Code Fénix Maximum

CAPÍTULO 9 : La Luna Testigo

CAPÍTULO 9 : La Luna Testigo

La camioneta avanzaba por la carretera rural, sus faros cortando la neblina como cuchillos. Fénix apretaba el volante con sus manos de lycan mejorado - las cicatrices de su encuentro con Darem aún frescas bajo los guantes.

"El bastardo me cortó una mano. Me clavó su maldita bayoneta en el cuello."

Sus garras se hundieron en el cuero del volante.

"Pero ahora... ahora soy más fuerte. Más rápido. La próxima vez que nos crucemos, le arrancaré esos colmillos elegante uno por uno. Sentiré cómo crujen entre mis dedos..."

Un escalofrío de puro éxtasis le recorrió la columna.

El vehículo se detuvo en un claro. Lucian saltó como si el asiento lo hubiera quemado.

—¿De verdad tengo que ser la carnada? —protestó, ajustando el chaleco reflectante con dedos temblorosos.

Fénix sonrió mostrando demasiados dientes.

—Relájate. Solo tienes que pararte ahí y parecer delicioso. —Cargó su rifle con balas de plata—. Yo me encargo del disparo difícil.

Vannesa cruzó los brazos.

—Si el lycan lo muerde, me reservo el derecho de decir "te lo dije".

El plan ya habia comenzado, Lucian se adentró en el bosque, cada paso haciendo crujir las hojas secas. El aire olía a musgo y peligro.

—¡Eh, Fido! —gritó, la voz quebrada—. ¡Ven a buscar tu premio!

El rugido llegó antes que la bestia. Un lycan de tres metros de músculos retorcidos emergió de la maleza, babeando bilis verde.

Fénix, desde su escondite, alzó el rifle. La mira láser bailó sobre el pecho peludo del monstruo.

"Patético. Comparado con lo que soy ahora... esto es cazar conejos."

El disparo resonó como un truco. El lycan cayó con un agujero humeante en el corazón.

De regreso en la camioneta, Fénix preparó su dosis. Tres jeringas alineadas como soldados:

  1. Ojo derecho: El líquido verde ardía como ácido. Su pupila se dilató hasta casi reventar.

  2. Hombro: Los músculos se inflaron como globos bajo la piel.

  3. Columna: Un orgasmo de dolor que lo dejó jadeando.

Lucian palideció.

—Oye... te está saliendo algo negro de las orejas.

Fénix se limpió el líquido oscuro con un pañuelo.

—Efectos secundarios. Nada que no pueda manejar.

Vannesa lo miró como quien observa una bomba a punto de estallar.

Una vez en Enid Corp Fénix se encargo personalmente de entregar el informe a su jefa. La oficina de Enid olía a perfume caro y secretos. Fénix arrojó el informe sobre el escritorio.

—Lyan muerto. Misión cumplida. Todos vivos. Aburrido.

Enid levantó una ceja perfecta.

—¿Aburrido? —Se acercó, sus tacones clavándose en el silencio—. Quizá necesites... un desafío más interesante.

Su mano acarició su hombro. Fénix sintió el veneno del suero arder en respuesta.

—Como qué —preguntó, conteniendo un gruñido.

Enid le susurró al oído. Las palabras hicieron que sus garras surgieran involuntariamente.

—¿Ves? —sonrió ella al ver su reacción—. No tan aburrido después de todo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.