Close to you

Capítulo XI: Good for you

–Sí, voy a llegar a las 8:00 pm– escucho la voz lejana de Ernesto– Supongo que para ese momento ya ha llegado a tu casa.

Entreabro mis ojos y lo veo observando la ventana panorámica que da a la ciudad, viste solo su bóxer y va despeinado, no sé qué hora es pero sé que está haciendo un intento de no levantar la voz.

Supongo que en determinado momento siente mi mirada porque se da vuelta, me sonríe levemente, aunque no es una sonrisa sincera.

–Tengo que colgar– dice con voz seca y distante. –Buenos días – me saluda mientras se acerca a la cama, me da un corto beso en los labios y sonrió instintivamente.

–Buenos días– saludo de vuelta. – ¿Qué hora es?

Mi reloj mental suponía que eran las 7:00 de la mañana, esperaba que fuera así porque quiero desayunar algo antes de ir al congreso a pesar de que en el evento dan de comer pero a veces me da pena comer dos raciones y como hoy no estaré con mis comadres, pues me intima la idea de estar sola.

–Faltan diez a las siete– responde sentándose frente a mí, en tanto yo afianzo la sabana que cubre mi cuerpo, es algo estúpido porque ya me ha visto desnuda pero si no hago esto no sería un cliché. – ¿Cómo te sientes?

–Uhmm– cero nervios, lo juro, – supongo que bien.

–Me alegro, siento que fui un poco…. Brusco anoche.

¿Brusco? Cariño eso es quedarse corto.

–No, para nada– trato de que la mentira no se note a través de mis labios. – ¿comeremos algo antes del congreso?

–Hay catering en el congreso– responde con confusión mientras se rasca su perfecta barba.

–si pero tengo hambre– cruzo los brazos y hago morritos.

Vamos a ver, soy la más pequeña de tres hermanos y soy la única mujer, lo siento pero soy la más consentida y no dudo ni un segundo antes de querer manipular las cosas a mi antojo, es natural.

–Podemos comprar algo ligero– responde encogiéndose de brazos y con ligereza.

Ernesto se levanta y comienza a descolgar una camisa del pequeño armario que tiene la habitación, tiende la camisa azul marino sobre el sillón y hace lo mismo con el pantalón gris, se mueve con soltura como si siempre hiciera lo mismo, me hace pensar que se siente cómodo con el hecho de que dormimos juntos.

Sonrió ante el último pensamiento y observo como Ernesto entra al baño, decido perder el tiempo en mi teléfono y pues si hay algunos mensajes.

 

 

Grupo: Mansión amiguitos.

Jocelyn: @Andy ¿y bien como estuvo?

Tiare: ¿la tiene grande?

Rob: ¡Andrea Gámez! ¿¡Qué hiciste!?

Alan: Creo que no hace falta preguntar.

Benjamín ha salido del grupo

Jocelyn: Piche sentido, pues si ya se la metieron ¿Qué más podemos hacer?

Tiare: Esta celoso.

Alan: Lo puedo observar perfectamente, está al lado de mí.

Jocelyn: Alan, todos estamos en la sala.

Rob: esto es muy raro, Andy ya responde y dime que no hiciste lo que creemos que hiciste.

Tiare: Wey, ya responde quiero saber si la tiene grande y si lo hace bien.

Andy: Buenos días amigos.

Andy: Pues no he visto muchos penes en mi vida, solo el de los actores porno y no creo que existan penes tan grandes pero creo… que lo hace bien y que la tiene relativamente grande.

Rob: ANDREAAAA

Tiare: Manda foto de su pack.

Andy: Ni loca, eso me lo quedo para mí.

Jocelyn: ¡Wey! ¿Usaron condón?

Andy: Jocelyn el hombre me gana con quince años, claro que usamos condón.

Tiare: Uno nunca sabe.

 

En el grupo siguen hablando de otros temas y que no saben que desayunar. Pongo el teléfono en la mesita de noche, me quito la sabana de encima y sí, veo la típica mancha de sangre en las sábanas blancas.

Qué bueno que a mí no me toca lavar.

Saco una blusa negra de manga larga, una falda con estampado príncipe de gales, los zapatos son negros básicos y las mallas serán las mismas que anoche.

Hay que cuidar el ambiente.

Justo en ese momento Ernesto sale en toalla, y que hermosa vista para mis ojos ojerosos: su cabello oscuro goteando y peinado hacia atrás, su torso desnudo con gotas de agua, no les voy a mentir Ernesto no es el tipo de hombre que tiene músculos y una tabla de chocolate como abdomen, no, él no es así, tiene una contextura ancha y no es totalmente delgado pero eso me gusta así como también me gusta su pelo en pecho o como dijo una vez Gloria "el camino de la felicidad”.

–una foto dura más– dice caminando en mi dirección y con una sonrisa pícara.

Ambos estamos frente a frente, muerdo mi labio mientras mi vista recorre su cuerpo y sin pensarlo mucho corto la distancia entre ambos y dirijo mis labios a su pecho, donde beso, saboreo e incluso llego a morder.

– ¿y para que quiero una foto si tengo al modelo solo para mí? – murmuro con una sonrisa al sentir su miembro chocando con mi vientre.

Ernesto se encuentra tenso cuando me separa de él, nos miramos fijamente y él se limita a decir con voz apresurada y ronca –El congreso comienza a las 9:00, no podemos distraernos si quieres que todavía vayamos por comida.

–Es que me dio hambre de otra cosa– respondo con una sonrisa de lado.




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