Claroscuros del Alma

Introducción- adelanto

Sé quién eres, me dijo su mirada, tú eres como yo, por eso llegaste aquí, esté lugar no es para escépticos, es tan inconsistente, tan ilusorio, tan ridículamente débil, que diría que cualquiera solo con sus pensamientos puede hacerlo desaparecer…

Y aunque no me pronunció palabra, porque le gustaba jugar conmigo igual que lo hacía con todos, su mirada aún era humana, la recuerdo bien, y decía muchas cosas. Me miraba con superioridad desde luego… en la mente del Tennyson todos debemos ser así, nuestro valor es como el de un insecto, no se puede avanzar de eso, pero él, él posee una inteligencia superior, más que superior, sobrenatural, es excéntrico, egoísta, narcisista, camina contoneándose cuál Pavo Real, si alguna vez lo conocen, no discutan, él lo sabe todo, siempre tiene razón, y… cuándo no la tiene… ¡LA TIENE! Está completamente loco, es un desquiciado, eso tambien lo sabe, y no le molesta en absoluto. Existen dioses allá arriba en el cielo, que desean tener la misma confianza en sí mismos que tiene él, criatura más inquebrantable no ha existido nunca.

Pero voy a dejar atrás los halagos para alguien que no los necesita, y detallaré como empezó todo, se trata de un recóndito país llamado Abálakann…

...

Los restos del hombre, buscado y creído muerto, pero jamás alcanzado por la muerte aún, se recomponían con agitada respiración. Mas ellas, solo lograban obstruir la vista de sus azulados ojos, único rasgo que conserva de quien fue, hoy el primate se prestaba especialmente feliz, la adrenalina aun corría dentro de sí. Frente a él, la pequeña laguna que había resguardado su vida casi sin ansias de quitársela, aun se exhibía inquieta, sus pies de primate continuaban dentro de ella, pues se encontraban exhaustos después de su gran proeza a través del extenso bosque. Mirando las infatigables nubes, y con el cuerpo yaciendo sobre la resplandeciente hierba, la criatura esbozo una gran sonrisa, había comprendido que por los pelos hoy no iba a ser la cena de alguien.

De eso constaba su vida, esa extenuante rutina de presa, no hacía más que recordarle que sus tiempos de hombre habían acabado, pero cuantos hombres semejantes al primate existen, ¿Por qué no? Entonces... permitir a un primate igualar a los hombres, el mundo esta lleno de soñadores locos. Cada tanto surgió algún loco que no desdeño oportunidad, de embarcarse a conocer las estrellas o ver a las cataratas llorar, cada tanto un loco fue en persecución de la gran ballena blanca o dejo todo un rastro de comida para saber por dónde retornar, cada tanto un loco observo por horas sus muñecos o los quiso de un susto despertar, y cada tanto un loco decidió ser un nuevo Colón... en el excelso Abálakann.

Y si vamos a lo concreto, ¿Por qué habría de allí regresar? No estaba en su ánimo guardar las culpas del silencio, y tampoco olvidar lo que en su vida tuvo lugar, pero sabemos, que nadie esta pronto a escuchar los disparates que de su boca saldrían, al referir a ese magnífico y nuevo lugar.

No podría desgajarse, mutilarse, y someter tirano su desdichada alma, que debía seguir sumisa los caminos de la carne, pues por sí sola no podía quedarse, existir era, parte de ese lazo, que solo la muerte lograba extinguir. Y en esos profundos deseos, no importaban más que los de la materia, por consistente y fuerte, tenía el control. Pero... jamás recibió un revés igual, pues la esclava fue su reina, lo dotó de fragilidad, le infundio miedo de vivir sin humanidad, cuando vio en el espejo su ruina de ella quiso escapar, y no más dudo sobre quedarse en el país de Abálakann.

