Close to you

Capítulo XXIV: Los cambios siempre son buenos ¿no?

Entro al departamento y lo primero que veo es a Tiare sacando sus maletas, Jocelyn empaca algunos trastes en cajas y por último Ben se haya desinstalando la pantalla de la sala ¿de qué me había perdido?

–¿Qué está pasando? – pregunto dejando mi mochila en piso.

Mis amigos se sorprenden y no contestan de inmediato por lo que arqueo una ceja y me cruzo de brazos y más después de ver a Alan sacando su escritorio.

–Llegas temprano– susurro Ben siguiendo con su actividad.

–Si. – conteste– ¿entonces?

–Nos vamos. – dijo Alan con cierto pesar y confusión.

–¿nos? ¿A dónde? – que alguien me explique qué está pasando aquí.

–Bueno Tiare y Jocelyn se van hoy del departamento– explico Alan mirándome con pena. –tenemos hasta mañana para dejar el edificio.

¿PERO QUE CARAJO?

–¿y cuando pensaban decirme? ¿A dónde nos vamos a ir? – pregunto afligida nadie me dijo nada.

–Bueno yo me voy a ir a una colonia cerca del campus con unos amigos de la carrera–me dijo Jocelyn, como si esto fuera lo más normal– Alan, Tiare y Ben se van a una casa que consiguieron y Roberto se va con sus amigos también.

–¿o sea que no me tomaron en cuenta en esta decisión? – mi voz salió enojada, pero por dentro me está muriendo. –¿Cuándo pensaban notificarme de esto? ¡O sea no tendré en donde meterme!

–Tienes la casa de Ernesto– dijo Jocelyn encogiéndose de hombros– Y tienes pocas cosas así que es fácil y rápido tu mudanza.

Vaya y yo pensando en hacer pasteles y me salen con estas pendejadas; y somos amigos no me imagino a mis amigos.

–Gracias por avisarme amiga– me trago el nudo en la garganta y agradezco al dios o al universo de que no se me haya quebrado la voz.

Paso altivamente entre el desmadre de cajas que tienen, quien sabe desde cuando planeaban esto, en serio que no lo entendía y lo peor es que nadie me tomo en cuenta para compartir casa, ni siquiera Roberto o Tiare.

Esperaba que Ernesto no tuviera problema en ofrecerme asilo político por un par de días o incluso semanas, encontrar departamento para mi sola será difícil y será más caro, espero que Frank no tenga problemas en darme más dinero para la renta y espero encontrar un lugar pronto.

Andy: ¿me puedes dar asilo político por unas semanas?

Mi orgullo se siente herido después de mandar el mensaje, pero si le aviso a mi mamá que me quede sin casa me mata y viene a mentarle la madre a mis “amigos” y prefiero decirle todo cuando tenga donde meterme.

E: ¿Todo bien?

Andy: Preferiría no decirlo por mensaje, pero tengo hasta mañana para dejar el departamento y no tengo donde meterme.

E: ¿Qué hay de los demás?

Andy: Ellos ya consiguieron donde vivir.

E: Llego en una hora, empaca todo.

La próxima hora me dedico a guardar mis cosas en las dos maletas que tenía, guardo mi maquillaje, mi ropa, mi espejo lo devuelvo a su caja, mis plumones… maldita sea, pinche gente, estúpidos, ¿no pudieron decirme antes? Nada les contaba.

Limpio mis lagrimas llena de furia y continuo con mi tarea hasta que me manda un mensaje Ernesto de que esta en la puerta. Salgo a su encuentro, pero me quedo a medio pasillo cuando escucho la discusión a susurros entre mis “amigos”.

–Jocelyn nos dijiste que le ibas a decir– susurro Roberto enojado.

–Supongo que lo olvide– dijo Jocelyn. – A parte ella ya tiene la casa de Ernesto y muy pocos días se quedaba aquí.

–Ella dejo de quedarse con Ernesto desde hace mucho– dijo Roberto.

–No me importa.

Después de eso me encamino hasta la puerta y Ernesto me sonríe en cuanto me ve, trae consigo algunas cajas y una cinta. Al menos él pensó en algo.

–Hola cariño– me saludo y me da un breve beso en los labios, le trato de sonreír de vuelta y solo puedo guiarlo hasta mi habitación en la cual solo quedan mis cosas. –¿quieres hablar?

–Ahora no– respondo tomando las cajas y arrojando el montón de plumones y tonterías de papelería que tenía.

–Hablaremos en casa, después de un relajante baño caliente y un buen café– dice detrás de mí y pasando sus manos hasta mi cintura, cierro los ojos con pesar y me aferro a aquel abrazo.

–Suena bien– digo dándome la vuelta. –Gracias por venir.

–Lo que sea por mi chica.

Ernesto y yo vamos dando viajes a su camioneta para dejar las cajas, también me llevo mi tostadora, un par de trastes, dos mesas que una la utilizaba como escritorio y otra para maquillarme, mi espejo, algunos libros, mis dos maletas y justo cuando Ernesto lleva la última caja me detengo a ver a mis amigos, todos están en el sillón y el departamento está lleno de cajas.

–Supongo que nos estamos viendo– digo como despedida.

Wey no te lo tomes a pecho– comenta Jocelyn con tono desdeñoso.

–Si– respondo cortante y le tiendo mis llaves para devolverlas a la señora que nos cobraba.

Salgo del departamento con el corazón en la mano, ya llorare cuando este sola, aunque eso será difícil tomando en cuenta que viviré por un tiempo con Ernesto… esto no le gustara a mi mamá y mucho menos a mis hermanos.

 

Ernesto guardo las cosas más grandes en la bodega, ni siquiera sabía que tenía una, el maquillaje y utensilios de cabello los acomode en algunos cajones que él dejo para mí y mi ropa ocupo la mitad de su armario, me sentía como una invasora.

–Sería mejor un vestidor para ti sola– susurro con burla viendo que estaba invadiendo su espacio.

–Te prometo que conseguiré departamento pronto– le dije apenada. 

–Prefiero que te quedes aquí a que estés sola. – comento con sinceridad– Un tocador es lo que necesitas, aquí ni siquiera podrás arreglarte bien.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.