“(…) No sé por qué lo hago
Y sigo haciendo
No es que quiero hacerlo,
Y te sigo hiriendo (…)”
(Lo siento al dolor)
Por tanto discutir conmigo mismo, empezó a dolerme la cabeza de una manera intensa, como si una grúa la estuviera aplastando. No podía pensar. Entonces de un momento a otro decidí finalmente parar, detenerme y no huir más. Seguramente no serviría de nada. Pero en algún momento debía hacerlo.
Ya me harté de intentar escapar de la realidad, porque a pesar de que todo esté de cabeza, no me puedo quedar parado y de brazos cruzados, observando cómo transcurre el caos.
— ¡Peter! ¿Qué crees que haces? —Gritó Anelis, alarmada al percatarse de mi repentino detenimiento.
Si Anelis gritó, de seguro que Nick y Daisy también debieron de escucharla, además de Grace, quien está persiguiéndonos desde atrás a una velocidad inimaginable; aunque presiento que no corre con todas sus fuerzas y sólo juega con nosotros. De todas maneras, a este ritmo en cuestión de segundos nos alcanzaría, y nos veríamos nuevamente frente a frente.
—Anelis... tú nunca debiste estar conmigo. Ninguno debió hacerlo.
—Peter, pase lo que pase, no es tu culpa. No tengo ni la menor idea de lo que ahora mismo está cruzando por tu mente, así que no puedo decirte lo que quieres escuchar. Pero sólo te quiero decir que...
La interrumpí —Anelis, tú... no lo entiendes, no lo comprenderías. Les borraron la memoria, no sé quién o cómo, pero lo hicieron y yo no soy el hombre que en verdad amas. No tendrías que estar aquí conmigo.
—Peter... no, no lo comprendo.
La decepción profundizaba en sus ojos, ya ardientes, por la desembocadura de gruesas y dolorosas gotas de agua.
—Obviamente que no lo comprenderías, y seguro piensas que soy un demente —Miré al suelo, ya sin saber qué hacer o en qué pensar.
—Por supuesto que todos pensamos eso de ti, Peter.
Con una increíble fuerza sobrehumana, Grace me derribó en el suelo con una sola mano.
— ¡Grace!
Escupí la sangre sobre el césped.
—Hola Peter, te extrañé mucho —Esbozó una sonrisa torcida junto a una maníaca expresión.
—Ella... —Anelis comenzó a retroceder.
— ¡Anelis, corre! —Estaba totalmente alarmado.
—Ya te dije que no huiré, no te dejaré solo.
—Hazle caso al hombre que amas. O si prefieres, yo, la elegida, con mis propias manos te quitaré el último aliento de vida. Dejarás de perecer en este maldito mundo… Ahora que lo pienso, no sé con honestidad si eso es bueno.
—Estás loca.
— ¿Loca? ¡Me encanta que me digan loca! Suena exquisito —Inspiró profundo —Bueno —Colocó su dedo índice sobre la barbilla —En un momento llegará mi amado, así que mejor aprovecho y me divertiré con mis presas, ¿Qué dicen?
En los ojos de Anelis invadió el temor. Nunca la vi tan aterrada como en este momento. Cuando Grace se le acercó, corrí inmediatamente, sin ningún plan para detenerla, sin embargo otra vez me tiró al piso, pero esta vez con más fuerza.
Grace, una vez al estar lo suficientemente cerca de Anelis, la agarró del cuello y elevó. Anelis comenzó a intentar toser, jadeando en el intento.
—No te asustes, dije que voy a entretenerme con mis presas, así que a ti no te mataré tan rápido, no te otorgaré ese gusto ¡Quiero hacerte sufrir! ¡Sufrir como yo lo hice! Ofrecí lo poco de cordura que contenía por tu culpa.
<<Si... qué bien se siente al fin poder decirlo. Maldición… estuve todos estos días ensayando exactamente lo que iba a decir cuando llegara este momento… pero ahora olvidé lo que diría. Um... no me queda otra que improvisar.
Agarró el brazo izquierdo de Anelis con toda su fuerza, enterrando sus uñas. Aquella zona empezaba a tornarse rojiza y a medida que lo aferraba fue cambiando hasta llegar a azul. Al fin comenzó a salir grandes gotas de sangre, deslizándose hasta sus dedos.
— ¡Grace, detente por favor, sé que no quieres hacer esto! —Le agarré por la cintura.
—No, ¡Sí quiero hacerlo!
Se escuchó un crujido cuando, aun sosteniendo a Anelis, estiró una mano, y sin tocarme lanzó una luz puramente oscura, levitándome en el aire. Aunque al hacerlo soltó a Anelis.
— ¡Anelis!
La vi adolorida, retorciéndose en el suelo. Por suerte, antes de abalanzarme sobre Grace, impedí que le desprendiera el brazo del cuerpo, y aun así logró dislocarle el hombro.
—Grace... ¿Qué te han hecho? —Le dije agonizando por no encontrar la tierra bajo mis pies. Pero no sólo era eso, de alguna forma estaba estrujando mi cuerpo por entero.
—Peter, él no me hizo nada. Bien, lo único que hizo fue hacerme comprender la basura que eres.
Empezó a apretarme cada vez más. Con dificultad tragué saliva, no puedo ni imaginarme el dolor que sufrió Grace, y no sólo físico, sino mental.
—Seguramente piensas que fue Lucifer quien me otorgó estos poderes, pero no es así. La verdad es que siempre los tuve. Siempre te he mentido, a todos. Quería decírtelo Peter, confesarte la verdad sobre mí... pero esos inútiles profesores, principalmente el director y tu primo, no me lo permitían.
— ¿…Mi primo? ¿Él qué tiene que ver en todo esto?
— ¡Todo Peter! Él es cómplice, verdugo y espectador. Junto con el Director y los demás... ellos armaron todo, y de seguro que nunca se esperaron a que sucediera algo como esto... que la Elegida se volviera en su contra.
<<La única arma contra el mal. La soberbia de la humanidad los segó hasta el punto en que ellos se creyeron invencibles. Oh, mi fiel amigo Peter, no existe un salvador en este reino. El único que los puede salvar de los monstruos son ustedes mismos, pero decidieron mantener sus manos limpias y mandar a alguien más a hacer el trabajo duro, embobándolo con puras mentiras disfrazadas de verdades, donde yo sería la única elegida que podría salvar al mundo.