Cliché [historia Corta]

05.

—Estoy conociéndolo, es agradable hablar con él l, es súper dulce y divertido y, y, y muy amablee—Exclamó— quedamos de vernos hoy en el descanso pero no hemos acordado bien en qué lugar... ¿Debería llamarlo?

Melissa estaba más entusiasmada de lo normal, acababa de conocer a un chico el cuál, según ella, era su tipo ideal.
Iba en el mismo colegio que nosotros.

—Creo que debemos esperar, si a medio descanso él no te llama debes hacerlo tú.

—De acuerdo.—Dijo haciendo con su mano un ademán de Okey.

—Por cierto Melissa, ¿Cómo se llama?

—¿Quién?—Dijo sacando un “sándwich” (Entre comillas porque solo era un pan con lechuga) de su mochila

—El chico con el que te verás.

—Aaaah... No sé — Respondió mordiendo su sandwich.

—¿Cómo que no sabes?

—Ya te lo había dicho, es una cita a ciegas, no nos conocemos ni nos hemos visto en fotos. Te lo dije en la mañana.

—Cierto, por un momento se me olvidó.

Y la verdad es que no fue por un momento, realmente no recordaba eso.

Después de unos minutos en los que desayunamos en el salón, decidimos ir por su amado.

Quedaron de verse en el jardín frente al árbol. Las hojas comenzaban a pintarse de café y naranja, el otoño estaba a la vuelta de la esquina.

—¿Cómo vas a saber que es él?

—Dijo que lo acompañará un amigo... Por eso quiero llevarte, imagínate que ellos dos que son amigos y nosotras dos terminemos en una cita doble ¿No es encantador?

—No lo sé... No quiero conocer a alguien.

—Pero es porqué aún no los hemos visto, ¿qué tal si son igual de guapos que Brad Pitt y Jhonny Deep cuando eran jóvenes?

Solté una pequeña risa.
—Me lo pensaría un poco más.

Sus ojos miel soltaron un destello al mirar detrás de mí.
Su cara de torno de color rojizo, definitivamente el chico había llegado.

Volteé a ver quién era.

Y si, estaba un chico apuesto y junto a él, Nathaniel.

Suspiré al verlo caminar hacía nosotras.

Melissa estaba cada vez más nerviosa, su mirada decía más que mil palabras.
Sin embargo yo estaba avergonzada e inmovilizada, no sabía que hacía el aquí.

—Hola.— Saludo el chico.

—Hola— Respondió con una sonrisa Melissa.

—Para tí —Dijo el chico dándole una flor.

Melissa se enrojeció aún más —¡Dios!, Es la más linda, ¡Muchas gracias!

El chico le sonrió.

—¿Melissa?

—¿Nathaniel?

Volteé a ver a Melissa quien estaba sonriendo aún más.

—¡Joder! Que alegría me da verte.

—No has cambiado absolutamente nada, sigues estando del tamaño de una hormiga.

Melissa puso una cara de disgusto.
—Y tu sigues igual de pesado. —Reclamó.
Ambos rieron.

—¿Se conocen?— Pregunto el chico.

—Ibamos juntos en el colegio.

—Desde el preekinder— Corrigió él.

Vaya...
Yo aún estaba inmovilizada, no quería verlo no hablarle. Mi celular vibró, era un mensaje de Alex.
 


 

Alex: ¿Quieres que desayunemos juntos?
 


Ya había desayunado pero no quería seguir aquí con él, Alex era mi única manera de escape.

—Mel, te veo en el salón, tengo algo que hacer.

—Está bien, nos vemos.— Se despidió de mi con un beso en la mejilla y me fuí.

Ni siquiera tuve el valor de mirarlo, no quería caer de nuevo.
Momentos después me encontré con Alex en la cafetería.
—¿Qué tal tu día?

—Bien.— Respondí con una sonrisa.

—¿Ya tienes lugar para hacer tus prácticas?

Mierda.

Negué con la cabeza.
—Aún no, ¿Y tú?

—Yo ya tengo, pero... está lejos, no creo que quieras ir.

—No importa lo lejos que esté, sólo necesito cumplir mis horas.

—¿Tienes pensado un lugar al que te gustaría ir?, No sólo debes cumplir horas, debes hacerlo en un lugar que te agrade y en el que te sientas cómoda.

—Pues... creo que me gustaría un restaurante o una cafetería.

—Un restaurante o una cafetería... Muy bien, te ayudaré a conseguir algún lugar. Ya que yo estoy en una agencia.

—¿Harías eso por mi?.

—Grettel, eres especial para mí.

Solté una pequeña sonrisa —Me alegra saberlo.

—¡De verdad!, Fuiste un gran apoyo para mí en mis peores momentos y eso NUNCA se me va a olvidar. Ahora me toca ayudarte a tí y lo haré.

—Me parece perfecto.
 

—Hola Alex.
Esa tonta y linda voz hizo que mi piel se erizara totalmente.
—¿Qué tal Nate?

Diossss, ¿Porqué?
Salí de ahí para no estar con él y aquí está.

—¿Interrumpo algo importante?

Por algún motivo me siento enfadada con el.

—Nop, para nada, estábamos hablando acerca de las prácticas.

—Cierto, ya empiezan.— Respondió sentándose en el asiento vacío. —Antes de que empiecen deberiamos salir juntos, tú, Mel, Aarón, Grett y yo.

—¿Aarón es el chico pelirrojo?

—Ese mismo.

—Me parece bien, ¿Tu que opinas Grettel? ¿Crees que tu novio se enojaría?

Casi me ahogo con el americano que estaba bebiendo.
Volteé a ver a Nathaniel, primero arrugó las cejas pero inmediatamente en su cara se dibujo una sonrisa de lado.

—No tiene porqué enojarse, es una salida de amigos.

Eso significa... 
—¿Tu novia tampoco se enojara?— Solté.

Noooo, Gretel, ¡piensa antes de hablar!

Nathaniel me miró confundido, seguía manteniendo esa sonrisa.
—No tengo novia.

Tonto infiel.
—Ya veo. Alex, me tengo que ir, luego nos vemos.— Dije levantandome de golpe.

Tonto. Tonto. Tonto.

Caminé rápidamente sin importar que los demás me mirarán.

No puedo describir lo que sentía en ese momento, era raro. Me sentía muy enojada sin siquiera tener un motivo.

—¿Puedo saber que te ocurre? —Dijo poniéndose enfrente de mi.

—¿A mí?, A mí no me ocurre nada.

—Entonces ¿Porqué llevas evitandome dos semanas?

—Porque quiero.— Respondí empezando a caminar hacía mi salón. Podía sentirlo detrás de mi.




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