2º LIBRO - Pasado y Presente
33.
Secuestro
(el capítulo 32 ha sido reescrito con una nueva parte añadida el 19 agosto 2025, y el resto ha sido trasladado a este capítulo 33, con motivo de cambiar el orden de los sucesos)
Apenas eran las dos de la mañana cuando Brey comenzó a ser arrancado de los brazos de Morfeo, a ser despojado del Nirvana, a ser llevado lejos del reparador sueño que tanto necesitaba… por culpa de una vocecita familiar que no paraba de llamarlo y de zarandear su brazo.
—Papá… papá…
Brey abrió los párpados como si le pesase un kilo cada uno y respiró hondo, despertando sin remedio. Brey siempre solía dormir con una tenue luz encendida en su habitación, por eso vio sin problema a Daisuke ahí al borde su cama con cara disgustada. Cualquier persona desconocedora de la Asociación podría preguntarle con burla si es que le daba miedo dormir a oscuras. Y la respuesta era sí.
Nada de lo que avergonzarse. Esto les pasaba a todos los iris Den, e incluso a los Ka, por obvias razones. Más que miedo, estar en plena oscuridad les provocaba estrés, nervios y una sensación similar a la asfixia, porque la esencia de sus elementos era la luz, y la oscuridad era lo contrario a sus entornos predilectos. Los Ka tenían, además, la desventaja de sentirse así también en entornos muy fríos o con muy poco oxígeno. Por el contrario, ni el frío ni el vacío eran debilitadores para los Den, porque la electricidad y la energía electromagnética podían existir en ellos sin problema, si bien no podía manifestarse como un rayo en el vacío, sólo como partículas de carga eléctrica.
—¿Qué pasa ahora, korol’ dramy? —dijo dando un suspiro perezoso y lleno de paciencia, frotándose los ojos—. Cuéntame tu nuevo drama.
Daisuke no dijo nada. Solamente empezó a sollozar con enormes ojos avergonzados, agarrándose al borde del colchón bajo su barbilla.
—Ya… —bostezó Brey, comprendiendo al instante.
—Es que no me he dado cuenta… Es que… —siguió lloriqueando y moqueando—. Perdón… —hundió la cara entre sus manos sobre el colchón.
Brey terminó de desperezarse y se levantó de la cama.
—Anda, ven aquí, meón —lo cargó en brazos y lo llevó a su cuarto de baño para quitarle el pantalón de pijama mojado y lavarle en la bañera—. Esa tela impermeable que compré para tu cama es la mejor inversión que he hecho.
Para él era una nimiedad porque había pasado cientos de veces, pero Daisuke se puso a llorar más fuerte mientras su padre lo colocaba dentro de la bañera, tapándose los ojos.
—¡Dai! ¿Te duele algo?
—Por favor, no se lo digas a la asistente social… No se lo cuentes a los niños de mi cole… Ni a los abuelos…
Brey comprendió que esta vez Daisuke se sentía más avergonzado que nunca. Ahora que había empezado el colegio, tenía ese miedo natural de recibir burlas por este tipo de cosas.
—No pienso decírselo a nadie —lo tranquilizó Brey mientras le lavaba con agua tibia—. No es asunto de los demás, Daisuke, estas cosas son personales, privadas.
—¿No estás enfadado?
—Pues claro que no, bobo. Oye, tranquilízate —le cogió las manos para apartarlas de sus ojos enrojecidos, y lo miró con una sonrisa serena—. ¿Te crees que esto te pasa sólo a ti? No te avergüences, Daisuke, mojar la cama es algo muy normal en los mocosos de tu edad. A Clover también le ha pasado.
—Sí, pero mucho menos que a mí…
—A unos niños les pasa más y a otros menos. Te aseguro que a la mayoría de mocosos de tu clase también les pasa.
—¿Sí? —se sorprendió—. Pero siempre me dices que tengo que aprender a dejar de hacerlo.
—Sí, pero eso te lo digo para que tu mente vaya tomando conciencia —le explicó, señalándose la cabeza—. Te lo digo para que se te vaya quedando dentro y vayas entrenando la atención. Cuando duerme, tu cerebro desconecta del cuerpo, pero se puede acostumbrar a no desconectar del todo, de modo que cuando sienta ganas de mear, tu cerebro se puede despertar a tiempo y así puedes ir al baño.
—Pero ¿cómo hago para entrenarlo?
—Nada, solamente tienes que pensarlo a fondo. Dile a tu cerebro cada noche: “oye, despiértate enseguida nada más notar ganas de mear”. Hay niños que tardan más años que otros en entrenar esto.
—¿Y si yo tardo mucho?
Brey lo sacó de la bañera y lo envolvió entero con una toalla, convirtiéndolo en un burrito, y se quedó un rato abrazándolo, sentado sobre la tapa del retrete, mientras se secaba.
—No pasa nada —le respondió sin más.
Daisuke entonces se quedó por fin callado. Se sintió aliviado. Pero luego se giró para mirarlo.
—¿Puedo dormir contigo esta noche?
—Si te voy a cambiar las sábanas ahora…
—No es por eso… Es que… —balbució el niño—. Hay algo raro en mi habitación esta noche. Se siente raro… A lo mejor es un fantasma… Como a Clover no le hacen nada, sé que ella no tiene problema, pero a mí me ponen nervioso y sueño pesadillas, y sé que estando Clover no me van a hacer nada malo, pero es que sólo pensar que hay alguno cerca me da mucho miedo…
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romance y humor, accion con poderes, sobrenatural y crimenes
Editado: 20.08.2025