Cleventine 2: Pasado y Presente

2x41. Reunión: la ARS

2º LIBRO - Pasado y Presente

41.

Reunión: la ARS

«¿Pero adónde se van ahora?» pensó Cleven, todavía escondida tras los arbustos del jardín exterior frente al edificio, cuando vio a su tío y a Yako salir del portal y marcharse calle arriba corriendo.

Había estado recapacitando sobre todas las cosas que había estado escuchando. Entre lo que Yako y los demás habían estado diciendo entre ellos, siendo diferente a lo que le habían contado a Riku, y los pequeños detalles chocantes, como que Yako hubiese dado un nombre diferente, y hubiese mandado a Drasik a darles una nota importante a unos tales “almaati”, y tuviese a una Hoti en su móvil capaz de registrar voces en unas bases de datos de criminales y de una tal Asociación, además del comportamiento tan secreto que habían mostrado todos, a Cleven no se le habían escapado estas pequeñas cosas que hacían de la situación de su prima desaparecida algo más que un simple incidente.

«Muy bien, esto está empezando a ser ya muy raro» pensó molesta, y decidió poner en práctica una vez más su mayor poder, que era, sin lugar a dudas, meter las narices donde no la llamaban. Se sujetó bien la mochila a la espalda y sacó su móvil de uno de sus bolsillos para guardárselo en el pantalón chándal que llevaba ahora puesto, para estar al tanto de si alguien la llamaba y notar la vibración.

Sin embargo, cuando lo miró un momento, descubrió que tenía unas siete llamadas perdidas de su tío. «Oh, mierda… No lo he oído, lo había puesto en silencio en el entrenamiento». Tras esas llamadas, había recibido un mensaje de Brey precisamente un par de minutos antes de que se marchara ahora con Yako: “Cleven, hoy ha ocurrido algo grave. Estés donde estés, cuando llegues a casa, ve a la casa de Mei Ling o a la de Eliam, ellos te lo explicarán. Yo me ausentaré esta tarde unas horas. Te veré más tarde. Si tienes hambre, tienes comida hecha en la cocina”.

«Tito…» se apenó Cleven, apoyando el teléfono sobre su pecho. Sin embargo, recobró enseguida la determinación, y se apresuró a alcanzar los pasos de Yako y de su tío.

Los estuvo siguiendo, manteniendo una distancia segura. Caminaban muy rápido, pero una de las virtudes especiales de Cleven era su agilidad para moverse por la ciudad y sus reflejos para esconderse enseguida en cualquier rincón si alguno de ellos miraba hacia atrás. Esto de pasar desapercibida ante la mirada de otros por las calles lo había practicado bastante en los últimos años con algunos exnovios, acosadores o chicas indeseables del instituto.

Había tenido suerte de que Yako y Brey hubiesen optado por ir a pie por las calles. Aunque no habían tenido más remedio. Lo de los helicópteros policiales sobrevolando la ciudad más de lo normal parecía algo serio. Hoy, por algún motivo, la vigilancia estaba siendo especialmente intensa, haciendo que ni los iris ni los almaati pudieran hacer sus desplazamientos habituales con grandes y veloces saltos sobre los edificios sin arriesgarse a que los vislumbraran haciendo tal acto sobrehumano.

—¡Brey! —lo llamó Yako a mitad de trayecto, mientras cruzaba el paso de cebra de una gran avenida, viendo que iba muy por delante, y casi estaba perdiéndolo entre la gente. Brey se giró y lo esperó, pero lo miró con gesto impaciente—. Por favor, ve un poco más despacio, no soy tan rápido como tú.

—Vamos hacia el mismo lugar, Yako, no importa si yo llego antes y tú después —siguieron andando juntos a paso ligero.

—Ya, pero… —intentó decirle.

—Quizá Neuval y Pipi hayan descubierto el paradero de Clover, ¡tengo que saberlo enseguida! Si la rescato hoy, ¡puedo estar incluso a tiempo de recuperar a Daisuke!

—Brey… —suspiró amargamente—. Si no te lo han comunicado ya a ti directamente, es que, o no lo saben, o es más complicado que eso. Por favor, prefiero que no te alejes de mí hasta que… bueno… hasta que todo se solucione.

—Oye… vale, sé por qué lo dices —se detuvo un momento para mirarlo a los ojos—. Pero lo de antes… no volverá a pasar. Estoy mejor ahora, ¿vale? Y sabes que a ti nunca te miento.

—Lo sé, y te creo. Pero… necesito entender… qué demonios te pasó ahí arriba. No parecías tú, y… nunca he sabido de ningún iris que haya tenido ese comportamiento ni siquiera ante la peor crisis. No en iris sin majin, claro.

Brey se puso un poco nervioso. Y se sintió mal consigo mismo, porque acababa de decirle a Yako que con él siempre era sincero, pero también acababa de recordar que en aquella azotea había aparecido Izan. O eso es lo que creía. Es decir, se vio y se sintió totalmente real. De hecho, verlo con un nuevo aspecto, diferente y más crecido que hace siete años, tenía que ser un signo de que no había sido su imaginación fruto del ataque de ansiedad que había padecido. Pero siempre quedaba la duda, porque, por mucho que su parte racional se atuviese a las pruebas tangibles, su pequeña parte emocional, la que solamente le aparecía con sus seres más queridos, se negaba a creer que Izan le hubiera dicho aquellas palabras tan crueles, y, peor aún, que le hubiese inducido a cometer algo tan imperdonable como quitarse la vida.

Brey estaba furioso por eso. Solo que no sabía si estaba furioso consigo mismo, o con Izan o con lo que quiera que fuese esa versión de Izan. Él, el verdadero Brey, jamás, jamás decidiría con plena consciencia cometer tal acto, mucho menos cuando Clover y Daisuke todavía estaban en ese mundo, necesitándole. Por eso, sabía que su consciencia había sido influida, infectada, contagiada de la desesperanza de otra persona.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.