Clarissa

Fuera

60 años después de la primera aparición, la plaga volvía a comenzar. La población se llenó de inquietud y los más veteranos temblaban al conocer que uno de los más extraños casos de Heblem de repente, volvía a sus vidas. El primero de muchos, pero ya la gente sabía, algunos por los cuentos y otros por haberlos vivido en carne propia, que ese color negro en los ojos no suponía algo normal. Al siguiente día el periódico local daba la gran noticia: "¿Ojos negros de nuevo?" La noche anterior los pobladores golpeaban el cuerpo con la ilusión de que fuera una horrible broma de algún chico sin nada que hacer. A este momento aún lo creían, creían que alguien fuera tan lejos de herir a esa persona, pero antes inyectarle tinta negra en sus ojos para hacerlo parecer que estaban frente al renacimiento de la plaga. Con el pasar del tiempo todas esas vanas creencias se esfumaban. El tumulto de gente se reunió a las afueras de las oficinas del alcalde para pedirle explicaciones y saber qué medidas iba a tomar.
David y yo veíamos todo desde una esquina un poco lejos del lugar para no llamar la atención. David sostenía la cámara.

—Se puso feo esto —Dice David.

—No podemos hacer nada si no esperar —Digo— Baja esa cámara, no es buen momento.

—Hay que documentar todo.

—¡Clarissa! —Es la voz de Ale—Volvió Matías.

Ahí venía junto a Ale y Abbie. Mi mejor amigo de la infancia, no pude contenerme a abrazarlo

—Clari, tengo tanto que contarles. Una de ellas es que mi padre se suicidó enfrente mío. 

No me impacta la noticia en sí, si no la tranquilidad con la que Matías la cuenta.

—¿Qué haces aquí? Deberías estar con él —Dice Abbie.

—Debo asesinar al chico de la máscara roja. Es el culpable mi padre me lo dijo. 

— Comienza a investigar, anoche Clari buscaba la conexión de Dennis Salazar y este "hermoso" lugar. —Dice David.

— Ale les contó una parte supongo. —Movemos la cabeza afirmando—. Dennis Salazar no era el indicado.

—La vieja Marggie nos dijo que era un tal Mauricio. —Dice Ale.

—Exacto, mi bisabuelo. Él fue el que trajo la maldición. La pobreza lo llevó a hacer un trato con el demonio o lo que fuera. Una de las condiciones era asesinar a la madre de un chico, y supongo que ese chico es Alex Seth.

—Tal como dijo la vieja Marggie, ¿Creen que la plaga tenga algo que ver con Alex Seth? —Abbie.

—Está muerto Abbie. Es imposible.

—Pero tenemos a la extraña secta, tal vez son brujos poderosos y lo regresaron a la vida.

—Mierda chica hippie, eso estaría de locos.

—Ya me enteré que encontraron un chico con los ojos negros. —Matías.

—Fue horrible chico debiste haberlo visto —Jordan aparece.

— ¿Quién eres?

Presentamos uno a otro.

—¿Vendiste la ojeada de tus cuadernos? —David 

—Le saqué 500 al estúpido ese, pero ustedes me caen mejor y parece más interesados en conocer la verdad así que reservé esto.

Nos entrega un cuaderno viejo con el título: “El espía"

—Pueden quedárselo yo me lo sé de memoria.

—¿Espiar el subconsciente? —Digo.

—Exacto, mi padre se coló en esa religión y trato ser uno de ellos, lo único que deseaba era información.

— También dice que las personas quedaban en mal estado...

La casa de Alex que visitamos al principio, el sistema de sujeción, Alex pudo haber sido el culpable de... La muñeca.

—¿Hay alguno que hable de posesión de objetos?

—Sí. De los que mi padre encontró hay uno que incluso puede jugar con la voluntad de las personas. 

Me entra un escalofrío y mi cabeza empieza a dar vueltas...

—¿Clari te pasa algo?

—Nada.

Se me pasa. Ojalá no sea lo que este creyendo. 
Unos minutos después de que viéramos entrar a Orlando de la Cruz en el tumulto, vimos como los presentes volteaban la mirada hacia nosotros. Luego vimos el gesto de las manos del alcalde avisándonos que nos acercaremos. En el camino mi mente no hacía nada más que pensar en la inquietud que minutos atrás se había sembrado y crecía a una velocidad increíble. No debo entrar en detalles porque no tengo la suficiente información.

