Mi padre ya no me presta atención, vive conmigo, lo puedo ver, pero es como si no estuviera aquí.
Está presente físicamente pero su mente anda vagando en un cementerio de sueños rotos.
Siempre que paso por su habitación, papá está llorando. ¿Sabes por qué mamá?, papá está envuelto en llanto sufriendo por tu partida.
Tu muerte fue muy dura para todos, pero ellos creen que a mí no me afectó en lo absoluto.
¡También fue difícil!
¿Cómo le dices a una niña de dos años que mamá murió y ya no regresará a casa?
Te ví en aquella caja, tenías los ojos cerrados, vestías un bonito vestido, pero tus manos estaban pálidas y frías.
—Mamá se va de viaje y no sé cuando va a regresar—
Eso fue lo que Mario me dijo, te despedí y no dudé de mi hermano, a pesar de ver como aquellas personas ponían tierra sobre tu caja con unas palas.
¿Por qué la entierran?, le pregunté a Julio.
Él con lágrimas en sus ojos me respondió, —Para que pueda descansar en paz en su largo viaje —echando una rosa blanca en aquel hoyo que fue cubierto con esa tierra negra.
Había mucha gente en tu funeral, poco después se fueron retirando y solo quedamos nosotros. Estábamos parados junto al auto que te llevaría al cielo, ese transporte era muy extraño, no tenía ruedas pero estaba lleno de flores, no tenía cabina pero si una piedra grande que decía "Aquí yace Laura Gutiérrez López, una buena esposa, una buena hija y sobre todo una buena madre".
En ese entonces no sabía leer, pero Julio enunció aquella frase mientras hundía el rostro en el pecho de papá.
Ese automóvil al que llamaron "Tumba" ya no lo vi nuevamente, supongo que se ha ido al cielo.