2º LIBRO - Pasado y Presente
40.
La auténtica asistente social
Dentro de la vivienda B, Yako, Brey y Daisuke se sobresaltaron al oír el timbre.
—Debe de ser Cleven —dijo Yako.
—Cleven tiene sus propias llaves —se extrañó Brey.
—¿Se las ha podido dejar? O quizá sea Mei o Eliam. Tranquilo, yo me encargo, quédate aquí con Dai. Si es Cleven, yo se lo explico.
«¡Ay, no!» pensó Eliam al ver aquello por la mirilla, y abrió su puerta rápidamente.
—¡Señorita Ishida, esper-…!
Pero no llegó a tiempo, porque Yako ya abrió la puerta de Brey.
—Oh… —Yako frunció el ceño al toparse con una desconocida.
«¡Anda! ¿Yako está en nuestra casa de visita?» pensó Cleven, observando desde su escondite.
—Buenas tardes —saludó Riku con una leve inclinación—. Soy Riku Ishida. Vengo a hacer la inspección. ¿Se encuentra Brey Saehara en el domicilio?
—¿Qué? —se horrorizó Yako.
—¡Señorita Ishida! —la llamó Eliam desde el umbral de su puerta—. Tiene la visita con Drasik y conmigo.
—Oh, hola, Eliam —lo saludó ella—. Sí, con vosotros tengo la visita dentro de media ahora, después de la de Brey.
—¡No, pero…! —Eliam no entendía y estaba igual de alarmado que Yako—. ¡Pero ya lo visitaron ayer! ¡Otro asistente!
—¿Qué? —se sorprendió Riku—. No, no… Chicos. No os confundáis. Ambas citas están claramente programadas para hoy, desde hace ya tiempo. Y tengo mucha prisa. Así que, por favor, señor… —miró a Yako.
—Moretti. Angelo Moretti —se presentó Yako.
—Si me permite pasar y hablar con Brey…
«¿Qué? ¿Por qué Yako le ha dado un nombre falso?» se sorprendió Cleven. «No, espera… He oído ese apellido antes. Kain me habló de la madre de Yako en la fiesta de su casa. Ese es el apellido de su madre».
—Espere, tiene que haber un error… —trató Yako de frenar a Riku, procurando mostrar por fuera toda la normalidad posible.
Sin embargo, Brey acabó oyendo y reconociendo la voz de Riku. Le invadió el pánico, no podía ser. Cargando en brazos a Daisuke, se acercó corriendo a la entrada.
—¿¡Ishida!? —exclamó, blanco como el papel—. Pero… ¿¡Qué hace aquí!?
—¿Cómo que qué hago aquí? Brey, teníamos la visita ahora. La confirmaste hace una semana en el correo. No se te ha podido olvidar.
—¡No…! ¡Pero…! ¡Me mandó un sustituto ayer!
—Yo no envié a nadie. Ni yo ni las oficinas. ¿Se puede saber de dónde viene tanto lío? Mira, de todas formas, ya he venido, y tengo bastante prisa. No pasa nada si tienes la casa desordenada y se te ha olvidado hacer limpieza, Brey, de verdad. He visto a miles de familias viviendo con niños pequeños y sé lo que es. No te voy a bajar puntos por eso. Sólo vengo a hacer revisión de las cosas más importantes del entorno y una sencilla entrevista a los tres, como la última vez. ¿Vale? Venga —apremió, entrando en la vivienda, y Yako tuvo que dejarla pasar, sin saber qué hacer para arreglar este imprevisto—. Daisuke, hola, ¿te acuerdas de mí? —lo saludó con una sonrisa amigable.
Pero Daisuke, en los brazos de su padre, la miraba preocupado, no muy seguro de si lo que estaba pasando era bueno o malo, pero ver las caras ya intranquilas de Yako y de su padre le daba mala espina. Riku arrugó el ceño al no recibir respuesta del niño, pero no le dio mucha importancia y caminó hacia el salón.
—No… Riku, espera… —a Brey le tembló la voz, porque sabía lo que venía, algo que llevaba cinco años siendo una de sus mayores pesadillas.
Su iris colapsó, no había forma de tratar esto, de llevarlo por otro camino, de persuadir a Riku de algún modo.
—De primeras todo se ve bien —comentó ella, apuntando algo en su carpeta, y se giró hacia él—. ¿Dónde está Clover? Llámala, por favor, me gustaría empezar con la entrevista y así nos la quitamos de encima.
Brey no pudo contestar. No pudo moverse siquiera. Por eso, Yako decidió intervenir y actuar por él, y era mejor hacer las cosas bien aunque eso significase afrontar otra desgracia. De todas formas, Riku ya se dio cuenta de la tensión a su alrededor.
—Dios mío… —miró a uno y a otro—. ¿Qué ha pasado? Decidme, ¿qué ha pasado? ¿Dónde está la niña?
—Verá… Clover se ha escapado esta madrugada. Está perdida —le respondió Yako.
Cleven se llevó las manos a la boca para ahogar un respingo. «¿¡Qué!? ¿¡Clover está desaparecida!? No… No puede ser verdad…».
—¿¡Qué!? ¿¡Cómo que se ha escapado!? —se escandalizó Riku—. ¿¡Por qué se ha escapado!? ¡Brey! ¿¡Qué la ha empujado a hacer eso!?
—No… No lo sé…
—¿¡Ha recibido algún daño!? Más vale que me informes de ello ahora mismo y me digas la verdad, Brey, porque si las oficinas descubren más tarde que la niña ha sufrido algo que no debería…
—¡No, nada de eso! ¡No ha sufrido ningún problema, no le ha pasado nada previo…!
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Editado: 15.12.2025