Clean Boy

Capitulo 30

ARQUÍMEDES

Llegamos a mi casa sin ningún percance. Yeya me hablo todo el camino sobre como le gustaría el vestido. Le gustan los brillos y los colores chillantes.

—Hogar dulce hogar, supongo...—dije subiendo las escaleras.

—Que rustico, es muy bonito—El halago de Yeya me hizo sonreír un poco, asentí y abrí la puerta.

—A mi padre le gusta la mitología griega.

—Gracias al cielo que no te puso el nombre de un dios griego—Se reía. Si supiera que en un principio me iba a llamar Apolo... gracias madre por salvarme.

Entramos y nos recibió Hara que puso una cara de sorprendida que nos hizo reír a los dos.

—La habitación esta siguiendo este pasillo, Yeya, te seguiré en un segundo.

—Claro...—Sin mas camino por el pasillo que le indique.

Cuando me di cuenta que ya estaba a una distancia considerable me dirigí con Hara.

—¿Que sucede?

—Discúlpeme mis falsos, joven Arquímedes. Pequé.

—¿De que habla?

—Pensé que era gay...

Abrí la boca, pero ni una palabra salia. La cerré para tragar saliva y asentí. Era raro que la mujer que me había ayudado con mis tareas se estuviera disculpando.

—Hasta lo afirme con mi sobrina, ¿se acuerda de ella? ¿Macarena? Vino hace tres años—No la recordaba, pero asentí de igual manera. —Le dije que usted era gay...

—Oh, eso... si es extraño. Asumir la sexualidad de otros...

—Por eso le estoy pidiendo disculpas...

—Tranquila. No estoy enojado—Me aparte para seguir caminando.

Mientras caminaba por el pasillo para encontrarme con Yeya pensé en dos cosas. No estaba completamente seguro de ser gay, y también... ¿Que estaba pensando, Hara? ¿Que creía que iba a hacer con Yeya?

Salude a Yeya cuando la encontré al final del pasillo.

—¿De que hablaban?—pregunto curiosa.

—Sobre mi orientación sexual—dije guiándola a la habitación donde estaban los vestidos.

—¿Le confesaste que eres gay?

—Ella sospecha...—Cuando encontré la habitación, abrí la puerta. —, pero no le dije nada.

—Te gusta guardar secretos, ¿verdad?

—Hay algunas cosas que son mejor guardarte para ti mismo—dije sonriendo.

La invite a pasar y esta entra. Nadie había entrado a esta habitación ademas de mi madre. Le gustaba entrar y pasar horas viendo los vestidos, con el paso del tiempo dejo de venir, pero quien no dejo de venir fui yo.

—Este lugar es enorme—dice Yeya viendo todo girando en si misma sonriendo. —Amo mucho.

—Puedes escoger el que quieras—le dije amablemente.

 

 

Yeya se paseo por los pasillos donde estaban los vestidos largos. Admiro los que tenían mas brillos o los que tenían cortes extraños. Tomo uno azul algo corto.

—Me gusta este, ¿Que te parece?—me pregunto sonriendo poniéndolo encima de su cuerpo.

—Es muy bonito, allá esta un biombo, puedes probártelo ahí—apunté a la esquina de la habitación.

—¡Si! Espérame aquí—corrió al biombo.

Después de unos minutos sale con el vestido puesto, aunque se le caía un poco del pecho y la cintura, Yeya era muy delgada.

—No me gusto, ¿me puedes escoger otro?—me pidió.

—Yo no sé.

—Si sabes, solo ve los vestidos e imaginame en ellos.

Sonreí nervioso. ¿Y si escojo mal? Tal vez lo que escoja no sea de su agrado

Pase por el tercer pasillo en los vestidos de corte sirena, a padre le salían muy bien. Su especialidad eran los colores pastel, le gustaba el algodón y era fanático de la caída en la falda. Encontré un vestido muy sencillo a comparación de lo que siempre se pone Yeya. Era color de color durazno y con corte sirena, no tenia brillos ni encaje, ni mucho menos escote, era completamente lizo. Suspire y me imagine a Yeya en él.

Negué y lo descolgué para llevárselo.

—Aquí tienes... espero que te guste—Se lo di sin siquiera verla, estaba muy apenado por elegir algo que podría ser muy sencillo para ella.

Camine de un lado a otro esperando a Yeya. Estaba tomando mas tiempo del que pensaba, o tal vez no le gusto y no sabia como decírmelo. Iba a decírselo, estaba dispuesto a decirle: “Yeya, si no te gusto, solo dímelo y busco uno mas colorido” pero, mis nervios no me dejaban moverme. Pase mis manos por mi cabello y gire en un talón.

—Amm... ¿Yeya?—pregunte casi en un murmullo. Me asuste cuando esta salio con una sonrisa. —¿Que paso?

—Es muy hermoso. Amo—dice girando en si misma para enseñarme. Le quedaba algo flojo del pecho y la cadera, pero generalmente, el color le iba muy bien.

—Solo necesita algunos arreglos—dije sonriendo, estaba contento de que le gustara. Yo no tengo buen gusto, pero saber que elegí algo que le gusto me hacia sentir bien.




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