Code Fénix Maximum

CAPÍTULO 5 : La sombra del nido

CAPÍTULO 5 : La sombra del nido

Las afueras de Berlín albergaban un secreto macabro. Entre terrenos baldíos y edificios abandonados, el Hospital San Fernando se alzaba como un cadáver arquitectónico, sus paredes descascaradas y ventanas rotas testimoniaban décadas de abandono. Pero ahora, algo peor que el tiempo habitaba sus pasillos.

Sala de Conferencias, Enid Corp.

Los planos del hospital se extendían sobre la mesa, iluminados por la luz fría de las pantallas táctiles. Fénix, Lucian y Vannesa estudiaban el informe con rostros serios.

—Un nido de vampiros en un hospital en ruinas —murmuró Fénix, pasando un dedo por las fotografías de las víctimas—. Cuatro desapariciones en ocho meses. Estos bastardos se están reproduciendo como ratas.

Vannesa ajustó el cinturón de sus armas con un chasquido metálico.

—Al menos sabremos dónde encontrarlos. Mejor eso que perseguir sombras por la ciudad.

Lucian señaló una zona en el mapa.

—La entrada trasera —sugirió—. Menos expuesta, más controlada.

Fénix asintió, guardando el informe en su maletín.

—Revisen el equipo. Balas de plata, granadas de fragmentación con nitrato... y Lucian —añadió con una sonrisa torcida—, deja de mirar a Vannesa como si fuera tu próxima cena.

Mientras Vannesa afilaba su cuchillo, Lucian se acercó con una sonrisa que pretendía ser seductora.

—Vannesa, ¿has pensado que podríamos...?

—Lucian —lo interrumpió ella sin levantar la vista—, si no te callas, te clavo este estoque en la garganta.

El lycan retrocedió, murmurando:

—Era solo una broma...

En el subsuelo, entre tubos de ensayo y máquinas que zumbaban como insectos mecánicos, Enid observaba el frasco que el científico le entregaba. El líquido dentro brillaba con un aura casi sobrenatural.

—El suero Uber Lycan —explicó el hombre de bata blanca—. Potencia fuerza, velocidad y regeneración. Pero solo un candidato con constitución genética excepcional sobrevivirá al proceso.

Enid sostuvo el vial contra la luz, donde los reflejos danzaban sobre su rostro.

—Ya tengo al sujeto perfecto —susurró, y ya tenia en mente quien podria ser ese candidato—. Alguien lo suficientemente fuerte para dominar el poder... y lo suficientemente vulnerable para necesitarlo.

Mientras el científico se retiraba, Enid se acercó al espejo de laboratorio. Su reflejo la devolvía una sonrisa calculadora.

Sus uñas golpearon el cristal del frasco.

"Primero, la cena. Luego, la confianza. Finalmente... la transformación."

El suero centelleó, como si respondiera a sus pensamientos.

El equipo se reunió en el estacionamiento de Enid Corp. Los faros de los vehículos pintaban sombras alargadas sobre el concreto.

—Recuerden —advirtió Fénix, revisando la recámara de su pistola—: esto no es una cacería. Es una exterminación.

Vannesa sonrió, mostrando demasiados dientes.

—Justo como me gusta.

El motor rugió cuando partieron. Atrás quedaba la ciudad iluminada. Adelante, las sombras del Hospital San Fernando los esperaban... junto a lo que se escondía en sus entrañas.




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