ARQUÍMEDES
Me encontraba en la cafetería viendo el menú, me puse como reto personal comer algo de ahí, ni siquiera desayune para cumplirlo.
Escuche unos pasos detrás de mi y me volteé para descubrir que era Cesar el que estaba detrás de mi. Sonreía algo cohibido y con las manos metidas en los pantalones, se puso al lado de mi, tal vez para ver lo mismo que yo estaba viendo.
—Va a llover, ¿Pedirás algo astronauta?—me pregunto y yo sonreí debajo de mi cubrebocas.
Planeaba que mi primer reto para progresar y superar mi miedo a la gente fuera ir a la escuela sin guantes ni cubrebocas, pero antes de salir de la casa me gano el pánico y regrese por ellos.
—No se que pedir...—Estaba siendo sincero, tenia miedo de que otra vez me ganara el pánico y me quedara sin comer hasta llegar a casa. Le di otro vistazo a Cesar que no dejaba de ver el menú.
—Las hamburguesas están buenas—Me recomendó apuntando al letrero donde decía el menú.
—¿Me lo prometes?—dije sin pensar. Este me vio sonriendo, ¿acaso no se cansaba de sonreír tanto?
—Lo prometo, y para que veas que no es un juego... la pediré yo también.
Íbamos a pedir nuestra comida cuando Lupe nos alcanzo, ella se veía preocupada con su tarjeta en la mano.
—¿Sucede algo?—le pregunte y esta solo me ve un segundo, como si no hubiese notado mi presencia hasta que le hable. De ahí cambio su expresión a una mas relajada.
—Bueno, pensaba comprarme una gelatina o algo ligero, es que desayune bien y no quiero exagerar con la...—Junto en ese momento sus tripas rugieron, tanto Cesar como yo la vimos. —...comida.
Ese era el problema, ella tampoco quería ser la siguiente en la ambulancia.
—¿Pedirás algo, Arquímedes?—preguntó, hasta ahora se había dado cuenta que estaba a punto de pedir comida.
—Si, nos pediremos una hamburguesa, ¿Quieres una? La pagare yo—La invito Cesar.
Vi como trago saliva, estaba asustada. Me quite el cubrebocas para que me viera sonreír.
—Tranquila, yo también estoy asustado...—le dije y esta asintió sonriendo.
—El miedoso del astronauta me quiere dar consejos—dijo riéndose, avanzo a donde estábamos nosotros y conservando su sonrisa vio el menú. —Que no tenga pepinillos, los odio.
Cesar pidió el trío de hamburguesas y después de poco tiempo nos entregaron la comida y fuimos a la mesa donde estaban todos. Yeya que esta comiendo unas enchiladas me sonrío después de tragas su comida.
—¡Arquímedes! Amigo, te comerás una hamburguesa—dice apuntando a mi comida, asentí con algo de pena, en algunas ocasiones Yeya me recordaba a mi madre.
—Estoy trabajando en ello.
Los ojos de Yeya me dejaron y fueron a Lupe.
—¿Y a ti que te pico, amiga?
—Me estoy consintiendo un poco, ayer me pesé y descubrí que baje dos kilos, esta hamburguesa es la celebración a mi nueva figura— dice tomando haciendo. Cesar se sentó a mi lado, yo quede en medio de Lupe y Cesar.
Me quede viendo a la hamburguesa, se veía apetitosa, pero no podía evitar pensar en todas las manos que pasaron en ella antes que yo, la doctora me recomendó que despejara mi mente. La meditación que también me recomendó dio frutos, pero solo en la mañana. Inhale y exhale aire, no quería tener que usar mi inhalador.
Volteé y Lupe tenia el mismo problema que yo, solo veía la comida, ni siquiera la tocaba, solo la tenia ahí como si fuera algo profano.
—Puedes comerla—le dijo Yeya. Lupe levanto la vista para verla, estaba a su lado. —Tienes permiso de comerla, adelante...
Esas palabras parecieron reconfortar a Lupe que con un brillo en sus ojos tomo la hamburguesa. Trago saliva insegura de lo que iba a hacer. Si ella puede, yo también. Moví mis dedos preparándome para tomarla.
—¿Tu también necesitas permiso?—escuche a Cesar recargado en su codo en la mesa. Sonreía a boca cerrada. —Porque puedo hacerlo si quieres.
— No gracias, creo que estoy listo— conteste devolviéndole la sonrisa. La tome pero antes de morderla me detuve. —Creo que...
—Tengo una idea—dijo Cesar viéndome. Volteé y me di cuenta que Lupe no había mordido todavía su hamburguesa. —Porque no le damos la primera mordida al mismo tiempo.
Tomo su hamburguesa y nos vio. —¿Listos?
—No—dijimos Lupe y yo en unisono.
—A la cuenta de tres...
—Acabamos de decir que no idiota—le dijo Lupe. —Déjame mentalizarme...
—Uno...
—Cesar.
—El último que lo muerda me dará un beso.
Mierda...
—¡Tres!— Me confundí, pensé que ese iba a ser el dos y me retrase, fui el ultimo en darle una mordida.
Escuchaba a todos reír. ¿Eso significaba que le tenia que dar un beso? Apenas reaccione cuando me di cuenta que el bocado estaba entero, no lo estaba masticando. Cuando comencé a masticar fui consiente de los sabores, el pan, la carne, la salsa de tomate, todo en mi boca, no recordaba que las hamburguesas sabían tan bien. Levante la mirada y estaba seguro de dos cosas: La hamburguesa sabia maravilloso y... le debía un beso a Cesar.