Al llegar al baile no sabía que hacer, la señorita Bridget me abandonó apenas entramos por querer hablar con algunos viejos “amigos” y simplemente me dejó sola sin saber muy bien lo que estaba haciendo.
¡Para empezar, ni quería venir!
Aunque no todo es taaaaaan malo. Si debo decir qué me impresionó bastante toda la decoración de la mansión. Claro, para los que viven en medio de estas cosas debe ser normal, pero para mí es otro mundo completamente diferente al que estoy acostumbrada. Esto es todo un palacio, aunque eso parece ser una característica en común de todas las mansiones de las familias de poder. Este salón brillaba por el inmenso candelabro de cristal en parte superior del techo, que tenía forma de domo, con exquisitas pinturas por todo el techo. Y esto hacía que todo se viera más cálido, sin dejar la imponencia y majestuosidad al mismo tiempo.
Caminé sin rumbo por unos minutos sin fijarme realmente en los que me rodeaban, y solo avanzando con mi vista en todos lados admirando todo. Al parecer la fiesta comenzaría más tarde de lo previsto, asique simplemente me puse a merodear por ahí. Al único lugar que se me hacía cómodo, era la mesa de bocadillos por toda la comida que ofrecían, aunque no conocía casi ningún platillo puesto en la mesa.
Pero no creo que pueda quejarme demasiado si solo soy una mera invitada.
Estuve de lleno en la mesa, probando diferentes postres por alrededor de diez minutos cuando de repente, vi a una chica salir apresuradamente de uno de los pasillos, que daban a lo que supongo que eran los pasillos internos de la mansión. Se cubrió el rostro asiqué no la pude ver con claridad, pero al notar que nadie más pareció notarla simplemente lo saqué de mi mente tan rápido en cuanto el dulce sabor de uno de los pastelillos cayó en mi paladar.
—¿No sabes a donde ir verdad? —una voz susurró muy cerca de mi oreja, creándome escalofríos.
Salté de inmediato hacia atrás por la impresión, casi cayendo en la mesa, y al darme cuenta vi a una preciosa chica alta con un vestido ceñido al cuerpo y con mangas largas de un intenso color cereza y su antifaz haciéndole juego, decorado con hilos dorados y un par de plumas a los costados.
—Lira… soy yo —insistió la chica.
—… Susan… —Arrastré las palabras con cuidado. Y entrecerré los ojos al no saber si realmente era ella.
Algo me dice que si es ella…
—Si Lira, soy Susan. Nadie más se le acercaría a la chica que pareciera que solo vino por la comida y qué, de hecho, parece que está protegiendo su alimento de algún depredador Jajaja —apuntó la mesa de la que estaba cogiendo un par de bocadillos en cada mano.
Sentí que mis mejillas comenzaron a arder por la vergüenza, y con cuidado dejé los postres devuelta en la mesa. Claro, al darme la vuelta para ver al resto de personas, todos ellos parecían verme con desprecio y analizando cada detalle de mi persona, negando con sus cabezas el hecho de que no me separara de la mesa. Ni siquiera me fijé en qué momento se fueron, dejándome sola.
Jalé el brazo de Susan para irme de ahí con ella y poder escapar de todas esas miradas que me comenzaban a sofocar.
Al llegar a una de las columnas, me cubrí el rostro con ambas manos intentando ocultar la rojez de mi cara, pero Susan simplemente no paraba de reírse de mí.
—Susan ya basta… —con la cara medio tapada, miré a todos lados para asegurarme de que no nos vieran—. No puedo dejar en vergüenza a la señorita Bridget…
—¿Dejarla en vergüenza? ¿De qué hablas? —Fingió limpiar una lágrima de sus ojos—. Ella siempre es todo un espectáculo en este tipo de fiestas ¿Y no la quieres avergonzar? Ella no necesita de nadie para hacer eso.
—Eso no importa… —La corté—. Debo dar una buena impresión a los que son más cercanos a ella. Ya sabía a lo que me enfrentaba cuando decidí aceptar la oferta de la maestra…
—No es que tuvieses muchas opciones… Pero da igual —Tomó un sorbo de néctar—. Debemos salir de aquí antes de generar esa tan mala reputación de la que tanto quieres escapar Jajaja.
—No me hace gracia… —Fruncí el ceño— ¿Y qué podemos hacer entonces? No sé cómo es que tanta gente dura en estos eventos por tanto tiempo.
—Bueno…, en general se emborrachan o hacen algún tipo de duelo, pero no es algo en lo que nos debamos entrometer —sugirió—Aunque…, podemos ir a charlar con algún Grande o, si tenemos suerte, lograríamos hablar con algún Zersena de la división de Fuego —dio pequeños saltos emocionados en su lugar—. Lo podemos intentar si quieres… —me sonrió muy entusiasmada.
—¿Crees que sea una buena idea?... —suspiré— Nunca he hablado con alguien de tanto poder… —No creo poder dar una buena impresión.
No soy algún tipo de experta en ambientes sociales…
—Quédate tranquila esta vez. Me conocen algunos, y no son para nada problemáticos, lo prometo. —insistió, medio jalándome de la manga de mi vestido.
—Si tú lo dices… —me dejé arrastrar por Susan gran parte del camino.
Había demasiada gente alrededor, y mucho de ellos nos miraron con arrogancia y algunos directamente con desprecio, aunque Susan no les prestó nada de atención y continuó su camino intentando encontrar a uno de sus conocidos. Decir que me sentí agobiada es decir poco.
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Editado: 17.05.2025