Codiciados

Capítulo 10

Fue un muy largo mes para las hermanas De Peterman. Entre los preparativos del baile, el nuevo horario de entrenamiento de Jasper y el proyecto de Ámbar que esperaban poder realizar con éxito esta noche en el baile.

Aunque fue sin duda demasiado ajetreado, esperaban que todo valiera la pena al final de esta noche.

Grandes potencias de la nación asistirían a la fiesta, y entre ellos, el Suveran. El gobernador de toda la nación de Ilishka en conjunto a todas las divisiones de Zersenas se presentarán al baile en honor a una de las más importantes tradiciones de una de las familias más antiguas e influyentes.

Al ser un evento tan esperado por la sociedad a nivel tradicional como lo es el reclutamiento de un aprendiz a Prelecto, es una obligación para el Suveran poder presentarse, al igual que los Zersenas.

Los Zersenas son grupos de personas subdivididos entre sí en cuatro delegaciones, que son encargadas de confidenciales investigaciones en respecto a la subdivisión correspondiente a la que pertenecen, por ejemplo; la subdivisión de agua, tierra, fuego y viento. Estas delegaciones pertenecen a la segunda categoría más importante de la nación después del Suveran, por lo que son reconocidas por excelencia y poder.

Cada año, las subdivisiones de Zersenas abren sus puertas a nuevos reclutas para formar parte de un selecto grupo de veinte personas en cada uno de los elementos respectivamente, a excepción de la delegación de viento, ya que sus admisiones solo son para dos personas al año. Estas pruebas son de un alto y exigente nivel académico, por lo que lo hace prácticamente imposible el poder ingresar. Hay quienes demoran años de estudio para poder ingresar a alguna de las delegaciones.

Y no solo eso. La invitación llegó más lejos de lo que las hermanas De Peterman imaginaron en un principio debido a que participarían también algunas personas selectas pertenecientes a las divisiones de las Pirámides de los Grandes, representando al tercer puesto con más importancia en la nación.

Todo era un revoltijo de emociones en aquella habitación en la que se encontraban Ámbar y Esmeralda, con la segunda intentando tranquilizar a su gemela.

—Todo debe salir bien esta noche… —murmuraba mientras caminaba de un lado a otro—. Las figuras más importantes de la nación estarán presentes esta noche, no podemos permitirnos fallar.

—Todo saldrá bien hermana… —Tranquilizó Esmeralda, colocándose su diadema— ¿Cuándo hemos fallado en algún plan?

—Todavía no hemos fallado…, pero no hay que confiarnos demasiado —Tomó asiento en la cama de la mayor—. Los cristales que me pediste están listos… Los chicos no lo notarán ni un poco… —suspiró— solo espero que nos equivoquemos con ellos…

—Lo sé… —Al terminar de arreglarse y verse al espejo, no pudo evitar soltar un sonoro suspiro—. No me gusta pensar en la idea de que vayan contra nuestra familia…, pero debemos asegurarnos… en especial con Kira. Ella parece ser un peligro en todos los ángulos posibles.

—Si… sobre todo ella —Se levantó. Buscó entre la joyería su simbólico anillo que marca su posición familiar— ¿Estás segura de que funcionará? —Al colocárselo, un ligero brillo plateado se reflejó en el— Esto podría salir muy bien o muy mal, no habrá algún punto medio.

—No olvides quienes somos Ámbar… —Al estar frente a ella, tomó ambas manos y las juntó, ofreciéndole consuelo—. Todo saldrá bien y nos aseguraremos de que todo vaya en orden. Ahora debemos comenzar a bajar ¿No crees?

—Solo me falta una cosa —Tras separarse, la gemela menor tomó la banda de color verde y se la colocó de forma cruzada, dejando colgar en el costado de su cadera, la insignia familiar de oro— con esto debería estar lista… ¿Qué te parece? —preguntó insegura.

—Te ves increíble… —Acomodó un par de mechones de su gemela para acabar— A nuestros padres les habría encantado poder estar aquí…

—Estoy segura de eso… —Calmó con un par de palmadas en el hombro de su hermana.

—No puedo esperar para ver a nuestro pequeño hermano tomando su lugar oficial en la familia… —Acomodó sus guantes para terminar y voltear a ver a Ámbar.

—Yo también estoy ansiosa, pero… ¿No crees que tal vez le estamos imponiendo demasiada presión? Digo…, apenas ha empezado su entrenamiento.

—Sé que es apresurado Ámbar, y me preocupa, pero no tenemos tiempo y Jasper debe comenzar a ser consciente de eso…

—Me preocupa que tal vez no sea el momento y que Jasper en cualquier momento pueda explotar —aclaró—. No quiero que todo esto sea una carga, y aunque entiendo porque lo necesitamos, tal vez no esté mentalmente preparado y me aterra que eso termine consumiéndolo.

—A nosotras tampoco nos dieron demasiado tiempo cuando tuvimos que tomar las riendas de la familia —Su mirada se perdió con la vista que gozaban desde su ventana, perdiéndose en sus recuerdos—. Nadie nos apoyó más que nuestros sirvientes, y con un niño a nuestro cargo tampoco fue fácil —suspiró—. Sé que ninguna de nosotras quiere esta carga para Jasper, pero si haremos esto, él tendrá que aprender a lidiar con lo que tiene. No siempre lo podemos proteger y lo debe entender… —Hizo una pausa— Y nosotras también… —suspiró—. Debemos entender que él ya tiene diecisiete años… Ya no es más un niño.

—Lo sé Esmeralda… —Tomó su brazo antes de salir—. Al menos podemos dar nuestro mejor esfuerzo… ¿Verdad?




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