CAPÍTULO 100 : El Uber Lycan no descansa
Fénix se revolcaba en la cama, vencido por un insomnio que se negaba a ceder. El dolor sordo de su brazo era un recordatorio constante de su vulnerabilidad, un concepto que detestaba. Oyó, lejanos, los pasos apresurados en el pasillo, pero los atribuyó al cambio de turno de los equipos de seguridad. Nada fuera de lo común. Con un gruñido, se tapó la cabeza con una almohada, maldiciendo su mala suerte y la quietud forzada.
En el hangar sur, iluminado por las luces frías de neón, el ambiente era tenso y silencioso. El vehículo táctico, un monovolumen negro y discreto, ya tenía el motor encendido. Marcus se acomodó en el asiento del conductor con una sonrisa burlona.
—Por fin llega jefa, ya la estabamos esperando.
Enid ignoró el comentario, dirigiendo su mirada a Lucian, Vanessa y Anna, quienes ya estaban listos.
—Repito, esto es observación y evaluación. Entramos por el acceso de mantenimiento que no aparece en los planos oficiales. Nada de enfrentamientos. Documentamos y nos retiramos. ¿Está claro?
—Cristalino —asintió Vanessa, ajustando el equipo de comunicaciones en su oreja.
—¿Y si ese algo que destrozó la prisión nos encuentra a nosotros? —preguntó Anna, con los brazos cruzados.
—Entonces corren. La prioridad es regresar con la información, no ser héroes —enfatizó Enid, abriendo la puerta del vehículo—. Muevanse.
Las puertas se cerraron en un susurro neumático. El monovolumen se deslizó fuera del hangar y se perdió en la penumbra del amanecer, sin que ningún otro vehículo lo siguiera. La operación fantasma había comenzado.
Media hora más tarde, Fénix bajó a la sala de descanzo, buscando algo para matar el hastío. El complejo estaba inusualmente tranquilo, incluso para esa hora. Un detalle lo hizo detenerse: sobre la mesa central, olvidado, estaba el informe de rutina de Marcus. Siempre lo dejaba allí antes de una misión, como un talismán de mala suerte.
Fénix lo hojeó con su mano sana. "Prisión de Berlín. Evaluación de daños. Equipo: Lucian, Vanessa, Anna, Marcus".
—Por suerte no me incluyeron, de todos modos no podria haber echo nada—.Murmuro Fénix.