El callejón olía a humedad y metal oxidado. Alina pegó la espalda contra la pared de concreto, su respiración aún agitada. La ciudad seguía su curso, indiferente al hecho de que en ese momento ella era la persona más buscada en Blackridge.
Sacó su comunicador y miró la pantalla. El mensaje seguía allí, brillando en la penumbra.
"El código puede fallar."
Pasó los dedos por el dispositivo, dudando. ¿Respondería? ¿Y si era una trampa?
Un sonido la hizo contener el aliento.
Pasos.
Alina se agachó, ocultándose detrás de un contenedor. Un dron flotó sobre el callejón, su luz escaneando cada rincón. Aguantó la respiración, sintiendo cómo el calor de su cuerpo se intensificaba. No tengas miedo. No dejes que te detecte.
El dron permaneció suspendido por unos segundos eternos… y luego siguió su camino.
Exhaló lentamente.
No podía quedarse ahí. Debía encontrar un refugio antes de que el Código Cero se adaptara a sus movimientos. El sistema aprende.
Miró a su alrededor hasta que sus ojos se fijaron en un viejo túnel de mantenimiento. Cubierto de carteles holográficos en desuso, parecía el tipo de lugar que nadie revisaría.
Se deslizó entre los escombros y entró.
La oscuridad la envolvió.
Activó la luz tenue de su comunicador y avanzó con cautela. El suelo crujía bajo sus pasos, y el aire estaba cargado de electricidad estática.
Entonces, la pantalla de su comunicador se iluminó de golpe.
Un nuevo mensaje apareció.
"No confíes en nadie. Ni siquiera en mí."
Alina sintió un escalofrío.
Alguien la guiaba… pero ¿realmente quería ayudarla?
Antes de que pudiera procesarlo, un sonido metálico resonó en la profundidad del túnel.
No estaba sola.
Y lo que fuera que estaba ahí con ella… también la estaba buscando.
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Editado: 12.04.2025