Cleventine 1: Realidad y Ficción

1x42. El Monte Zou

 

1º LIBRO – Realidad y Ficción

42.

El Monte Zou

 

Denzel, Alvion, Neuval y los dos guardianes aparecieron literalmente de la nada tras un destello de luz a las orillas de un lago, rodeado de bosques y montañas. La orilla era pedregosa, de cantos redondos y lisos de colores blanco, beis y gris. Sobre la superficie del lago navegaba una ligera bruma. A pesar de ser de noche, no había oscuridad total, porque el cielo de arriba, despejado e inmenso, mostraba un manto de estrellas y la grieta de la Vía Láctea.

Pero eso no era el Monte Zou. Era una de las entradas. Denzel no tenía más remedio que teletransportarlos hasta ahí. Cuando hace poco más de tres siglos las tierras Zou sufrieron el histórico ataque de cuatro misteriosas criaturas negras de enorme energía Yin, evento denominado como la Guerra Extraña, la sede de la Asociación tuvo que reforzar su seguridad hasta el extremo para que no volviera a repetirse algo así.

El único que podía crear un escudo lo suficientemente fuerte para cubrir la totalidad de las tierras contra cualquier ser de gran energía Yin, era el brujo Zhen Qing, la misma persona que hizo el tatuaje especial de los “iris”. Sin embargo, Zhen Qing y su hermana melliza, la bruja Mó, ya habían fallecido unos veinte años atrás. Pero eso no fue impedimento para que el pequeño Denzel de 76 años de entonces, de parte de los Zou que vivían en esa época con él, rogara a los dioses que permitieran al espíritu de Zhen Qing venir al mundo terrestre para pedirle aquel favor.

De esta forma, Denzel pudo volver a “ver” a su más querido amigo después de tantos años, ya que Zhen Qing y él entablaron muy buena amistad en el breve pasado en que se conocieron. Le habló sobre lo ocurrido, y le preguntó si podía hacer una última aportación más para proteger a los Zou y a los “iris” y a los demás habitantes de las tierras Zou. Y Zhen Qing siempre decía: “Por los ‘iris’, cualquier cosa”.

Así que el brujo creó uno de sus mayores Códigos y cubrió todas las tierras Zou con él. Su funcionamiento tenía unas reglas: solamente se activaría cuando no hubiese ningún Zou en las tierras, e impediría la entrada de cualquier ser de original naturaleza Yin, incluso alertaría de si ya había alguno dentro. Denzel le preguntó por qué no podía estar siempre activado incluso con un Zou dentro. Zhen Qing le respondió que era porque, si un Zou clamaba tanto que los “iris” eran suyos, debería de saber entonces proteger a sus “iris” y a sus ciudadanos humanos, y que el escudo sólo debería ser necesario cuando el Zou no se encontrase en las tierras y, por tanto, estas estuvieran desprotegidas.

La verdad es que el brujo Zhen Qing nunca se llevó mal con los Zou, pero Denzel siempre detectó en su amigo una ligera confrontación de él hacia los Zou. El Taimu siempre pensó que era porque a Zhen Qing nunca le gustaba ponerle las cosas fáciles a todo el mundo, ya que su poder podía hacer de todo, y todo el mundo siempre le pedía favores y ayuda, pero con los Zou era incluso un poco más estricto. Zhen Qing apreciaba a los Zou y su causa, pero era como si el joven brujo los pusiera siempre a prueba, porque, si había algo muy claro dentro de todo el misterio de Zhen Qing, es que él velaba por el bien de los “iris” más que nada en el mundo.

Por tanto, dentro de las presencias de original naturaleza Yin que el escudo estaba programado para repeler, estaban incluidos los Taimu. Y esto nunca ofendió ni a Agatha ni a Denzel. De hecho, ambos Taimu estaban totalmente de acuerdo en ser incluidos en esa lista, porque hasta ellos sabían lo peligroso de su propio don del Tiempo, y de la posibilidad de ser usados o manipulados por otras personas de gran poder y de malas intenciones.

Entonces, los Taimu no podían teletransportarse dentro de las tierras Zou cuando no había ningún Zou en ellas. Esto tampoco supuso un gran problema durante los últimos siglos, porque siempre había habido al menos un Zou dentro de las tierras, ya que lo normal siempre había sido que vivieran varias generaciones Zou juntas, desde abuelos hasta nietos o desde bisabuelos hasta bisnietos. Y aunque uno saliera de las tierras, siempre se quedaba otro.

Pero, claro, ahora las cosas eran diferentes. Alvion perdió a su padre muy pronto, y a su propio hijo, y ahora él y Yako eran los únicos Zou vivos en el mundo, y Yako no vivía en las tierras. Por lo que Alvion era el único Zou que quedaba en el Monte Zou. Y al salir a buscar a Fuujin, el escudo se había activado y Denzel no podía traspasarlo hasta que Alvion entrase primero.

—Sé andar solito, gracias —protestó Neuval, harto de estar apresado bajo la fuerza de los dos guardianes del Monte, y estos lo soltaron con un gruñido.

—Suerte, Neu —le sonrió Denzel, mientras limpiaba sus gafas con gran cuidado con un pañuelo de seda.

—Espera… —se sorprendió—. ¿Te vas? Pero… —Neuval señaló hacia el centro del lago, aludiendo la entrada a las tierras Zou—. Pero… una vez pasemos la puerta son 18 kilómetros hasta el templo…

—A Alvion le apetece andar —contestó el Taimu.

Neuval sabía que eso era un eufemismo. Le clavó al anciano una mirada muy mosqueada, mostrándole su descontento.

—Es verdad, me apetece —le dijo Alvion tranquilamente.

—No. Lo que tú quieres es sacarme a “psicoanalipasear” —le corrigió el Fuu. Así era como llamaba al tipo de paseos que a veces Alvion hacía con “iris” que estaban en muy mal momento y durante los cuales los psicoanalizaba para mejorar su estado—. Toma —Neuval cogió de la orilla una cuerda mohosa abandonada de alguna embarcación y se la tendió al anciano—. Ponme la correa.




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