflejaban curiosidad y otras furias mezcladas de inquietud.

— ¡Tú! —Gritó Anelis con enojo y los puños cerrados, dirigiendo su dolor hacia el ente de ojos bordo y una sonrisa creída.

Aquella figura sólo esbozó una sonrisa con el ceño fruncido.

—No... no puede ser.

Mientras tanto, Peter miraba con unos ojos penetrantes y sombríos a la mujer al lado del hombre, y ella también. Únicamente centraba su vista en él, como si se comunicaran mentalmente, como si se tratara de un juego de no parpadear.

—Así que me recuerdas... —Finalmente habló la chica, de un largo cabello rubio oscuro. Sus ojos celestes se entornaron, e hizo una pausa para luego sonreír con apariencia mezquina —…Peter.

—Nunca podría olvidarte Grace.

Continuó con la mirada desafiante y estricta. Ahora ambos se fulminaban con la mirada, como si en verdad se tratara de rayos x.

—Me alaga que no me hayas podido olvidar —La chica se cruzó de brazos —Pero, creo que ya es hora de pasar de página.

Sonrió mostrando unos hipnotizantes y grandes colmillos asomados, queriendo salir de su boca.

—Peter... ¿Quién, quién es ella? —Anelis tomó del brazo a Peter, aterrada.

— ¡Oh, Anelis! —La mujer rió a carcajadas, al parecer algo muy usual en ella.

—No estés tan estresada, o eso es lo que tú siempre solías decirme... demostrando a propósito tu "superioridad". Y demonios que eras gritona. Además de también mandona... creo... creo que hasta te detestaba, o aún peor.

— ¿Cómo sabes mi nombre? —Anelis la miró con desquicio, alarmada.

—Cierto, memoria perdida no se puede hallar —Se pasó el dedo por los labios —Por más que quieras recuperarla, en el fondo sabes que es un caso perdido.

— ¿De qué estás hablando? —Daisy no pudo ocultar el desagrado que nos provoca su sombría presencia.

—Daisy ¿Acaso no te había comido la lengua el gato? —Su risa nuevamente resonó como eco en el bosque —Y pensar que en tiempos pasados yo te aconsejaba sobre no tener miedo de ser quién eres. Al parecer sin mi presencia pudiste lograrlo muy bien solita...

Se agarró la cabeza con una mano.

— ¡Pues, qué digo! Si el demonio que mató al chico que se sacrificó por ti te dio una fuerte patada en el trasero.

—Estás muy animada, Grace —Peter seguía desafiante, como si no le asustara para nada hablar con ella, al contrario de nosotros.

— ¿Qué decir? El cambio aparentemente es bueno; además del nuevo amor —El hombre a su lado la rodeó por la cintura con un brazo.

—Quién diría que yo, la elegida, terminaría entre los brazos de Lucifer, cambiando cualquier curso de lo que fue alguna vez el destino.

— ¿Lucifer? ¿La elegida? —No pude retener la risa — ¿Soy el único que piensa que todo esto salió de una película distorsionada?

—No estoy de acuerdo, yo la llamaría "una película original" en vez de distorsionada —Interrumpió la tal "Grace" o apodada como "La elegida".

Lucifer bufó, queriendo demostrar el poco interés que le causamos.

—Luego de una buena risa llegan las lágrimas, y creo que el momento feliz se acabó —Soltó a la chica y pasó su mano por la cara, creando un ambiente de suspenso. Inmediatamente la retiró —Es hora de la cazería.

Apenas acabó de decir aquello, como obra de la nada apareció en el cielo una gran y amplia nube negra, completamente oscura.

Siguiente a ello, de la nube salieron figuras como si estuvieran volando, provenientes de esa dirección. Del cielo bajaron demonios y espíritus, además de otras criaturas tanto grandes como pequeñas que nunca vi en mi poca experiencia como rastreador.

A algunas criaturas parecían que les sobresalían grandes tentáculos o huesos de sus cuerpos, además de tener muy grandes y afilados colmillos en la boca. Todas eran extremadamente aterradoras, verlas se asimilaba a que tu corazón estuviera expuesto al riesgo de ser expulsado por tu boca.

Al tiempo preciso que aquellos seres exóticos decidieron mostrarse, los cuatro comenzamos a correr. No nos arriesgaríamos a descubrir qué pasaría si nos quedáramos allí varados. Aunque confieso que sí me tuve que aguantar las ganas de quedarme quieto, observando a los nuevos individuos que parecían haber sido sacados de una leyenda urbana.

A medida que huíamos en busca de algún refugio dentro del bosque, oímos pasos acelerados y cada vez más en variedad, cercanos a nosotros. Y finalmente tuvimos que dividirnos, de nuevo.

A pesar de que nos separamos, tratábamos de permanecer distanciados a pocos metros, los necesarios como para llegar a vernos a duras penas. Anelis se fue detrás de Peter, y en el otro extremo nos encontrábamos Daisy y yo.

Admito que nunca estuve tan nervioso hasta como ahora, pero la adrenalina está corriendo por mis venas y aquello me agita y a la vez provoca una sensación escalofriantemente extravagante.

De pronto nos tuvimos que detener porque Daisy al estar tan cansada por la semejante catástrofe que vivió en estas últimas horas, tropezó y cayó al suelo; por muy mala suerte doblándose el tobillo.

La escuché maldecir en voz baja al percatarse del infernal dolor en aquella zona flexionada.

Como al parar notamos la presencia de aquellos horrorosos seres, no me quedó otra opción que obligarme a hacer un acto heroico y llevarla cargando en mis brazos, sí, la cargué como princesa para ser más claro.



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En el texto hay: secretos, amor, exorcistas

Editado: 24.09.2020

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