2º LIBRO - Pasado y Presente
6.
Nuestra realidad
—Bien, dejad vuestros pases de visitante sobre el mostrador —les dijo el profesor—, e id saliendo.
Los alumnos de Medicina obedecieron, pero Brey se quedó de pie, apoyado en la otra punta del mostrador de Recepción, observando sus apuntes. Estaba esperando, con calma, pero su iris se dejó envolver un poco por ese sentimiento cálido de emoción cuando alguien se encuentra con un ser querido al que hace años que no veía. Entonces, se dio la vuelta y vio a Lex viniendo desde los pasillos hacia el mostrador. Venía directamente hacia él, mirándolo fijamente, con esa sonrisa seria tan característica suya. Se apoyó en el mostrador también, con naturalidad.
—Dime, ¿me has reconocido antes de que tu profesor mencionase mi nombre? —quiso saber Lex.
—Sí —contestó Brey.
—¿En serio? A mí me ha costado darme cuenta de que estabas entre el grupo.
—Te pareces mucho a mi padre, Lex. Y la última vez que te vi también seguías siendo un adulto. No has cambiado mucho.
—¡No puedo decir lo mismo de ti! —se rio—. Tú has pasado de niño a adulto de repente para mí. Pero puedo ver que tú también te pareces mucho al abuelo.
—Vaya… veo… —se dio cuenta de lo que llevaba puesto—… que sigues llevando sus gafas.
—Ah... sí... —sonrió Lex con nostalgia, quitándoselas para dárselas a Brey, y el rubio las cogió para observarlas con el mismo aire nostálgico—. Aún me sirven. Si tuviera que cambiarles la graduación, sólo tengo que cambiar las lentes de cristal. Siempre conservaré la montura.
—Recuerdo que yo solía quitárselas cuando era muy pequeño. Me las ponía, y me mareaba al verlo todo desenfocado —casi sonrió, y se las devolvió a su sobrino—. Te quedan bien, Lex. Sigues siendo tú quien guarda también las gafas de mi hermana, ¿verdad?
—Sí. Imaginé que, si algún día alguna chica de nuestra familia las necesitara, las gafas de mi madre serían para ella como yo adquirí las del abuelo Hideki.
Se quedaron un rato en silencio. Siguieron observándose el uno al otro, hasta que ambos dieron un paso al frente y se abrazaron con fuerza.
—Hace años desde la última vez que te vi —dijo Lex—. Has crecido un montón.
—Puedo verlo, por fin soy igual de alto que tú.
—Has estado tanto tiempo desaparecido por ahí, tío Brey, que me ha dejado perplejo encontrarte hoy aquí como alumno de Medicina. No sabía que te interesaba esta profesión. Creía que tú eras más... de luchar, como el abuelo Hideki.
—Esta profesión es la más racional y noble del mundo, para mí elegirla se convirtió en algo lógico. Y también soy de curar, como mi madre.
—Me parece magnífico, por fin alguien en la familia con quien me puedo entender —se rio—. Y estás enterito. No tienes mal aspecto —se apartó él un poco para observarlo bien—. Veo que después de todo no te ha ido mal, ¿eh?
—No... No tan mal como cabría —suspiró.
—Lo único que sé de tu vida es lo de tus hijos. Así que me has dado primos.
—¿Quién te lo dijo?
—Mi padre, en las Navidades de hace cinco años.
—Tú siempre has sido muy sensato y muy correcto en todo, Lex, incluso más que yo. ¿No me vas a reprochar tú también que haya acabado siendo padre adolescente?
—Sí, ya te lo reprocharé, pero otro día —hizo aspavientos con broma—. De todas formas, sé que no fue algo tan simple como suena. Sé, por lo que me han contado, que lo que había entre tú y esa chica llamada Yue era muy fuerte. Os queríais de verdad. Siento mucho que muriese, ojalá pudiera haberla conocido —le dijo muy serio, y Brey no pudo evitar sonreír—. Joder, tío Brey, te he echado de menos —volvió a abrazarlo.
Brey cerró los ojos con amargura. Desde luego le hubiera gustado que las cosas hubiesen ido de otra manera. Cuando era pequeño, pasó gran parte del tiempo con Lex, con Izan y con Cleven –Yenkis era muy pequeño entonces–, y con Katz. Brey también lo había echado de menos a él tanto como a Cleven.
Katz se casó con Neuval el mismo año en que nacieron Izan y Lex. Mientras Neuval, Katz y Lex vivían juntos, Izan vivía con sus padres, Hideki y Emily. Cinco años después nació Brey, y entonces eran Neuval, Katz y Lex por una parte, y Hideki, Emily, Izan y Brey por otra, pero Izan y Brey pasaban mucho tiempo también con Neuval y con Katz.
Cuando Brey tenía 4 años e Izan 9, murieron sus padres Hideki y Emily, y poco después de eso nació Cleven. Entonces Izan y Brey pasaron a vivir con Neuval, Katz, Lex y Cleven en la misma casa durante seis buenos años, ya que, tras la muerte de sus padres, Katz quiso hacerse cargo de sus dos hermanos pequeños.
Después de esos seis años nació Yenkis, y al año siguiente Izan y Brey decidieron irse a vivir a otros hogares de acogida para quitarle a su hermana tanta carga. Fueron a sitios diferentes por la diferencia de edad. De hecho, nadie estaba seguro de a dónde se fue Izan a vivir. Entraba… salía… a veces desaparecía unos días… Él decía que iba a hacer trabajos temporales y ganar algo de dinero. Eso sí, seguía yendo al instituto con normalidad, y siempre que estaba con ellos, siempre tenía su sonrisa feliz en la cara.
#16744 en Fantasía
#6560 en Personajes sobrenaturales
#9796 en Thriller
#5535 en Misterio
romance y humor, accion con poderes, sobrenatural y crimenes
Editado: 24.11.2024