“Cuando las miradas se cruzan, el tiempo se detiene."
Aburrido, muy aburrido.
Así describía Grettel aquel 02 de Febrero.
No era muy lindo volver a tener un primer día de escuela, no después de haber estado casi 2 años bajo una pandemia.
Se preguntaba si todos los demás sentían lo mismo, pero miraba a su alrededor y veía sonrisas amplías, charlas animadas y amistades que parecían conocerse hace años. Ella, en cambio, se sentía como un fantasma en un mundo vibrante, como un cactus en un jardín de flores.
Grettel era de esas chicas cliché, aquellas que se sientan en el fondo del aula, con cabello corto y sudaderas del doble de su tamaño, sin hablarle a nadie. Aunque bueno, supongo que era normal. No conocía a nadie, no había nadie de su antiguo colegio en su nuevo bachillerato.
En fin, solo había pasado un día y estaba a punto de darse de baja, se arrepentía de haber escogido un bachillerato tecnológico, aquellos que te dan un pequeño titulo al finalizar la carrera.
Hasta el fondo del salón estaba ella, apoyando su mejilla sobre una de sus manos mientras con la otra hacía garabatos en su libreta, que seguramente pudieron haber salido en un video titulado “Top 10 dibujos perturbadores de personas con problemas mentales".
La profesora Lemus estaba hablando acerca de lo que esperaba de sus alumnos advirtiendo que su materia no era nada sencilla. Quimica jamás fue el fuerte de Grettel y con esta presentación, tan solo 3 horas después de poner un pie en la institución, estaba completamente abrumada.
Que boba era Grettel, recordando cómo había imaginado la carrea de Turismo la llevaría a explorar el mundo, no a sufrir por fórmulas químicas y ecuaciones que nunca entendería.
Vaya mierda. Pensó soltando un largo suspiro.
Sus pensamientos fueron interrumpidos, parpadeó varias veces al notar que su mirada estaba fija sobre un chico que estaba en las jardineras frente al salón, el igual la estaba viendo con media sonrisa dibujada en su rostro.
La mente de la chica estaba en blanco, sintiendo que su corazón latía más rápido de lo normal. En ese instante, la clase, la profesora, y el mundo a su alrededor se desvanecieron, y solo existía ese momento.
Y así fue como un día aburrido de febrero cambió su vida. Con un pequeño cliché.
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Editado: 24.10.2024