2º LIBRO - Pasado y Presente
37.
El maestro de Yenkis
Sacó su teléfono móvil del bolsillo del pantalón. Buscó algo en él, en la aplicación de chat; bajó hasta el final, donde había recibido un audio, pulsó play y sostuvo el aparato frente a ella, dejando que se oyera.
—“Viernes. Evie ya te lo explicará cuando la veas o te llame, pero te informo yo de antemano. Ha ocurrido un incidente en mi casa en la madrugada, un intruso se ha colado, pero no ha causado daños y no ha puesto en peligro a Evie ni a su amigo en ningún momento. Ambos están bien. Todo está en orden ahora, pero he de encargarme personalmente de averiguar lo sucedido. Los dos niños regresarán a casa en un vehículo oficial escoltados por dos subordinados míos por la mañana.”
La voz del mensaje terminó ahí, sin más. Después de eso, fue a otro chat y reprodujo uno de los últimos audios.
—“Viernes, ¿por qué no respondes mis llamadas y mensajes? Estás muy desaparecida desde el funeral de tu padre. Llevo días intentando comunicarme contigo, pero ahora sí que necesito que contestes, con urgencia.”
El mensaje terminó ahí, y reprodujo el siguiente, recibido unos minutos después.
—“¡Te lo digo en serio, responde al teléfono! Sé que no estás en ninguna misión ahora. Lo siento, pero he tenido que meter las narices y lo he comprobado usando a Hoti. No estás ocupada con nada, ni con una misión inferior, ni superior, ni tampoco con tu trabajo humano en tu oficina tal como tu marido e hija siguen creyendo. ¡Y estás despierta ahora, oyendo esto justo después de enviártelo! Sé que estás recibiendo todos mis mensajes, ¡y sé que Hatori ya te habrá llamado o escrito contándote algo! ¡Tenemos que hablar ahora!”
Terminó ahí el audio, y entonces reprodujo el último mensaje.
—“¿¡Qué demonios pasa contigo!? ¿¡Tienes idea de lo que ha pasado!? ¿¡De lo que casi llega a pasar!? Es imposible, ¡imposible que mi hijo haya sido invitado a la casa de tu hermano sin que tú lo supieras y lo aprobaras! ¡Eres tú quien lo ha permitido en primer lugar! A mí Yenkis me ha mentido, ¡pero si tu hija invita a mi hijo a ir juntos a la casa de Hatori, Evie primero te pide permiso, por lo que tú has sido la primera en saberlo, en informar a Hatori y permitirlo! ¿¡Por qué coño lo has permitido, Viernes!? ¡A mi hijo le brilla un maldito ojo y lo has enviado a la casa de un puto Cazador! ¡Quiero una explicación! ¡Ha podido ocurrir una desgracia, ¿entiendes?! Si tienes algo contra mí, ¡sabes que nuestras familias son sagradas, joder! No tocamos a los nuestros, no tocamos a los inocentes. Algo raro pasa contigo… Y sabes a qué me refiero… No me hagas creer que has caído, ¡cualquiera menos tú! Es obvio que Alvion no está pudiendo detectarlo, no sé por qué, así que te lo ruego, Viernes, para, frénalo, lucha contra el maldito majin. Si estás teniendo un largo brote desde hace días, pide ayuda ya, antes de que sea irreversible, por favor. No podemos perderte a ti ahora. Si te conviertes en arki, o si alguno de mis hijos vuelve a correr peligro o a salir perjudicado por tus acciones… ya no importará el aprecio, el respeto y la admiración que te tengo como iris… Te despedazaré.”
Se hizo el silencio en toda la ruinosa sala principal de la mansión abandonada. Sólo se oía el zumbido del generador eléctrico que habían instalado en un rincón, para colgar algunas bombillas por las viejas y agrietadas vigas de madera del techo. Al otro lado de los ventanales, empezaba a aclararse el cielo, pero la cantidad de maleza y enredaderas de la fachada exterior apenas dejaba entrar la luz natural.
Viernes volvió a guardar el móvil en su bolsillo y esperó ahí de pie, frente a la larga mesa de comedor. Frente a ella, sentado con las botas sobre la mesa, Izan se columpiaba lentamente con los ojos cerrados. Pero entonces los abrió, se sentó correctamente y la miró, apoyando los codos sobre la mesa.
—¿A qué hora los recibiste?
—De madrugada, entre las tres y las cuatro.
—¿Qué hora es ahora?
—Las 8 de la mañana.
—Hmm… —se tocó el aro de su labio inferior—. Brey se estará despertando ahora mismo para ir a su misión con Drasik. ¿No te parece irónico lo sosegado y racional que sonaba Hatori el humano explicándote lo sucedido y lo desquiciado y colérico que sonaba Neuval el iris?
—Tú has crecido con él, ya debes de saberlo. Siempre se ha puesto así cuando se trata de los suyos. Siempre ha sido más emocional que otros pese a tener un iris poderoso.
—Sí, ¿verdad? Supongo que eso es lo que pasa cuando sólo la mitad de ti es iris y la otra mitad es una historia aparte. Pero ahora había algo diferente en su voz, diferente a los otros muchos cabreos comunes que ha tenido. ¿Lo has oído?
—He oído una distorsión. ¿No es cosa del micrófono de su móvil o de mi altavoz?
—No… —sonrió Izan, mirando hacia el techo y apoyando la barbilla en una mano—. Su voz… casi le sale su verdadera voz. Me ha dado escalofríos, ¿a ti no? Pero también había un sonoro desaliento… una desesperación… a un milímetro de quebrarse algo insano y terrible en él. Su iris… está fallando.
—Entonces ha funcionado. Se está desmoronando, está acumulando cada vez más hartazgo, estrés…
—Ha salido mejor de lo que esperaba. Porque no ha sido sólo el gran disgusto de enterarse de que Yenkis le ha mentido y que se ha puesto a sí mismo en una situación gravísima. Parece ser que se enteró en medio de la noche de que el chico estaba en la vivienda de Hatori y que fue a buscarlo allí directamente. Me preguntó qué habrá pasado exactamente, pero parece que Hatori y Fuujin han tenido algún breve encontronazo en el intento de este de buscar a su hijo allí. Por lo visto se ha librado de ser pillado y no ha ocurrido mayor problema con Yenkis. Sea lo que sea… Neuval ha recibido algo más que un disgusto. Está rozando su límite.
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romance y humor, accion con poderes, sobrenatural y crimenes
Editado: 06.11.2025