Al llegar las personas nos observaban con caras de odio, sentía los puñales de sus pupilas desgarrar cada órgano de mi cuerpo. Me sentía débil otra vez, mi cabeza volvía a dar vueltas, Matías me tomó de su brazo. Me sentí protegida.
Al llegar al centro Orlando toma la palabra.

—...Como les decía querido pueblo, yo soy una persona que trata con situaciones paranormales casi todo el tiempo y puedo apostar que esos ojos negros son una de ellas. Estos chicos metieron sus narices y de alguna forma volvieron a traer la desgracia a Heblem. Abrieron puertas que no debían abrir y ahora miren lo que ocurrió. 

—¿Qué dices? —Dice Abbie —Eres un hijo de puta, ahora quieres echarnos.

—Ellos son los culpables —Dice y una sonrisa malvada se dibuja en su cara

La gente comenzaba a apoyarle, me recuerda a las escenas basadas en la era medieval donde juzgaban a los malhechores en la calle.

—Orlando yo no estoy de acuerdo.

—¿Marggie?

La anciana con su bastón hacía acto de presencia.

—Estos jóvenes han hecho lo que nadie ha hecho  en 60 años, buscar una respuesta y puedo apostar que están más cerca de la verdad que este intento de investigador. Nuestra amada Heblem, fue golpeada por una extraña plaga que ahora por alguna razón está regresando a nuestras calles.

—Pero el señor Orlando tiene un punto, estos niños han venido y han visitado lugares que consideramos prohibidos como lo es "La casa de las agujas" —dice un habitante.  

Creía que nadie se había enterado de eso. Los pobladores comenzaron a murmurar.

—La casa de Alex Seth —dice Marggie—. Muchos le acreditan la culpa de esto que nos ocurre.

—Y la tiene —Jordan toma la palabra—. Mi nombre es Jordan Aargin, hijo de Jerónimo Aargin o el loco como le decían ustedes. 

—¿En qué te basas? —Marggie arremete.

—Los "ocultistas" de Heblem, tienen un conjuro al cual mi padre llamó "el espía" este consiste en visitar el subconsciente de una persona, para eso se necesita que la persona quede totalmente   inhabilitada. Los ojos negros son causados por el poder diabólico que se usa para dicho conjuro.

—¿Y eso que tiene que ver con Alex Seth? —Pregunta alguien en el público.

—Él está vivo y busca a alguien.

Luego de un silencio la gente comenzó a reírse y a decir cosas como "Igual de loco que el padre" "Deja las drogas"

—Déjame entender. Alex Seth está vivo y se anda metiendo en la mente de todos. ¿Cómo lo hace? Si está muerto —El sarcasmo del alcalde se podía oler.

Jordan solamente lo veía.

—He tomado una decisión, Clarissa y sus amigos deben dejar este lugar, Orlando se encargará de resolver el misterio de aquí en adelante.

—¿Qué? Pero si este no ha investigado nada.

—Infórmate antes de hablar, Jordan tiene razón. Alex Seth volvió a la vida y fue porque uno de estos chicos lo revivió. ¿Recuerdan el libro que buscaba? Ese libro es importante y apuesto que uno de ellos lo tiene. Ahí está el secreto, la fórmula para traer a alguien de la muerte.

Nos ponía en contra de la multitud para sacarnos del juego y llevarse todo el crédito. Abbie por sus gestos se podía decir que no pensaba permitirlo, se acercó al alcalde.

—Si ellos se van, yo también.

—Abbie ¿estás de su lado?

—Como dijo Marggie nadie en este lugar se ha puesto a investigar el porqué de los ojos negros, a nadie le interesa nuestra casa.  

—Sí así lo quieren nos vamos. Déjalo Abbie.

—No, no pueden irse así —Dice Marggie.

—Bien, quédense, pero no se involucren con Orlando y su investigación.

La gente nos miraba con desprecio sin ni siquiera saber lo que habíamos logrado. Mientras salíamos del grupo, siento que me miran de alguna parte. Giro mi cabeza a todos lados hasta chocar con la mirada de otra persona... Vestía totalmente de rojo y usaba una máscara del mismo color.



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En el texto hay: cultos, nuevas experiencias, terror suspenso

Editado: 18.11.2020

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