Cleventine 1: Realidad y Ficción

1x41. La elección de Takeshi

 

1º LIBRO – Realidad y Ficción

41.

La elección de Takeshi

 

Tras pasar siete años viviendo en la misma rutina, en siete días se había escapado de casa, había conocido gente nueva, había estado sola en un hotel, había visto cosas extrañas, se había enamorado por error y había vivido algo insólito. Cleven recapacitó sobre todo lo que le había pasado. Del enfado a la alegría, de la alegría a la felicidad, de la felicidad al drama y del drama de nuevo a una felicidad, diferente a la anterior, pero incluso igual de grande.

Esos días no los cambiaría por nada, y mucho menos los que venían por delante. Iba a vivir con su tío, casi no podía creérselo. No tenía el comienzo feliz y perfecto con el que había soñado, pero un comienzo agridulce e incómodo seguía siendo una experiencia interesante, y tenía la esperanza de que evolucionase a mejor. Ella misma se lo aconsejó a él, horas antes: había que intentar, probar.

Con la cantidad de cosas que habían pasado esa semana, Cleven tenía la sensación de que había sido mucho más largo que una semana. Y ahora que estaba en un punto final, cerrando un capítulo, mirando atrás, no podía terminar de asimilar por completo cómo estaba antes de esa semana y cómo estaba ahora. La diferencia era enorme. Y eso le daba justo el cosquilleo que llevaba años anhelando, una novedad, un cambio… un inconsciente paso hacia la verdad. Hacia una verdad que una vez fue suya y no recordaba. Porque había que apuntar que Cleven todavía no sabía en qué mundo se había metido. Por una buena razón su padre la sacó de él. Sin embargo, su padre tampoco sabía la razón especial por la que Cleven debía pertenecer a ese mundo. Borró de ella algo más que su memoria, sin saberlo.

Se había hecho muy tarde. Habían pasado por el hotel para que Cleven recogiera su maleta con todas sus cosas y para confirmar su salida. Ahora iban de regreso a donde vivía Raijin. Y hasta ahora, apenas habían hablado. Simplemente se habían concentrado en recoger las cosas de ella. Claramente, cada uno estaba todavía lidiando con la nueva situación. Sí, ellos mismos la habían escogido y decidido, pero seguía siendo algo en lo que aún ambos se estaban mentalizando.

«No puedo creerlo aún» cavilaba ella, caminando por la calle detrás del rubio, sin parar de observarlo. «¿Cómo puedo tener un tío solamente cuatro años mayor que yo? En la vida me habría imaginado que mamá tuvo un hermano con tanta diferencia de edad. ¡Si hasta mi hermano es mayor que él! Parece ser que los abuelos Hideki y Emily estaban todavía en buena forma a los cuarenta y muchos. ¡Qué buenos genes, Dios mío! No es sólo que mamá en vida y el tío Brey gocen de buena salud, ¡es que son guapísimos, hermosos!» suspiró como una boba.

Vivir con él, ¿cómo sería? Ella siempre se había imaginado a su tío como un hombre cuarentón, barrigudo y con barba, con sentido del humor y demás, como un estereotipo de tío. También se lo imaginaba con una familia, o bien soltero, con un trabajo normal y una vida normal. Pero resultaba ser un chaval de 20 años, estudiante de segundo año de Medicina y que vivía su vida a su aire. Como un universitario corriente y moliente. Sólo había una cosa de él que Cleven ignoraba por ahora, además del "iris".

«Será genial. Estoy segura de que con él tendré más libertad, más espacio mental y más tranquilidad. Papá no me vigilará tanto estando al cuidado de otra persona. Podré ir más a mi aire. El tío Brey tiene una edad muy cercana a la mía. Aunque sea un chico huraño y frío, con él me resultará más fácil hablar de las cosas. Además, al parecer se ha abierto mucho más a mí al saber que soy su sobrina».

«Seguro que él me entenderá mucho mejor que papá. Papá no tiene ni idea de cómo me he estado sintiendo desde que mamá murió. A él sólo le afectó un tiempo y ya. A él sólo le importa el trabajo en su empresa. Tío Brey dice que papá estaba asustado de que me hubiese pasado algo malo porque me quiere, pero… no sé… Puede que sea verdad que papá me quiera un poco, pero sigue sin entenderme. Papá ha tenido una vida fácil. Con su inteligencia, nunca le ha costado estudiar y triunfar en un trabajo y ganar dinero. Seguro que siempre lo tuvo todo desde pequeño, seguro que siempre lo trataron como a un príncipe, porque es don Perfecto y sin defectos, y nunca se ha manchado las manos. Pero yo soy todo lo contrario a “perfecta”, soy todo lo contrario de Lex, de Yenkis y de papá. Por eso, soy una decepción para papá. Y estoy harta de sentirlo cada día».

—¿Qué es esto? —preguntó Raijin de repente, parándose en medio de la acera, poniendo una exagerada mueca de terror.

—¿¡El qué!? —se asustó Cleven.

—Este silencio… —miró en derredor—. Estoy al lado de la criatura más charlatana del planeta ¡y no se la oye!

Cleven le clavó una mirada de serpiente.

—Bueno, es que estoy pensando.

—¿¡Pero qué es esto!? —volvió a exclamar el rubio con gran sorpresa.

—Oye, para ya de burlarte de mí —gruñó.

—Vale, ¿qué te pasa? —preguntó él, volviendo a caminar—. Suéltalo ya. Das miedo cuando estás tan callada, es como… antinatural.

—Tú sí que das miedo ahora, hablando tanto.

Oyó que Raijin emitía una risa suave, mientras le daba una calada a su cigarrillo. A Cleven seguía chocándole verlo sonreír y mucho más oírlo reír. Parecía un chico diferente ahora.




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