Code Fénix Maximum

CAPÍTULO 4 : Desayuno en la Alta Sociedad

CAPÍTULO 4 : Desayuno en la Alta Sociedad

La mañana en Berlín se desplegaba con la habitual mezcla de frialdad y elegancia. Fénix despertó en su lujosa habitación, habiendo tenido una noche de sueño reparador. Al salir de la cama, se preparó para comenzar el día con un toque de sarcasmo y una pizca de curiosidad por lo que le esperaba.

Se vistió con ropa casual, optando por algo cómodo pero aún apropiado para su nuevo entorno. Abandonó la habitación y se dirigió hacia la cafetería de Enid Corp, siguiendo las indicaciones que había recibido.

La cafetería, ubicada en el primer piso del rascacielos, era un espectáculo en sí misma. Las paredes estaban adornadas con paneles de madera fina, y el suelo de mármol reflejaba la luz de las elegantes lámparas de araña que colgaban del techo. Las mesas y sillas eran de diseño moderno y lujoso, y las ventanas panorámicas ofrecían vistas impresionantes de la ciudad de Berlín, que se extendía bajo un cielo despejado.

Fénix se acercó a una de las estaciones de desayuno, donde una variedad de opciones sofisticadas estaban dispuestas de manera impecable. Desde croissants frescos hasta frutas exóticas, pasando por una selección de quesos y embutidos, todo estaba presentado con el mayor cuidado. Se sirvió un desayuno simple pero satisfactorio, eligiendo una selección de frutas frescas, café recién hecho y un par de croissants.

Al mirar alrededor, notó que Marcus ya estaba allí, sentado en una de las mesas, disfrutando de su propio desayuno. Marcus, al ver a Fénix, levantó la vista con una expresión de sorpresa que rápidamente se transformó en una sonrisa burlona.

—¡Mira quién se digna a bajar a desayunar! —dijo Marcus, con tono divertido. —Pensé que te estabas tomando la mañana libre después de tu velada tan encantadora con la señorita Enid.

Fénix se sentó frente a él, rodando los ojos con una sonrisa irónica. —Sí, la velada. No sé qué te habrá contado Enid, pero el menú fue... interesante. Aunque debo admitir que el postre tenía un toque de insinuación que no estoy seguro de cómo interpretar.

Marcus soltó una risa breve, mordiendo su panecillo. —¿En serio? ¿Te está lanzando alguna clase de mensaje oculto o algo por el estilo? No puedo esperar para escuchar cómo fue esa "charla íntima" que tuviste.

Fénix tomó un sorbo de su café y se recostó en la silla. —Oh, nada tan dramático. Solo una cena normal con un poco de coqueteo sutil y un par de insinuaciones que me pasaron de largo. Enid es... bastante directa en sus métodos, debo decir.

—Vaya, no puedo esperar a escuchar más detalles. —Marcus continuó con una sonrisa traviesa. —¿Te sorprendió algo más aparte de las insinuaciones? ¿Tal vez la forma en que decoraron el lugar para ti?

—A decir verdad, la cena fue bastante... típica, al menos en comparación con lo que esperaba. Aunque la cafetería es todo un espectáculo. —Fénix se inclinó hacia adelante con un tono más serio. —Sin embargo, parece que Enid tiene planes para mí y para ti. Vamos a tener que trabajar juntos en algo más.

Marcus arqueó una ceja, curioso. —¿Ah sí? ¿Y qué tipo de trabajo estamos hablando? Porque por lo que me has contado, parece que la vida en Enid Corp tiene más capas de lo que pensaba.

Fénix se encogió de hombros, tomándose un momento para considerar cómo responder. —Vamos a ver cómo se desarrolla todo. Por ahora, simplemente disfruta del desayuno y prepárate para lo que venga. La jornada apenas comienza.

Era el mediodía en Enid Corp, y la sala principal estaba tranquila, salvo por el leve murmullo de la actividad diaria que se podía oír desde el vestíbulo. Fénix estaba en un sofá de diseño moderno, en espera de su nuevo compañero de equipo, Lucian. Según la carta de Enid, Lucian debería haber llegado a las 10 de la mañana, pero ya eran las 12 y aún no se veía rastro de él.

Fénix estaba en su estado habitual de sarcasmo, sin poder evitar que su paciencia se agotara mientras miraba el reloj de pared, que parecía moverse con lentitud.

—Bueno, si mi reloj no está equivocado, parece que la puntualidad no es el fuerte de Lucian. —Fénix comentó en voz alta, más para sí mismo que para cualquier otra persona. Se levantó y se acercó al mostrador de recepción, donde una señora de edad avanzada estaba trabajando, con una sonrisa cálida en su rostro.

La recepcionista, con su cabello canoso recogido en un moño y unas arrugas que contaban historias de años de servicio, miró a Fénix con amabilidad.

—¿Cómo puedo ayudarte hoy, joven? —preguntó con un tono suave y un brillo amistoso en los ojos.

—Hola, señora. —Fénix respondió, intentando ocultar su frustración con una sonrisa. —Estaba esperando a Lucian, el nuevo compañero de equipo que Enid mencionó en su carta. Dijo que llegaría a las 10, pero parece que se ha retrasado. ¿Alguna noticia sobre su llegada?

La recepcionista asintió, consultando un registro en su escritorio. —Sí, señor, lo recuerdo. Sin embargo, no he recibido ninguna actualización sobre su llegada. A veces los horarios pueden cambiar inesperadamente.

—Vaya, ¿quién lo hubiera pensado? —Fénix respondió, su tono cargado de sarcasmo. —Y aquí estoy, esperando como un tonto. Me hace recordar a mi abuelita, que solía esperar con tanto entusiasmo que alguien llegara a visitarla, y ahora está, bueno, tres metros bajo tierra.

La recepcionista, sin perder su actitud cariñosa, le dirigió una mirada comprensiva. —Entiendo. Todos tenemos esos recuerdos que nos acompañan. A veces, el tiempo simplemente se desliza de manera diferente para algunos.

Fénix esbozó una sonrisa melancólica, con un toque de oscuridad en sus palabras. —Sí, bueno, la vida y la muerte tienen una forma interesante de jugar con nosotros. Mi abuela solía decir que el tiempo se estira para los que esperan. Y aquí estoy, esperando a un desconocido que parece no tener prisa por presentarse.

La recepcionista asintió, empatizando con el tono sombrío de Fénix. —Las cosas a veces no van como esperamos. Pero no se preocupe, seguro que Lucian llegará pronto.




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