El mensaje seguía quemando la mente de Alina como un código corrupto en un sistema perfecto.
"El código puede fallar."
Nadie lo vio. Nadie reaccionó. Era como si el mundo a su alrededor siguiera funcionando sin interrupciones, pero para ella, todo había cambiado.
Alina trató de concentrarse en la lección de la profesora Ryder, pero las palabras se sentían huecas. Hablaban sobre la eficiencia del Código Cero, sobre cómo la estabilidad de la ciudad dependía de la obediencia y el orden.
"El Código nos protege."
"El Código nos guía."
"El Código nunca se equivoca."
Pero si el sistema era infalible, ¿cómo era posible que hubiera recibido ese mensaje?
La luz del chip en su muñeca parpadeó, y su estómago se tensó. Las emociones fuertes eran monitoreadas. Si el sistema detectaba un incremento anormal en su frecuencia cardíaca, podría activar una revisión de su perfil.
Respiró hondo. Calma. Normalidad. Control.
Fue entonces cuando sintió la mirada sobre ella.
Levantó la vista y su sangre se congeló.
Desde la puerta del aula, un Vigilante del Código la observaba.
Vestido con el uniforme negro de la autoridad, el hombre tenía los ojos ocultos tras una pantalla translúcida que reflejaba líneas de datos en movimiento. Su postura era firme, impenetrable.
Alina apartó la mirada de inmediato, obligándose a aparentar indiferencia. Pero su mente trabajaba a toda velocidad.
¿Era coincidencia? ¿O el sistema ya había detectado el mensaje?
El aula continuó con su monotonía habitual. Nadie más parecía darse cuenta de la presencia del Vigilante. Nadie lo cuestionaba. Pero Alina lo sentía: él sabía algo.
El resto del día transcurrió en una neblina de paranoia y pensamientos frenéticos. Cada sombra, cada dron que zumbaba sobre la ciudad, cada mirada prolongada de sus compañeros, todo parecía una posible amenaza.
Cuando finalmente salió de la Academia, la sensación de estar siendo observada la acompañó hasta casa.
Al cruzar la puerta de su apartamento, cerró los ojos un momento, tratando de encontrar alivio. Pero su corazón dio un vuelco cuando vio su pantalla de mensajes.
1 Nuevo Mensaje
No tenía remitente.
Con dedos temblorosos, lo abrió.
Solo dos palabras:
"Corre ahora."
El aire pareció volverse más denso.
Y entonces, las luces de su apartamento parpadearon.
El sistema había encontrado el error.
Y venían por ella.
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Editado: 12.04.2025