Cleventine 1: Realidad y Ficción

1x30. El pasado de papá (4/5)

 

1º LIBRO – Realidad y Ficción

30.

El pasado de papá (4/5)

 

«Ya había caído la noche en Hong Kong, eran casi las diez y había comenzado a llover un poco, pero era por la gradual llegada de un monzón, por lo que el tiempo iba a empeorar. Por eso, a pesar de que le dijo que iría a verlo mañana de nuevo, Lao se preocupó por el niño del callejón y decidió acercarse esa noche para traerle más ropa de abrigo, un impermeable, un palé de madera sobre el que sentarse para no tocar el suelo mojado y una lona que pudiera colocar como techo en su rincón de los cartones; todo esto, en caso de que el niño siguiera negándose a irse o a pasar la noche en otro sitio.

También, el muchacho podría haber decidido por sí mismo buscarse otro rincón más resguardado de la ciudad al ver que comenzaba a llover, pero como Lao le había rogado que no abandonara el callejón por sí solo, no sabía si el niño de verdad cumpliría ese ruego a rajatabla y estaba dispuesto a quedarse en el callejón aunque fuera bajo la lluvia.

Solamente quería asegurarse de que estaba bien y ver cómo iba a pasar la noche, nada más. Pero no venía solo. Junto a Lao caminaba otro hombre joven, de veintitantos. Era occidental, su cabello era negro y corto pero tenía tres mechones blancos, y vestía con ropa casual, como Lao, con chaqueta y bufanda. A pesar de que iba todo el tiempo con los ojos cerrados, caminaba con seguridad, como si sus otros cuatro sentidos detectasen los obstáculos sin problema, tras siglos de práctica, claro. En una mano sujetaba el palé de madera, haciéndole el favor a Lao de llevarlo él, y en la otra un paraguas con el que cubría a ambos, mientras Lao tenía las manos ocupadas con la lona y la bolsa con ropa de abrigo.

—De verdad, gracias por venir, Denzel —le decía Lao—. Podía cargar yo con todas estas cosas sin problema, pero no habría podido tener suficientes manos para hacer lo más importante, que es protegerme de la lluvia con un paraguas.

—Sé que los “iris” de tu tipo lo pasan muy mal bajo la lluvia, y te recuerdo que ayudar a los “iris” es mi trabajo.

—Ayudarme a no mojarme y a llevar estas cosas no es tu trabajo, es un favor que no has podido resistirte a hacerme porque eres una buena persona y punto —sonrió socarrón.

—También porque me saca del aburrimiento —se encogió de hombros—. Además, me puede la curiosidad sobre ese niño del que me has hablado.

—Te dije que podías venir mañana a conocerlo, cuando no lloviera y a la luz del día.

—Kei Lian. Soy inglés y soy ciego, me da igual la lluvia y la luz del día. ¿Y dices que ha estado siete meses con el “iris” sin que Alvion lo haya detectado?

—¿Ha pasado alguna vez antes, con Alvion o algún otro Zou, que no hayan podido captar el nacimiento de un “iris”?

—Sí… bueno, los Zou no siempre detectan el nacimiento de un “iris” al momento —le explicó el Taimu—. Unas veces los detectan al momento, sobre todo a los más cercanos geográficamente, y al resto pueden tardar en detectarlos a veces unas horas, unos días, unas semanas… incluso un mes ocurrió alguna vez. Pero siete meses… es mucho tiempo, sin precedentes.

—¿Alguna idea de cuál podría ser la causa? —quiso saber Lao.

—Depende. ¿Este niño tiene más rarezas?

—Hum… Define “rarezas” para los “iris” —le pidió Lao.

—Manifestaciones energéticas fuera lo común, comportamientos fuera de lo común, historia de conversión fuera de lo común…

—Veamos —caviló Lao—. Manifestaciones energéticas no he notado ninguna. Comportamientos fuera de lo común… estar demasiado cuerdo para los meses que lleva siendo un “iris” sin tratar —aseveró—. A veces, en situaciones de estrés, tiene las típicas convulsiones o tics raros como señal de que su mente le da fogonazos, pero son muy leves y breves comparadas con las que sufrimos comúnmente los “iris” antes del entrenamiento. Historia de origen fuera de lo común… supongo que algo debe de afectarle el hecho de que atacó a su creador después de presenciar la injusticia, y ha estado siete meses sin saber si lo dejó muerto o si lo dejó con vida.

—Caray… —no pudo ocultar su sorpresa, y se paró en mitad de la calle, con sus ojos cerrados apuntando al suelo, meditabundo. Lao lo miró expectante—. No haber sucumbido a la locura después de siete meses portando un “iris” sin tratar ya dice mucho de él. Tiene una energía mental poderosa. Pero, si bien esta no se manifiesta visiblemente, sí que parece tener un efecto, como impedirle o dificultarle a un Zou el poder detectarla, como si la mente protegiera por sí sola a su dueño de ser detectado.

Volvieron a emprender la marcha.

—Ahora, la causa de tener una energía mental tan poderosa… No sé… Si él supiera con seguridad que sí llegó a matar a su creador y, por tanto, que cumplió su venganza nada más convertirse, eso en teoría podría haber subsanado gran parte del trauma de su “iris” y hacerlo un “iris” más sano y cuerdo a pesar de no haber recibido entrenamiento. Si, por el contrario, él supiera con certeza que no llegó a matarlo, debería tener el mismo caso que el resto de “iris” en general, tener una ferviente sed de venganza, ira, rabia, locura. Pero me dices que él no sabe si su creador está vivo o muerto. Luego, hay una incertidumbre, y la incertidumbre debería hacer aún más inestable su energía mental. Y no lo está.




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