Codiciados

capítulo 5

—¿Realmente crees que Jasper esté bien? —Preguntó Ámbar, rompiendo el silencio que se había instalado en el auto, mientras iban rumbo a la mansión—. Cada vez que veo a esa molesta chica cerca de Jasper, me pone los nervios de punta —refunfuñó cruzadas de brazos— ¡Esta vez lo digo en serio! No es porque sea celosa de nuestro hermano…, pero hay algo en ella que no me termina de cuadrar…

—Eso no es importante ahora —concluyó Esmeralda concentrada mirando por la ventana, ganándose una mirada llena de sorpresa e indignación por parte de Ámbar.

—¿Qué? ¿Es en serio Esmeralda? —resopló— ¿Cómo puedes decir eso? Ambas sabemos que hay algo mal con esa niña, no podemos quedarnos sin hacer nada.

—Tenemos mayores problemas que ese Ámbar —regañó— ¿Quieres que te recuerde que solo tenemos un año para descifrar lo que pasó? —Ámbar solo suspiró mirando hacia un lado—. Las cosas han ido bien hasta ahora, pero no durará mucho más. Pronto, las demás familias sabrán que la nuestra oculta algo y no se detendrán hasta saberlo. La seguridad de Jasper debe ser nuestra prioridad ahora, y no podemos distraernos con cosas tan triviales como lo son las amistades de nuestro hermano —ordenó.

—Y si… —Se ganó un suspiro frustrado por parte de su hermana, quien la observaba con el ceño ligeramente fruncido— No me mires así… —escupió, igual de enfadada—. La seguridad de él es lo importante, por ello debemos asegurarnos de que no venga de su círculo amistoso ese peligro que tanto intentamos evitar —replicó—. El intentar persuadirlo para que fuese al extranjero a cumplir con sus estudios no funcionó, al menos, deberíamos intentar mantener bajo control lo que sucede aquí —recalcó— bajo nuestras narices…

—¿Y cómo planeas hacerlo sin que sospeche nada? —Esmeralda parecía cada vez más agotada con todo esto. Ámbar continuó.

—Tal vez la respuesta sea esa… —inquirió. Esmeralda de inmediato se enderezó en su asiento, temiendo lo que Ámbar podría estar diciendo—. Jasper debe saber la verdad de nuestra familia… —meditó. Soltó un suspiro lleno de frustración. Sin duda, ninguna de las dos quería eso.

—No… —replicó Esmeralda—. Todavía no es el momento… —Apretó los puños en sus piernas, intentado sacar esa posibilidad de su cabeza—. Debemos esperar e intentar hacer todo lo posible por aclarar todo este… misterio, antes de que todos se den cuenta.

—¡ESTO DEBE SER UNA BROMA! —Exclamó Ámbar, sacándole un susto a su chofer de la impresión—. Lo lamento…, sigue conduciendo—Respiró profundamente, solo para alzar su cabeza y ver el inmutable rostro de su gemela—. No hablas en serio Esmeralda…, Jasper ya está lo suficientemente expuesto como para seguir ocultándole secretos, es más conveniente que sepa y que por su cuenta esté siempre alerta. Sabrá por sí solo de quien alejarse… —Intentó convencer.

—Es la tradición esperar a sus dieciocho años para contarle el secreto familiar a él —contestó con obviedad—. Debemos respetar eso…, no debemos adelantarnos.

—Debes estar jodiéndome… —murmuró, pasándose una mano por su cabello con molestia.

—Cuida el vocabulario Ámbar… —regañó.

—Esmeralda…, mi paciencia no es infinita —Advirtió en voz baja y con molestia reflejada en sus ojos—. Y si me preguntas a mí. Kira ya sabe cuál es el secreto de su familia… —afirmó.

—¿Que te hace pensar eso? —cuestionó con una ceja alzada—. Es apenas una niña, a la que no le han dado suficiente atención en lo que fue de toda su vida, es normal que sea como un chicle a la única persona que medianamente la tolera, y ese alguien, es Jasper.

—Ella no es inmutó… —Pensó en voz alta. La tensión en aquel auto era palpable, pero no se podía juzgar. Esto era tal vez más peligroso de lo que alguien imaginaría—. Cuando la amenacé… Ella no tuvo miedo.

—La pobre niña estaba temblando… —espetó— ¿Cómo puedes decir que no te tuvo miedo? —Recordó—. Estaba al borde del llanto…

—Estaba mintiendo… —replicó—. Me miraba con desdén. Sus ojos jamás podrían mentirme.

—Ámbar… —suspiró cansada, masajeando su cien—. No hizo nada ¿Por qué te alteras tanto cuando se trata de Kira?

—¡Porque rodea a Jasper! Ella actúa tan… —Se mordió la lengua para no soltar ningún insulto— melosa cuando está con él. Es como si quisiera tener algo, o descubrir algo —Esmeralda la miró escéptica— Además —agregó— tal vez no te has dado cuenta, pero siempre que va a nuestra casa, comienza a husmear por todos lados… —Su gemela estaba realmente considerando todas las veces que ha visto Kira merodear por su casa buscando algo, solo para excusarse diciendo “Estaba buscando Jasper”—. La última vez, la vi cerca de los libros de nuestra biblioteca…

—¿Tiene algo de malo? —razonó—. La biblioteca les sirve a ambos para estudiar.

—Cerca del pabellón de nuestros estudios de conjuros ¡No dejamos que ni Jasper se acerque! —Esmeralda se tensó en su lugar, pero antes de poder decir algo. Habían llegado a la mansión.

—Señoritas…, ya llegamos —habló el chofer.

—Hablemos adentro, en mi estudio… —Ordenó Esmeralda, siendo recibida por el mayordomo quien llegó para abrirles la puerta para bajar.

—Como digas hermanita… —bufó Ámbar, recibiendo la mano del mayordomo como ayuda.

Ambas entraron con normalidad a la mansión, pero con la incertidumbre flotando en el aire.




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