Era entonces ese día, mucho tiempo después de haber decidido quedarse, cuando sobre el lateral de la laguna descansaba su entrecortada respiración. Criatura extraña era él, no es exacto un primate, esta tan cubierto de pelos que nadie podría describirlo bien, tiene las extremidades de un simio, y se desplaza ágilmente como ellos, pero ahí finaliza su parentesco, en cuanto a su rostro, en su figura solo puede vislumbrarse su pequeña nariz, como la de un cachorro, y en casos excepcionales, hay quienes pudieron ver sus ojos, en Abálakann lo llaman... Moäri, único ejemplar de los diez que fueron creados por medio de fusión, no es de sorprender, que el resto muriera, no pudieron escapar de un entorno hambriento. Pero a esta desquiciante bola de pelos que es Tennyson, nadie puede atraparla. Otra criatura extraña se encontraría ese día, y tal vez para él fuera como mirarse al espejo, luego de tanto tiempo….

Pero algo había en aquella nueva criatura que necesitaba arreglo ¿lo encontraría en Abálakann? No puedo decirlo aún, pero se rumorea que en ese paraje suceden cosas insólitas.

Fue entonces, cuando sobre la superficie del agua de aquella laguna, surgieron desde el oscuro fondo unas pocas pompas, despertando el interés del Moäri, que casi con preocupación retiró rápidamente sus pies del estanque y se acercó al borde, curioso. Vio que por el mismo sendero que habían recorrido las pompas hace apenas unos segundos, una silueta oscura se hizo presente, y con nobles movimientos bifurco el agua abriéndose paso y exponiéndose a la luz de manera violenta y desesperada, pues no era ese, un lugar propicio para su vida, sino aquel dotado de oxígeno, y sus movimientos invasivos sustituyeron la calma por iracundas olas, que avanzaron en gritos ahogados, dejándose caer sobre el frondoso pelaje de Tennyson, suplicantes de piedad y justicia ante el ultraje, y no pudieron equivocarse más, porque no hay criatura que desdeñe el agua fría del océano, tanto como él, se sacudió vehementemente como si en realidad le quemara, huyo rápidamente hacia la copa de un árbol y ahí quiso quedarse, pues ya no pudo ocultar su gran mal genio, pero las suertes estaban cruzadas para Tennyson, pues no pudo advertir a tiempo que aquel árbol era débil de materia, fenómeno común en todo Abálakann, y al contacto con su robusto peso, se derrumbó. Si creen que la ira de un primate es grande cuando le quitan su banana, entonces jamás conocieron a un Moäri, excéntrico, de altos humos, y poco paciente, en sus días malos, cuando imita perfectamente la cólera de Aquiles. Todo sentir debe ser liberado, por eso él no tardo en demostrar su enojo, con grandes gestos primitivos, vociferando a gritos y brincando sobre la rosada hierba, como si quisiera partir con sus pies, en dos pedazos la tierra. y hubiera seguido con su lamentable rabieta por mucho tiempo más, hasta liberarse de todo su pelaje, pues por su cuerpo parecía correr ardiente magma de volcán, de no ser porque tuvo la sensación de encontrarse acompañado, esa necesidad que tenemos de voltear cuando creemos ser observados, y muchas veces suele ser mera imaginación, pero no fue así en esta ocasión, porque aquello que veían sus ojos no tenía carácter alguno de espejismo engañoso, era más material, más tangible, y pertenecía a la realidad que nunca pudo aceptar. Se trataba de aquella silueta que había viajado desde la oscuridad hacia la luz recorriendo ese estanque, de quien lo había empapado con sus torpes movimientos mientras buscaba oxígeno,para salvar su vida, porque aunque quiera negarlo, no existió destino ni marea, no fueron las olas culpables, solo su acción, solo el latir de su corazón vivo, lo llevo a parar en Abálakann, y si después lo niega, no le crean, yo les digo la verdad, a todos nos asusta la oscuridad, nos mueve la inseguridad, nos derriba el miedo, la voluntad no es tan fuerte como para traicionarnos, nuestro cuerpo persigue la vida y desdeña la muerte, prefiere la luz a la penumbra y jamás ha aprendido a mentirnos como nos miente la mente.




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