El papa que prospero gracias a un súcubo.
Además de algunos nombres que quedaron registrados en algunas culturas, poco y nada se sabe de estos seres. Y como siempre solo una pequeña parte de la historia de tales entidades es la que llego a nosotros. Ahora, antes de poner todas las cartas sobre la mesa explicando las distintas formar de “conectar”, “invocar” o como gusten decirle, quiero hablarles sobre un cronista medieval que registro una <<verdadera historia>> sobre un joven que se involucró con un súcubo para más tarde convertirse en papa.
El joven estudiante Gerbert of Aurillac, quien más tarde se convertiría en el papa Silvestre II, se enamoro de la hermosa hija de un decano universitario. La chica lo rechazo debido a que lo consideraba poca cosa debido a su baja posición social compara con ella. el joven Gerbert debido a esto se inundó y obsesionó con pensamientos de lujuria y sexo. Fue entonces cuando conoció a una joven hermosa, aunque extraña pues ella parecía aparecer de la nada. Su nombre era Meridiana y parecía estar interesada en ofrecerle cualquier tipo de contacto sexual, saberes esotéricos e incluso riquezas, asombrosas ofertas que solo tenían como condición una sola cosa: Gerbert debía permanecer fiel a ella.
Y como cualquier joven de esa edad, Gerbert cumplió. El se mantuvo con Meridiana y a medida que la relación avanzaba, sus perspectivas crecían rápidamente y en poco tiempo fue nombrado arzobispo de Reims, un cargo muy superior al de la hija del decano de la universidad. Poco después alcanzo la posición de papa. Gebert debió mantener en secreto a Meridiana, pues es bien sabido que el clero católico estaba encargado de mantener la castidad. Ella también mantuvo su lealtad, alentando y creando sus éxitos, e una vez lo perdono por engañarla con la hija del decano luego de una borrachera. Aunque parece que no lo perdono del todo porque mas tarde predijo que moriría en una peregrinación a Jerusalén mientras el celebraba la misa.
Con el terror de tal predicción, Gerbert arreglo una confesión publica de toda su vida de pecados sexuales. Creyó que al confesarse y arrepentirse no moriría ni iría al infierno, también, inmediatamente cancelo su viaje a Jerusalén. Aun con todo lo que hizo para evitar la predicción de meridiana, no sirvió de para nada. Gerbert murió mas tarde en Roma, donde se dice que su tumba aparece cubierta de sudor justo antes de la muerte de un papa.
Ahora bien, con todo esto en mente, nos toca pensar y sacar nuestras propias conclusiones.