Close to you

Capítulo XXII: Bidi Bidi Bom Bom

Ernesto se estaciona una calle antes de la tienda de autoservicio. Mi vista esta en la acera y prefiero no mirarlo a los ojos, porque si lo miro voy a caer como siempre.

–Olivia no es mi esposa– es lo primero que se digna a decir. – Nos divorciamos hace tres años, ella se fue de la ciudad después del divorcio y deje que ella se llevara a Diego, mi hijo, lo veo en vacaciones y cuando Olivia decide irse de viaje. Había tratado de que Olivia, Diego y tu no coincidieran ya que no quería presionarte o causarte un mal rato, aunque creo que fue peor ocultarte la verdad.

–¿Por qué nunca me contaste de Diego? –pregunte en un susurro que claramente el escucho. Lo observo de reojo y veo que se rasca el cuello, esta nervioso.

–Te gano con quince años, Andrea– se encogió de hombros y sonríe con culpabilidad– No quería presionarte con ese tema, además de que en los últimos meses Olivia ha estado molestando más de lo normal.

Ahora comprendo sus cambios de humor, pero aun así ninguna de las veces que estaba enojado debió descargar su enojo conmigo.

–Olivia ha estado yendo a mi casa mas de lo normal, dice que quiere arreglar las cosas se excusa diciendo que Diego merece una familia y…– soltó un suspiro lleno de cansancio y frustración– tal vez en otro momento… no lo sé hace un año le hubiera dado una oportunidad, pero no ahora, no cuando he encontrado a una persona que me apoya y que me comprende.

Supongo que esa persona soy yo ¿no? A veces soy muy tonta para las indirectas así que mejor no digo nada.

–por eso estoy aquí, no quiero que terminemos de esta manera y menos por terceras personas– siguió diciendo, a este punto ambos nos mirábamos fijamente. –Solo te estoy pidiendo otra oportunidad.

Si de algo estaba segura era que Ernesto y yo no terminamos por culpa de otras personas, fue por él, porque no supo confiar en mi porque si él me hubiera contado de su ex esposa lo hubiera comprendido o mínimo no me hubiera agarrado de sorpresa y mas cuando la susodicha se refirió hacia ella misma como esposa.

Además, yo no he sido muy santa que digamos, bueno solo fue una vez y estoy hablando de Ben, o sea me acabo de tomar una pastilla del día siguiente y ahora tengo a este hombre diciendo que viene a arreglar las cosas cuando mis senos están con marcas.

Pero él no tiene por qué saberlo.

–Iré por el tequila– contesto cortante mientras bajo del auto.

–Andrea…

Lo escucho, pero ya había cerrado la puerta, camino rápidamente a la tienda y analizo lo que acaba de mencionar.

Necesito pensar bien que hacer a continuación y que respuesta darle. Una parte de mi le cree acerca de que no tiene esposa, Ernesto no es la clase de hombre que le seria infiel a su esposa además varias veces a la semana estaba en su casa, nunca vi nada que me dijera que tenia familia así que sí le creo esa parte.

Tengo que admitir que me molesta el hecho de que no me contara sobre su hijo, digo no soy muy fan de los niños, pero es su hijo tampoco le voy a hacer el fuchi, eso y que no porque me presente a su hijo signifique que voy a ser su mamá, pero no sé ¿Dónde queda la confianza?

Y otra cosa, la estupidez que hice con Benjamín, no, Ernesto no tiene porque enterarse pero de todos modos tengo un cargo en la conciencia, no debería porque no tengo novio y eso es otra parte, nunca había tenido novio y cuando estaba con Ernesto solo había drama y extraño salir de fiesta sin avisarle a nadie, besarme con desconocidos pero me gusta saber que alguien se preocupa por mí, que me quiere tal como soy… y es que tengo que admitir que estoy enamorada de Ernesto.

Bueno creo que eso ya todo el mundo lo sabía.

Pero la putería me llama, ahora que no soy virgen ya no tengo nada que perder, puedo acostarme sin recato con quien se me de la gana y si vuelvo con Ernesto no le seré infiel eso es muy rastrero.

Pago la botella de tequila y camino lentamente hasta el carro de Ernesto, este ultimo se encuentra esperando afuera con los brazos cruzados. Muerdo mi labio inferior con fuerza, es el hombre con el que siempre soñé, es amable, inteligente, trabajador, me respeta, me quiere y me ha apoyado en incontables ocasiones ¿entonces por qué lo estoy pensando tanto?

Me subo al vehículo, abrocho el cinturón de seguridad y me dedico a ver por la ventana, hasta que su voz interrumpe mis pensamientos.

–No tienes porque responderme ahora– susurra con un deje de melancolía y resignación. –pero me gustaría estar contigo hoy y si mañana antes de que me vaya aun no tienes una respuesta estaré dispuesto a esperarte.

 

Llegamos a mi casa, dejo la botella sobre la mesa y después mi mamá me pide que le ayude a picar unos tomates entre otras cosas, pero antes de realizar mi misión en la cocina saco mi teléfono y lo conecto a las bocinas que tenemos afuera de la cocina. De inmediato la casa se inunda con la voz de Selena Quintanilla.

–Ya va empezar a cantar– dice Antonio rodando los ojos con fastidio.

–Bidi dibi bom bom– muevo mis hombros y me acerco a Antonio con el fin de fastidiarlo más– ¡Y se emociona! ¡Ya no razonaaaa! – voz sale con desafinada, pero es con toda la intención.

–Siempre hace lo mismo– comenta Frank riéndose.

Mis hermanos y Ernesto se van hacia el asador, ya saben típico de los hombres, comeremos hamburguesas por lo que ellos asan la carne y mi mamá y yo hacemos lo demás.

Corto el jitomate y la cebolla, aunque me estén llorando los ojos, odio partir cebolla después pongo el queso a que se derrita en una cazuela, mamá esta haciendo sopa para mi abuela porque a ella no le gusta, la voz de Selena sigue y supuestamente bailo, pero no mala para esa actividad.

En determinado momento voy al asador para ver si no les ha quemado la carne porque a mi querido Hermanito Frank le encantan las cosas quemadas, mi abuela siempre le ha dicho que esta bien para que no lo chupen las brujas.




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