Cleventine 1: Realidad y Ficción

1x12. A trabajar

 

1º LIBRO – Realidad y Ficción

12.

A trabajar

 

Drasik iba de regreso a su casa, montado sobre su monopatín y con un chupa-chups en la boca. Iba sorteando a peatones y coches con gran destreza, fluía entre los obstáculos de la calle como una corriente de agua. Con sus pelos de loco ondeando con el viento, atraía las miradas de las chicas, y él respondía con un guiño y una sonrisilla que las volvía locas.

Al cruzar un paso de cebra, se adentró por un atajo que solía coger, una larga callejuela estrecha que al final estaba cortada por una valla metálica de unos siete metros. Saltar incluso una valla de veinte metros no era ningún reto para un “iris”. El suelo de la zona estaba hecho un asco, con basura desperdigada por fuera de unos contenedores que allí había, aunque él la esquivaba con agilidad sobre su monopatín.

Al poco rato, divisó a un par de personas que venían en dirección contraria desde el fondo de la callejuela, lo que le resultó muy raro, pues en esa zona no solía pasar nadie. Entornó los ojos para ver quiénes eran. Al reconocer a uno de ellos, de la sorpresa perdió el equilibrio y se estampó contra uno de los contenedores. Ignorando el dolor del golpetazo, lo primero que se le ocurrió fue meterse dentro del contenedor con el monopatín y allí se quedó, escondido y rodeado de mierda, esperando a que pasasen esas dos personas de largo.

Eran dos chicos, uno un poco mayor que el otro, pero ambos llevaban el uniforme del Tomonari, igual que Drasik. A medida que se acercaban, caminando a paso lento y tranquilo, oyó que estaban conversando, por lo que abrió levemente la tapa del contenedor y asomó los ojos con discreción para observar.

—¿Y cuánto te han pagado? —le preguntó el chico más joven al otro.

—Cincuenta mil yenes —contestó.

—¿Sólo? —se sorprendió.

—Daiya, ¿sabes lo fácil que ha sido averiguar que ese novato de Kyo salvaguardaba el pergamino que buscaban? Vamos, tío, que llevo años siendo “iris”, casi podría haberlo hecho con los ojos cerrados. ¡Ja! La KRS creía que sería difícil descubrirlo si lo ponían al cargo de uno de los suyos recién llegado del Monte Zou, que nadie sospecharía del novato, pero no se me pasó por alto.

—¿Y qué? ¿La MRS ya está en movimiento?

—Nada más comunicárselo se pusieron en marcha. Ese Kyo se va a enterar de lo que es estar en este trabajo empezando desde abajo. Seguramente habrá creído que como su abuelo es el famoso veterano, él iba a estar muy cómodo en sus primeros días de “iris”. Me gustaría estar presente cuando la MRS lo capture y lo asuste. Ese novato… —repitió con una sonrisa burlona—. He oído que tiene el mismo elemento que tú.

—Sí, pero aunque ese tío sea dos años mayor que yo, no me llega a la suela de los zapatos —sonrió Daiya.

Mientras los dos se reían, Drasik se había quedado con la boca abierta de par en par.

—Por cierto, Kaoru, ¿sabe nuestra Líder algo de esto? —quiso saber Daiya.

—No, desde luego que no, así que más te vale tener la boca bien cerrada —dijo con cierto tono de amenaza—. Ya sabes que la Líder mantiene un estrecho hilo de alianza con la KRS, paso de que me reproche lo que he hecho, yo sólo quería la pasta. Bueno, ¿qué haces esta tarde? No hay reunión, ¿no?

—Hoy no. Pero yo he quedado con un chaval de mi colegio que me ha admitido en su grupo de música, vamos a tocar. Es el hermano pequeño de esa piba con la que sales, se llama Cleventine, ¿no?

—Esa tonta me ha humillado delante de mucha gente —gruñó con desdén, mirando al frente con rabia—. Se va a enterar...

—Tienes un gusto muy raro para elegir a tus novias humanas —sonrió con sorna.

—Cállate.

Los dos se perdieron de vista al salir del callejón y reinó el silencio en toda la zona. Drasik ahora estaba a punto de darle un síncope. «¿Ese hijo de perra de Kaoru era el novio de la princesa?» se dijo, incrédulo y hecho polvo, preguntándose cómo su querida Cleven podía haber salido con semejante tipo. Sacudió la cabeza para evaporar esos pensamientos, ahora había algo más importante.

No podía creerse que Kaoru, un miembro de la ARS, aliada de la KRS, fuese quien delató a la MRS quién tenía el pergamino. Conocía a ese Kaoru desde hacía años, alguna vez su RS y la suya habían trabajado juntas en una misión, y desde luego, Drasik le cogió un odio increíble a Kaoru nada más verlo, lo aborrecía, más que nada porque Kaoru poseía el mismo elemento que él y se daba aires de ser más fuerte que él. Era su rival oficial. «Te vas a enterar por lo que le has hecho a Kyo» pensó con furia.

Salió del contenedor y siguió su camino hacia su casa, esta vez dándose prisa. Al llegar al final del callejón, ante la valla de siete metros, se paró y miró a su alrededor para asegurarse de que no había nadie mirando. Se impulsó con las piernas y dio un salto enorme, pasando por encima de la valla como si nada.

Al llegar a su calle, se adentró en su portal y subió por las escaleras a toda velocidad hasta el quinto piso. El edificio era muy lujoso, las viviendas eran amplias y tenían dos plantas. En el rellano del quinto, además de las escaleras, disponían de dos ascensores; había plantas decorativas, y las cuatro puertas que daban a las cuatro viviendas de ese piso se identificaban con las letras A, B, C y D. Como el rellano era rectangular, la puerta A estaba casi enfrente de la B, en los lados largos, y las puertas C y D enfrentadas a mayor distancia, en los lados cortos, siendo la D donde vivía Drasik.




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