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Capítulo XXXV: Cambios

–En serio Andrea– decía Ander mientras caminábamos hacia la cafetería– ¿harías eso por mí?

–Claro que si– respondo sin pensarlo mucho– Bueno si esta en mi poder ayudarte lo hare.

–pero estamos hablando de un examen.

–Un examen que presente hace un año con el Dr. Marín.

Ander cursaba estadística con mi ex y resulta que mi ex aplica el mismo examen y resulta que lo tengo contestado por lo que cuando me conto Ander de sus nervios por el examen de inmediato le dije que se lo pasaba y que además mi examen era de 9 ¿Qué más quería el hombre?

–No se lo pases a todos porque en uno de los problemas use un método diferente y se dará cuenta– le advierto y más cuando Ernesto es tan observador en algunas cosas.

–No te preocupes, se lo pasare nada ms a mis amigos, somos cuatro– me dijo emocionado– En serio muchas gracias, como agradecimiento te comprare una torta.

Frunzo el ceño y sonrió incomoda. Hace meses que no como una torta y se nota en los diez kilos que he bajado y pensaba romper la dieta por una torta fea de la escuela pero a Ander le encantaban las que venden aquí así que prefiero decirle otra cosa.

–Mejor invítame un café– le digo con sonrisa inocente y pestañeando rápidamente.

–Me dijiste que te habías tomado uno en la mañana– dijo cuándo entrabamos a la cafetería.

–Uno no es ninguno.

–Andrea…–dijo enojado, a él no le parecía bien mi adicción al café.

–Bien no me compres nada.

–Eres caprichosa–murmuro negando con su cabeza mientras se alejaba a formarse.

Lo espero parada y después de un momento llega a mí con un café y una torta, supongo que la torta es para él.

– ¿Quieres sentarte?– le pregunto tomando mi café.

–sí, aún tengo tiempo para comerme mi torta.

Nos sentamos en una de las mesas que dan a la ventana y lo observo comer su torta, sonrió y no despego mi mirada de él.

– ¿Cuándo dijiste que ibas al psicólogo?– doy un respingo cuando me cacha viéndolo.

–Mañana– respondo.

–Súper, la verdad es que te ves más tranquila– dice aunque siento que se arrepiente de decir lo último.

– ¿A qué te refieres?-inquiero confundida ya que Ander no sabía nada de Ernesto ni mis amigos, ni aborto, nada.

–Cuando te conocí te vías decaída o deprimida–explico con paciencia.

–Si han pasado cosas– añadí incomoda–Aunque ya me siento mejor.

–Me alegro– Ander me sonríe tomando mi mano con suavidad.

El gesto hace que desvié mi mirada y por extraño que parezca me sonrojo, junto mis labios para evitar sonreír pero me es inevitable.

–No sabía que te sonrojabas– se burla el chico frente a mí. – me agrada ser el que lo ocasiona.

–Oh cállate–suelto su mano y tapo mi rostro sonrojado.

Me gustaba Ander, me atraía y lo veía con un buen amigo, alguien en el que podía confiar y que podía decir lo que quisiera, sin uso de algún filtro pero una parte de mi pensaba que el chico frente a mí no sabe lo que quiere.

¿Y cómo he llegado a la conclusión? Sencillo, porque mientras habla conmigo, habla con otras dos chicas y no sabe con quién quedarse, sé que no seré yo porque yo aún no me siento preparada para una relación y él quiere andar tonteando.

No sé qué pasara mañana o en un mes pero estoy en la etapa de mi vida en la que digo que venga lo que tenga que venir, simplemente fluiré como siempre tuvo que haber sido.

–oye unos chicos están buscando a alguien para compartir piso– dijo repentinamente Ander– Son un poco raros pero son buenas personas.

Le había comentado a Ander, Gloria y Xiomara que quería cambiarme de departamento porque en el que vivía estaba bien pero me quedaba muy lejos y la verdad era más caro y no quería cargarle tanto a Frank.

–Sería cuestión de que los conozcas– añadió Ander.

–Estaría bien conocerlos y saber los detalles de la renta.

–En ese caso hablare con ellos.

Ander me acompaña a mi salón y nos despedimos con la promesa de que me llevaría mañana a conocer a los chicos.

Chicos.

No me veía viviendo con dos hombres pero había vivido más de un año con Alan, Ben y Roberto, la verdad estaba llena de curiosidad aunque tal vez la idea no le parecería a mi mamá.

Espero que sean buenos chicos.

Ernesto

Parezco acosador mirándola a la distancia, pero es lo único que me queda.

En ocasiones siento que la he perdido completamente, deje de llamarla y quise que se reencontrara con sí misma. Cuando se alejó pensé que regresaría pronto porque yo siempre he pensado que le daba cierta estabilidad a su vida, que ella dependía de mí.

Pero la observo reír con uno de mis alumnos, lo veo tomándola de la mano y haciéndola sonrojar cuando hasta hace unos meses yo tenía el mismo efecto en ella y solo puedo pensar que he perdido a Andrea, a mi chica, la vivía conmigo, a la hacía mía cada noche y ahora le dedicaba sus sonrisas a alguien más.

Los celos me invaden y lo único que quería era tomarla, demostrarla a aquel niño que ella seguía siendo mía.

Pero debía controlarme, por mi bien y por el mío.

Solo podía pensar en que volveríamos, algún día.

Andrea

Haber usado una falda aquella noche no había sido buena idea.

Agarraba los costados de mi falda como si mi vida dependiera de ello, la verdad es que no quería ser Marilyn Monroe versión mexicana.

Entro a mi cafetería favorita, no a la que había ido con Tiare, paso mis ojos hasta dar con Ander que estaba acompañado con dos chicos, sonrío y camino hasta ellos, me sentía un poco nerviosa por conocerlos pero me mentalizaba con la idea de que todo saldría bien.

–Hola–saludo sonriente y me acerco primero a Ander a quien beso en la mejilla con rapidez después me siento en junto a él.




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