David es el único que me ha visto llorar, que ironía, ni siquiera Mariela me ha visto derramar lágrimas.
—Todo estará bien—
Esa es la única frase que David emitía después de que mi llanto hubiera cesado y yo no puedo dejar de sonreír.
David me contó que Mariela le había explicado la situación por la que estoy pasando, ella es una buena amiga. Él se dió cuenta que necesitaba un momento a solas, quería que la hinchazón de mis ojos rojos disminuyera, después de todo no quería que nadie supiera que había llorado. Este sería un pequeño secreto entre David y yo.
David dejó escapar una pequeña sonrisa y mis ojos se cristalizaron nuevamente, no es porque sintiera tristeza, está vez era diferente, estaba feliz, eran lágrimas de alegría, era la primera vez que alguien se preocupaba por mi.
Se despidió dejando un casto beso sobre mi mejilla la cuál se ruborizó en ese instante y las lágrimas dejaron de salir, agaché mi cabeza ocultando el rubor de mi rostro, no quería que el me viera así.
David jugó con mi cabello un poco y luego se marchó del lugar y yo, solo vi como desapareció de mi campo de visión.