Ha pasado un rato, el timbre se hizo escuchar, anunciando la entrada a clases nuevamente.
Llego al salón y me dirijo a mi asiento, poco después David entra y se presenta.
—Soy David Hernández Salazar, es un placer estar aquí —
David es un chico simpático, todos hablan de lo lindo y educado que es. Al parecer hoy se cambió de escuela y por eso llegó tarde el primer día.
El profesor indicó que buscara un lugar y se pusiera cómodo, entre tanto buscar, David eligió el asiento junto al mío.
—Supongo que el destino quiso reunirnos otra vez Mariana—
Me dijo mientras depositaba otro beso en mi mejilla y tomaba mi mano, dejando un pequeño papel en ella.
Estoy nerviosa, siento que mi rostro nuevamente se ruborizó, el calor del beso recorrió mi cuerpo y solo escondí mi rostro entre mis brazos acurrucándome en mi asiento.
David sonrió y todo el salón quedó mirando, estaban sorprendidos por el panorama. Mariela también está anonadada. Pase de ser invisible a ser visible. David irradiaba luz a mi oscuro ser y a mi alrededor, pero yo estaba feliz.