Cleventine 2: Pasado y Presente

2x35. Los dones de los brujos Xiaolang

2º LIBRO - Pasado y Presente

35.

Los dones de los brujos Xiaolang

Por fin. Después de tres semanas en el Monte Zou cumpliendo la tarea de investigación que Pipi le había encomendado, Yagami al fin dio con dos libros en los que podría estar la clave del misterio.

Tal como Pipi le había comentado a Neuval ayer, hace varias semanas, antes de que sucediera el problema de Kyo con la MRS y el pergamino que querían robar, él y su SRS habían tenido una misión de gran magnitud, en la cual Pipi había pedido la colaboración de la ORS de Kanon, la otra Líder e íntima amiga de ellos. Había sido una misión internacional porque habían tenido que seguir a una gran banda de tráfico humano que operaba en Japón con contactos en Corea, Taiwán y Filipinas. Ya la habían cumplido con éxito.

El caso es que, en una breve estadía en la pequeña ciudad taiwanesa de Taitung, Pipi se había topado con una vieja pareja de Knive, un hombre y una mujer ya mayores. Siempre eran muy fáciles de reconocer, vestían con ropajes negros y góticos, eran muy pálidos, algunos albinos y otros con cabello oscuro; solían llevar ojos pintados de negro, o los labios, o las uñas, y siempre portaban accesorios metálicos o joyas de plata. Y todos daban miedo a simple vista. Aunque algunos no lo pretendían.

De hecho, Pipi se llevó el susto de su vida cuando se topó con ellos, y pensó que él y su SRS estaban a punto de ser aniquilados, hasta que el pequeño Jannik llamó a la anciana por su nombre. Resultaba que era una tía abuela suya, por lo que ella y su marido eran Knive secundarios, es decir, la rama de los Knive aliada de la Asociación y alejada de los valores originales de los Knive primarios. Entonces, los testículos de Pipi volvieron a bajar a su sitio.

Encontrarse con Knive por el mundo y lejos de Europa no era imposible, pero sí bastante raro, aunque ya se sabía que había muchos por el mundo y nadie sabía qué hacían; todo en ellos siempre era un secreto. Nadie de la Asociación, ni siquiera los Zou, tenían derecho a preguntar o meterse en sus asuntos, era un acuerdo que tenían que respetar.

No obstante, Jannik estuvo un rato hablando a solas con la pareja, mientras Pipi y el resto de la SRS y la ORS de Kanon esperaban para continuar con la misión. Cuando Jannik se despidió de sus parientes y regresó con sus compañeros iris, se reunió con Pipi a solas para hablar en privado:

«—¿¡Que qué!? —exclamó Pipi—. No, no… Repítelo, creo que no te he entendido bien.

—Se que es harto extraño, maestro, pero mi familia es experta en reconocer a simple vista a cualquier tipo de ser. Mi tía dice que ya son varios Knive secundarios los que han llegado a ver o a hallar el rastro de un arki, a lo largo de los últimos tres o cuatro años en varias regiones de Europa y Asia. Nadie ha logrado seguirle la pista más de un día, pero se sospecha que ha llevado a cabo actividades en solitario, contactos muy breves y discretos con gente de todo tipo… Dice mi tía que fue el año pasado cuando ella se cruzó cerca de este arki, en Corea del Sur. Estaba solo, en una cafetería, sentado en una mesa. Lo oyó hablando solo, como si estuviera alucinando. Mi tía no entiende japonés, pero recuerda que la palabra que más repetía era “dones”.

—¿Dones? —arqueó una ceja—. Un momento… ¿ese arki hablaba en japonés?

Pipi de repente se quedó mirando al vacío con una cara como asustada. Jannik frunció el ceño, preguntándose qué se le había pasado por la mente.»

Por supuesto, eran dos factores bastante significativos como para no hacer una relación inmediata. ¿Un arki japonés? ¿Cómo no iba la imagen de Izan a cruzar la mente de Pipi? De ser cierto, sería una noticia devastadora. Hacía años que Izan fue cayendo en el olvido. Y era lo mejor. Porque su marcha dejó una enorme cicatriz, tanto en la SRS como en la KRS. El hijo de Hideki y de Emiliya…

Sin embargo, era crucial en el mundo de los iris no presuponer cosas, por muchas coincidencias que reuniese. Asegurarse de los datos era primordial, dar con pruebas certeras, visuales, palpables. ¿Quién sabe? Podría tratarse de otra persona, otro iris japonés que cayó hasta el final de la enfermedad, y a lo mejor Izan seguía perdido en otra parte del mundo.

Lo de “dones” no lo entendió. Pero tenía que ser importante, si era la palabra que más repetía.

Pipi era muy famoso en la Asociación por su infalible instinto. Cuando se olía algo, sabía prepararse de antemano y, sobre todo, solía acertar. Incluso con las cosas más pequeñas, sutiles y aparentemente sin importancia. Por eso, ya desde hace tres semanas había puesto en marcha una investigación privada. Se reunió a solas con Waine, su Segunda, y con Jannik, Guardián, en el Yoho Pub en la madrugada, el mismo antro secreto donde pocos días después se reunieron también Lao y Neuval a solas para hablar de la desaparición de Kyo.

En esa conversación, Jannik insinuó que tal vez él conocía algunas historias sobre los llamados “dones”. Como Pipi tenía el olfato más afilado del mundo, sabía que el niño, en realidad, estaba diciendo que conocía bastantes cosas sobre ese tema, pero era uno de esos enigmas del mundo que la familia Knive solía saber y guardarse para ellos, y Jannik tenía algún tipo de prohibición de hablar sobre ello.

No obstante, el niño le sugirió a Pipi que enviara a alguno de sus compañeros a investigar por sí mismo los datos de ese tema en la biblioteca Zou. Como Jannik se había criado en la Ciudadela de las tierras Zou, los libros y reliquias que guardaba el templo no eran desconocidos para él y sabía que existían libros donde se hablaba de este enigma. Un Knive no podía hablar sobre ello, pero un iris sí podía descubrirlo por sí mismo a través de los libros y documentos disponibles para el conocimiento de cualquier curioso.




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